Por Siempre

Capítulo 29|"Hazlo bien"

Hunter

Sabía que ocurriría tarde o temprano. De ningún modo Nícolas dejaría pasar algo tan importante. Recordando lo entremetido que resultaba ser con mis temas..., bueno, no debía sorprenderme porque metiera sus narices en ese asunto. Y de todos modos, aunque pudiera llegar a ser algo molesto, necesitaba un consejo objetivo al respecto.

—¿Entonces...?—Sí sabía a dónde quería llegar Nic con esa pregunta, pero por la incomodidad del tema, preferí hacerme el desentendido.

—¿Qué? He limpiado la casa. No puedes decir que soy un vago—Mis palabras eran ciertas, aunque la posición en la que me hallaba echado sobre el sofá de la sala, no ayudaba mucho a justificarme—.No me pidas que cocine, en verdad para eso no sirvo, pero creo que Derek preparó algo esta tarde. La cocina no se quemó, eso es una buena señal, supongo.

—Lo sé. Papas al horno y salmón ahumado... Será bipolar e impertinente, pero cocina muy bien.

—No puedo saberlo, pero diré que sí —, me acomodé en el sofá, dándole sitio a Nícolas a mi lado. No era que se me hubiera ocurrido a mí, pero suponía que el golpe de bastón que me había dado en la rodilla quería significar eso, que le dejará espacio.

—¿Y bien?—De nuevo Nic y sus preguntas a medio explicar. Si yo hiciera eso con él, de seguro se cabrearía mucho.

—¿Qué quieres que te diga? Ya lo sabes todo. Has oído a Amber, ¿Qué no?

—Sí, es verdad—, al menos el muy hijo de puta no se molestaba en negar que me espiaba—. Pero quiero saber ahora qué planeas hacer tú al respecto.

Si tan sólo yo mismo hubiera sabido la respuesta a esa pregunta...., pero no, ¡No la sabía! ¿Qué diablos se suponía que iba hacer? 
Quizá si yo fuera uno de esos personajes nobles de las novelas, hubiera pensado en lo mejor para el futuro de ella y me habría autoenviado a volar, ¿o qué sé yo?
¿Recurrido al suicidio...? Pero yo no era eso, yo era el idiota que pensaba primero en su bienestar, cuyo pilar se basaba en no alejarse de la chica que lo volvía loco, sin importar cuántos problemas pudiera eso traerle a ambos.

Y en realidad yo no veía el tema del bebé como algo tan problemático, o bueno, bebés, ya no estoy seguro del número. En fin, con sólo decir eso es notable lo egoísta de mi posición; a ella sí le afectaría, muchísimo. Era consciente de eso y todavía así yo seguía viendo el tema de los bebés como un problema pequeño. ¿Qué estaba ocurriendo conmigo? En un principio no pensaba así.

—Eh... Pues... ¿Quieres sugerirme nombres? De niña y varón, por favor.

Vi venir el golpe de Nícolas, pero no me moví y le dejé actuar. Merecía ese golpe. Lo sabía.

—¿Estás jodiéndome, Hunter?— Nícolas estaba enojado, sí, y peor que nunca.

—Lo siento, ¿Sí? Sé que no fue una respuesta madura.

—Tú jamás maduras según parece— , entendía que se quejará. Lo entendía en serio. A mi edad y con mis experiencias cualquiera ya habría tenido claro lo que era bueno y lo que era malo, pero... nada más yo era un cabeza dura.

—Primero tengo que hablar con Abby... Contarle acerca de lo que está destinado en nuestro futuro. Podemos retrasarlo, si es lo que ella quiere.

—O darle un tiempo—, definitivamente odié esa interrupción. Que no. Qué yo no tenía pensado alejarme de ella—.Yo te sugiero unos siete o diez años, cosa que acabe la escuela, estudié una carrera y tenga más o menos claro a qué clase de estúpido emcadenará su futuro.

—No te he pedido sugerencias, Nic.

—Y me vale, te las doy igual, porque en este último tiempo me ha parecido que pierdes la cordura cada día un poco más—. El comportamiento de Nícolas al molestarse era bastante particular. Su postura y semblante eran intimidantes, aunque la expresión en su rostro no decía querer matarme, al menos no del todo.

—¿Sabes? Yo creo que pienso con... pienso con el corazón. Sí, definitivamente eso es, ¿Puedes creer que en realidad sí tengo uno? Ella me ha enseñado a usarlo—. Divagaba en puras idioteces, pero en ese momento sentía que me justificaban a la perfección—, tú no puedes entenderme. Te has vuelto viejo e idiota... y, y , ¡Y lo has olvidado! Has olvidado cómo se piensa con el corazón. Eso es lo que ocurre.

Entendía y a la vez no mis palabras. Tal vez fuera que ese día había bebido demasiado sangre, y una bastante mala por cierto.

—Claro, porque está científicamente demostrado que el corazón hace las labores del cerebro, y muchísimo mejor, por supuesto.

—Estoy intentando ser serio y tú no ayudas— , esa era, sin lugar a dudas, una mentira descarada. 

—Hipotéticamente, digamos que ella está feliz con la noticia de ser madre. ¿Qué ocurriría?— Aquello se oía como el inicio de un maldito juego psicológico de Nic. No me gustaba eso.



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En el texto hay: vampiros

Editado: 12.04.2018

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