Abby
Una nueva tarde de estudió había comenzado, aunque en realidad mi cabeza estaba en otro sitio. No conseguía concentrarme y Matthew lo había notado de sobra. Tenía una paciencia de ángel para no molestarse conmigo, cualquiera ya hubiera estado cabreado de explicar decenas de veces la misma cosa. ¿Y en qué diablos pensaba yo? En bebés. Y por mucho que me lo planteara, la escena no conseguía verse para nada bonita. En serio necesitaba hablar el tema con Hunter, ¿cómo era que él sabía de eso? ¿Y por qué todavía no me lo mencionaba? Habían muchísimas interrogantes en mi mente, interrogantes que no me permitían dedicar la totalidad de mi concentración a Matthew y al estudio.
—Anda, vamos a tomar una pausa, ¿de acuerdo?—Las palabras que había usado Matti eran bonitas, pero de seguro en su cabeza pensaría algo como "hija de puta, aprende a sumar de una maldita vez". Vale, tampoco mis errores eran tan estúpidos, pero en aquel momento lo sentía así.
—Perdona, he estado tan torpe hoy...
—A mí se me hace que estás tensa. ¿El tema del concurso te tiene así, peque?—¡Uf! Ni quería pensar en eso. Esa mañana había conocido a los otros chicos que participarían conmigo en el concurso, y en verdad habían sido poco amables. Quizá pensarían que yo les iba arruinar todo. Me habían juzgado mal, yo no era un total fracaso. Les demostraría eso más adelante.—Hay dos maneras efectivas que conozco para librarme del estrés—continuó hablando Matt. Se había puesto en pie y con un gesto de mano, me invitaba a seguirle—, bueno, tres en realidad, pero contigo sólo puedo permitirme dos. O quizá sólo una.
—¿Qué planeas?—Mi cara era de pocos ánimos. Mi cuerpo estaba flojo. Matthew había puesto una de sus manos en mi cadera y la otra había tomado por sorpresa una de mis manos.
—¿Alguna sugerencia? Yo estoy pegado con el rock latino de los 80, así que... —Primero comenzó a cantar. Lo sentí súper raro, pero de todos modos me dejé llevar y empecé a seguirle un extraño y lento baile. Conocía esa canción, sabía perfectamente la letra.
Yo te prefiero
Fuera de foco
Inalcanzable
Yo te prefiero
Irreversible
Casi intocable
—¿Qué se supone que estamos haciendo? —, solté. Ambos cantábamos, hacíamos un bonito dueto, pero nuestro baile raro, con giros y pasos locos no iba del todo bien con la música. Me causaba mucha risa. Definitivamente eso estaba logrando desesterarme.
—Shh... calla, arruinas el momento—Matt me siseó y luego continuó con su concierto. Estaba descubriendo algo nuevo: Matthew cantaba precioso.
Tus ropas caen lentamente
Soy un espía, un espectador
Y el ventilador desgarrándote
Sé que te excita pensar hasta donde llegaré
Su voz dejó las palabras y terminó por tararear, en lugar de cantar la canción. Yo dirigía el baile, haciéndolo dar vueltas, y a pesar de que era más alto que yo, no resultaba tan mal.
—¿Qué otro talento ocultas?—Mi pregunta provocó una simpática risa por parte de él. Sin ponernos de acuerdo detuvimos el baile. Había sido divertido, aunque una sensación rara y agradable me había quedado persiguiendo.
—Debo guardar mis secretos. De otro modo, ¿cómo lograría sorprender?—Matt volvió a una de las sillas frente a la mesa donde estábamos estudiando. Aquello me desilusionó, ¿significaba que volveríamos a estudiar?
—El baile me ha animado, pero...— pero parece que estoy embarazada y siendo mi novio un Vampiro, me va a comer mi bebé. Por su puesto que no le diría algo como eso, tampoco pensaba que algo así fuera a pasar, aunque ¿quién podía saberlo? En fin, no importaba la naturaleza del bebé, ¡eso daba igual! Lo que no era irrelevante era el hecho de que yo no quería ser madre todavía.
—Mis otros dos métodos para restar estrés son drogas y sexo. Te dije que no te los podía enseñar—No me había esperado que Matt dijera algo como eso. No conseguí disimular mi espanto y sorpresa—, vamos, sólo estoy jugando. ¿Qué te pasa? En serio... Estás muy rara hoy.
Matthew era una de las personas que conocía a la cual le tenía más confianza. Incluso más que a mi propio hermano. Pero, ¿podría fiarme de él para contarle lo que me acomplejaba entonces? ¿Qué pensaría de mí? ¿Cómo lo tomaría?
—Estoy asustada—, dije de una vez por todas. No había revelado aun mi secreto, pero al decir esas dos sencillas palabras sentí como si me estuviera sacando un enorme peso de encima.
—Ya, tranquila, mi pequeña Abby—su dedo pulgar rozó tiernamente mi mejilla y después viajo hasta mi cabello, peinando un mechón alocado que se hallaba fuera de su lugar—, el tema del concurso puede parecer complicado, pero en realidad no es para tanto. Ya verás, lo harás fenomenal.