Máximo
me encuentro en mi oficina con el teléfono en la mano esperando a que mi adorada Briseida me conteste para saludarla y ver cómo va todo en su viaje, quiero saber si ya abordo el avión y está bien.
No pase mucho tiempo esperando a que me contestara, pues, al segundo timbre, contestó y me dijo.
—hola amor, ¿cómo estás?
—hola mi Reina, pues, bien Pero extrañándote muchísimo, mi amor quisiera que ya estuvieras aquí.
—yo también quiero estar ya contigo, aunque no en México, sino aquí, en nuestro hogar muñeco, sin embargo, iré contigo para que te den el poder y ya después cambias de cedé principal para acá.
—lo sé amor solo será un año.
—pues si muñeco, pero será muy pesado, pero bueno por lo pronto ya voy rumbo al aeropuerto ósea te veré en la noche.
—como que en la noche amor, por supuesto que no iré al aeropuerto por ti.
—claro que no Max, tú debes estar en la empresa con tu familia ok.
—pero mi amor, yo lo sé, tengo mucho trabajo, pero puedo darme un tiempo para ir por ti.
—no muñeco, no te preocupes mi primo Devon irá conmigo a México.
—como que Devon vendrá contigo y él ¿dónde se quedará?.
—pues con nosotros en el departamento que te entregarán hoy.
—como crees que con nosotros amor ese departamento es solo para ti y para mí no me sentiré para nada a gusto él tendrá que buscar otro lugar donde vivir.
—Mm, si mi amor no te preocupes si será solo este fin de semana, pues, él regresará conmigo el lunes a primera hora.
—como que regresará contigo, amor, ¿a caso te vas a regresar?
—así es amor, voy a regresarme por motivos de trabajo, no pude cambiar mi cedé de trabajo y yo me quedaré acá en Estados Unidos, solo te iré a visitar los fines de semana o bien tú puedes venir a verme de preferencia que tú vengas sabes que no me gusta ir a México.
Luego de escuchar a mi novia decir estas palabras, una rabia que pocas veces he sentido se apoderó de todo mi ser.
Sentía que la sangre me estaba hirviendo y no supe qué decir, me quede en silencio por unos minutos, eso provocó que un incómodo silencio se creara entre Briseida y yo.
Silencio que si por mí hubiera sido Seguiría, pero ella lo rompió cuando dijo.
—amor no seas dramático de acuerdo, te veré los fines de semana de acuerdo, no hay más que discutir por ahora, te voy a tener que colgar, pues, como sé que estás molesto, no quiero escuchar tus sermones de acuerdo nos vemos más tarde en la fiesta.
—Briseida.
Solo eso alcancé a decir, pues, mi novia colgó la llamada cosa que hizo que me pusiera más furioso de lo que ya estaba.
Furioso le marqué una y otra vez, pero no obtuve respuesta.
Estaba realmente enojado, no podía calmarme furioso, aventé una bola de cristal que mi padre tenía en el escritorio, la cual al caer al suelo se rompió.
Pensaba como era posible que mi amada Briseida no hiciera ni el más mínimo esfuerzo por estar aquí en mi México para complacerme y estar conmigo en este momento tan importante de mi vida.
Cada que pensaba más y más mi furia iba creciendo, de repente mis fúricos pensamientos fueron interrumpidos por la voz de mi asistente, la señorita Durarte, quien me dijo.
—señor Montero, es hora de irnos, nos están esperando sus padres en la sala de juntas.
—señorita Durarte, acaso no tiene modales, usted debe tocar la puerta, no entrar así como así.
—lo siento, señor Montero, pero si toque varias veces y al no obtener respuesta de usted, pues, me tome el atrevimiento de entrar, cosa que veo que está mal.
—por supuesto que está mal señorita, pues, no puede entrar e invadir mi privacidad de esa manera de acuerdo.
Grite esta última palabra furiosa en un tono muy fuerte, lo pude notar por la cara de la señorita Durarte.
Sentí que la lastime con mi expresión, pues, inmediatamente, con voz temblorosa y quebrada, me dijo.
—está bien señor Montero, le aseguro que esto no volverá a pasar, me disculpo sinceramente mil perdones, ahora si me disculpa lo esperaré afuera hasta que usted esté listo para ir a la sala de conferencias.
Luego de decir eso, Bianca salió casi corriendo de mi despacho.
Por un momento me sentí un poco mal, pues, de cierta manera, me desquite con ella la rabia que tenía.
Pero después de haber perdido a su padre recientemente supongo que por eso está sentimental, aunque tal vez si me sobrepase por cómo le hablé.
En fin no tenía tiempo para pensar en nada, debía ir a la sala de conferencias para el gran momento de la toma de presidencia, sin embargo, seguía furioso, pero iba a tener que disimular.
Pues no quería arruinarle el momento ni a mi padre ni a mí.
Así pues, aún furioso salí de mi oficina y Sin mirarla le dije a mi asistente que me siguiera apresuradamente comencé a caminar.
Subí al elevador con la señorita Durarte, quien en todo el camino a la sala de conferencias estuvo callada y con la mirada bajo yo por mi parte seguía inútilmente tratando de comunicarme con mi Briseida.
Cuando el elevador se detuvo y llegamos a nuestro destino en el escenario ya se encontraban mi padre esperándome.
Mi mamá y mi hermana estaban sentadas junto al resto de los demás empleados.
Cuando mi padre me vio me dijo que me fuera a su lado, yo por supuesto que acepte su invitación.
Mi asistente, la señorita Bianca estaba por separarse de mí para irse con mi madre y mi hermana.
Y justo cuando estaba por bajar del escenario la tomé del brazo.
La, acerque a mí y le dije en el oído.
—a donde cree que va señorita Durarte.
—pues abajo señor Montero, usted debe estar aquí arriba, no yo.
—pero sin decirme nada debe saber, señorita, que no se manda sola y me debe informar de todo lo que haga, pues, tiene que tener mi aprobación en todo.
Luego de decirle esto pude observar que le saco de onda lo que acababa de escuchar más, sin embargo, me dijo.