CAPITULO 2
Un mes después al viñedo “Sol”, una camioneta práctica para este ámbito y lista para instalarse llego Xiomara Murray dispuesta a echar a andar su nueva línea de producción, había invertido sus ahorros, algo que le costaría muchos años volverlos a juntar. En la puerta de la casa la recibió el administrador, el servicio doméstico y los empleados que cuidaban el viñedo. Oscar Cortez el administrador era un joven de 30 años, soltero su padre había sido el administrador del viñedo, al retirarse este, su hijo Oscar había asumido su cargo, por la confianza que le tenían y por los años de conocerlo.
-Bienvenida Lic. Murray le presento a Petra el ama de llaves, Lucy la cocinera, Tomas el Jardinero y ellos son: Justino, su esposa Marta y su hijo Juan, ellos cuidan el viñedo.
-Buenas tardes, gracias por su servicio, espero que nos conozcamos mejor que no tengamos percances en el futuro. Me retiro a desempacar, Sr. Cortez me muestra la casa y dígame ¿En qué habitación se queda el Sr. Webber? Tengo entendido que vivirá aquí durante un año.
-Así es pero el joven se queda en la habitación que se encuentra en la parte de atrás, es una habitación independiente de la casa, es para los invitados. –Le explicaba mientras recorrían la casa-. La Biblioteca, la cocina, la sala y las habitaciones en la palta alta.
-Es cierto tiene una casa para visitas, gracias.
Xiomara subió a la parte alta revisando todas sus habitaciones para escoger la que más le gustase. Escogió una recamara con balcón y vista al frente, en una esquina había un amplio baño. Después de instalarse en la habitación, instalo en el despacho su computadora y todo lo necesario para poder manejar el viñedo y las conservas “El Campo”.
Este lugar le traía paz y tranquilidad, pero aun así, se sentía nerviosa, preocupada por el paso que estaba dando, el cual podría ser un triunfo o fracaso. Y si llegara a ser un fracaso no sabría cómo soportarlo pues ya había tenido varios y no solo en el terreno empresarial. Todavía recordaba su anterior noviazgo, el cual la había deprimido mucho y este proyecto le estaba ayudando a sobreponerse.
A la mañana siguiente Xiomara salió al balcón donde un hermoso amanecer la saludo y le dio la bienvenida a su nueva vida. Lo que la lleno de nostalgia, extrañaba a su familia, pensó que sería buena idea invitar a alguna amiga para que viniera y le hiciera compañía, esta idea la lleno de entusiasmo. Comenzó el día desayunando en su habitación, después de desayunar decidió ir a caminar para conocer mejor la propiedad. Mientras paseaba sentía una presencia, era como si la estuvieran observando fijamente, al voltear, sus ojos se encontraron con un par de oscuros pero hermosos ojos masculinos que la miraban intensamente, lo que causo que se sonrojara pero al mismo tiempo se sintiera incomoda. El joven se acercó hasta ella, él se encontraba al otro lado del río, lo tuvo que cruzar aprovechando que en ese momento tenía poca agua. Cuando lo tuvo enfrente no podía creerlo era el mismo. El joven atractivo pero grosero de la plaza.
-¡Buenos días Bonita! –Saludo con alegría- ¿Qué haces caminando por aquí?
-Yo camino por donde quiero, -Xiomara contesto en tono insolente- la pregunta es: ¿Qué haces tú de este lado, no sabes que es propiedad privada?
-Claro que sé que es propiedad privada. Pero solo vine a saludarte ¿Acaso es un delito? O ¿Eres de la realeza y no se me permite saludarte? No ¿Verdad?
-¿Qué haces… -ella dejo al joven con la palabra en la boca con velada descortesía, el joven no termino la frase, solo la vio irse en silencio, preguntándose quien era ella y que hacía en ese lugar.
Xiomara siguió por el camino con rumbo al viñedo, muy molesta, algo en ese hombre la ponía nerviosa, no le gustaba la forma en que se comportaba con ella, se sentía como algo de usar y tirar, un sentimiento que había conocido anteriormente, un sentimiento que le había dejado su anterior novio, por eso no confiaba en los hombres. Pero reconoció al joven, era el mismo que había molestado en su primera visita y se molestó aún más con él por creer que por ser guapo, todos debían hacer lo que él quisiera, aunque no le gustara su mal comportamiento hacia ella, sabia reconocer que era apuesto y quizás si se hubieran conocido en otras circunstancias se llevara mejor con él, Xiomara no iba a ceder tan fácilmente a salir con él sin hacer preguntas. Pero efectivamente era un joven atractivo: alto y muy guapo, solo que la vez que lo vio en la plaza con la poca luz que había no pudo apreciarlo como ahora.
-¡Que no crea que me va a tratar como si fuéramos viejos conocidos, que cree que soy! -pensaba Xiomara aun molesta con él joven, mientras se dirigía a la casa.