Por Siempre Nuestro Amor

Capítulo 8 La fiesta de compromiso.

Bianca 

no sé cómo me metí en este problema, he probado de todo para que el dichoso anillo salga de mi dedo pero nada funciona.

Intenté ponerme agua y jabón, pero nada funciona, estoy cayendo en la desesperación, pues, no sé qué voy a hacer, pues, ya son casi las 9:05 y prácticamente en cuanto salga Lauren nos iremos, así que no tendremos tiempo de poder sacarme la sortija del dedo.

Estoy a punto de llorar cuando de repente escuché la voz de Lauren, quien me dijo.

—ya estoy lista Sofí.

Cuando Lauren me vio en a la cara, inmediatamente me dijo.

—que pasó Sofí porque estas triste dime.

—por esto mira.

Después de decir esto le mostré mi dedo, fue ay cuando vio el anillo de la piedra preciosa y me dijo.

—No me digas que ese es el anillo de Máximo.

—si Lauren es el anillo de Máximo me lo quise probar y al parecer tengo los dedos muy hinchados más gorditos que la prometida de tu hermano.

—ay amiga no te preocupes, ahorita te lo sacamos, tú no te estreses.

—ya, intente de todo Lauren, agua, jabón y nada.

—tú no te preocupes Sofí, mira que no se te olvide que yo soy doctora, tengo mis trucos, ahora espérame poquito, voy al baño por una solución que te pondré en el dedo y con eso el anillo se resbalara no te preocupes no me tardo.

Luego de decir esto, Lauren se fue corriendo al baño y tardo 10 minutos en salir del baño, los cuales para mí fueron eternos.

Cuando salió apresurada del baño vi que en sus manos tenía un pequeño fresquito que contenía un líquido color rosita.

Se acercó a mí, tomó mi mano y me coloco un poco de aquel líquido en mi dedo, he inmediatamente el anillo se resbaló.

En cuanto vi esto suspire aliviada, pues, al fin ya no tenía el anillo en mi dedo, sin embargo, esta tranquilidad no duro absolutamente nada, pues, cuando mire el reloj, vi que eran las 9:30 en punto.

Mi jefe me iba a matar, pues, supongo que en estos momentos él está llegando a la fiesta.

La dulce Lauren al ver mi preocupación me tomó de la mano y me dijo.

—no te preocupes Sofí sé que vamos tarde, pero mi hermano no te dirá nada, yo dire que fue mi culpa el retraso.

—no amiga, no quiero causarte problemas con tu familia.

—no lo aras, tú no preocupes, déjamelo a mí.

—muchas gracias Lauren, de verdad eres un ángel.

No hay nada que agradecer para eso estoy.

Luego de decir eso nos fuimos a toda prisa, todo el camino me la pasé casi rezando porque mi jefe todavía no hubiera llegado.

Sin embargo, mi preocupación se me comenzó a olvidar y en su lugar un sentimiento de asombro me comenzó a invadir.

Pues nada más entrar a la casa de los señores Montero, quedabas maravillado con ver esos hermosos y enormes jardines.

Si eso era solo con los jardines cuando llegamos a la entrada de aquella mansión te ibas de espaldas de ver lo grande, lujosa y hermosa que era.

Pero mi asombro se disipó rápido y en su lugar volvió la angustia cuando vi que mi celular sonaba y vi que era mi jefe quien me estaba llamando.

Inmediatamente, mire a Lauren y está, me dijo que no contestara qué total ya estábamos aquí.

Yo opté por hacerle caso al hermoso ángel de ojos azules, sin embargo, el demonio de ojos azules no dejaba de insistir.

Justo cuando íbamos entrando a la casa, luego de saludar al mayordomo Felipe me canse de tanta sonadera de celular y mire a Lauren.

Y resignada le dije que contestaría el celular, ella solo asintió con la cabeza y me dijo que me iba a esperar al pie de las escaleras.

Muy nerviosa solo suspiré y temblorosa conteste.

—buenas noches, señor Montero.

—no sé que tienen de buenas noches, señorita Durarte, que no se supone usted y yo quedamos en algo y no lo cumplió, exijo que me diga donde está.

—estoy aquí en casa de sus padres, señor acabo de llegar lo qué pasa es que tuvimos un imprevisto, su hermana y yo.

—no me interesa saber sus excusas, quiero que me dé mi encargo de inmediato.

—sí, claro que si dígame a donde se lo llevo.

—la veo en dos minutos en la entrada de la casa de mis padres.

—si claro está bien aquí estoy lo espero.

—perfecto voy para haya.

Antes de que pudiera decir algo, el demonio de ojos azules cortó la llamada.

Solo alcancé a dar un pequeño suspiro, cerré los ojos, me estaba calmando cuando de repente la voz de mi jefe me hizo abrir los ojos inmediatamente y fue cuando lo vi enfrente de mi vestido con un traje color vino y una camiseta negra que hacían resaltar su hermoso cuerpo entre en un trance de la impresión de verlo, pero me hizo volver a la realidad cuando me dijo.

—buenas noches, señorita Durarte.

—buenas noches, señor Montero.

—aunque no podría decir que son tan buenas, solo la salude por cortesía, pues, déjeme decirle que estoy muy molesto con usted por el atrevimiento que tuvo de retrasarse, hoy arruino mis planes.

—lo siento señor Montero es que tuvimos.

—no, no nada es justificación, usted no sabe lo importante que es esto para mí y mi novia.
-tienes razón Max para ti nada es justificación y más si se trata de tu novia.

—Lauren, buenas noches, hermana, no sabía que estabas aquí.

—buenas noches, Max, aquí estoy hermanito para decirte que fue mi culpa que llegáramos tarde, no de Sofí. 
—a si y porque por tu culpa hermanita.

—pues no encontraba que ponerme, así que me tarde mucho arreglándome, ya sabes cómo soy ella, tuvo que esperarme, pues, no tenía con quien venir, entonces si alguien tiene la culpa esa soy yo no Sofí.

—no sé ni qué decirte hermanita solo porque eres tú quien causó el retraso de la señorita, no dire nada, pero de verdad espero que sea cierto y no solo lo digas por cubrirla.

—pues claro que es verdad Max porque te mentiría ahora, si tanta prisa tienes es mejor que Sofí te dé tu encargo y pasemos al jardín de la casa donde será la fiesta.




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