Por Siempre Nuestro Amor

Capítulo 18 Respuesta

Máximo

el dolor que siento es inmenso confieso que nunca había sentido algo así, por eso es que tomó para ver si así el dolor se calma, pero no es así.

Pensaba para mí mismo que necesitaba un consuelo, una ayuda para calmar el dolor, no sé qué hacer, solo tengo ganas de tomar y llorar.

Sin embargo, siento qué tal vez ya encontré ese consuelo, pues, luego de aquel beso con la señorita Durarte, me di cuenta de qué me sentí mucho mejor de lo que estaba.

Puedo decir en pocas palabras que el beso me gustó, fue reconfortante y cálido, fue un buen beso.

Claro que no fue tan bueno como los besos que me dio mi ex prometida quien me rompió el corazón, pero no sé de cierta forma me gustaron.

Tal vez fue la borrachera convidada con el dolor que sentía, pero hay fue donde comprobé algo que varios de mis amigos de universidad decían y es que un clavo saca a otro clavo.

No es que vaya a utilizar a la señorita Durarte para una mala acción, lo haré, pues, creo que así las cosas serán mejor, me será de mucha ayuda, pues, encontraré consuelo en sus brazos.

Al menos será una manera de desquitar mis deseos más profundos, refugiarme en otros brazos, estoy seguro de que me ayudará.

Y creo que la señorita Durarte es la persona indicada para realizar ese trabajo.

Ya que si no es con ella no será con nadie, pues, no confío en que alguien más que sea confidencial, leal y sobre todo lo más importante que no se involucre sentimentalmente conmigo, pues, yo no busco eso.

Yo solo busco una aventura, además debo admitir que quiero probar de su cuerpo, pues, desde el primer momento que la vi su linda figura llamó mi atención, esas curvas hacen que quiera probarlas.

Sin embargo, no sé si sea lo que ella quiera, pues, no he recibido respuesta alguna, pensé que después del último beso que le di antes de salir a la comida de negocios ya tendría su respuesta, sin embargo, no ha sido así.

Cosa que debo confesar me tiene inquieto y pensativo durante todo el camino a la comida como ya es costumbre, no hemos cruzado palabra para nada.

Tal vez se sintió ofendida por la propuesta que le hice, no sé a lo mejor de verdad lo está pensando.

En fin se había llegado el momento de bajar para ir a la comida con los inversionistas, así que era hora de cambiar mi chip y fingir que no pasaba nada.

Así que sin más preámbulos baje de la camioneta y fui directamente a abrirle la puerta a la señorita Durarte, la ayude a bajar para después entrar.

Al restaurante donde ya nos estaban esperando todos, al parecer, pues, éramos los últimos que faltaban, cosa que molesto algo, pues, no suelo ni me gusta llegar tarde a ningún lado y menos ser el último en algo.

Odio eso así que mi nivel de enojo, incomodidad y amargura aumento más de lo que ya estaba.

Al parecer la señorita Durarte noto esto, pues, me dijo.

No se preocupe, señor Montero, no llegamos tarde, más bien ellos llegaron muy temprano, pues, déjeme decirle que aún faltan 15 minutos para la hora pactada, así pues, no hay retraso, no se preocupe por eso.

—ese no es consuelo señorita Bianca en realidad ni siquiera importa porque, aun así, llegamos tarde, somos los últimos y eso me enoja.

—señor Montero, pero no se preocupe, recuerde el dicho, los primeros siempre serán los primeros.

Estaba por contestarle a la señorita Durarte justo cuando de repente apareció enfrente de mí una vieja conocida de la infancia, la hija de uno de las empresas de materiales.

La pelirroja de larga cabellera y delgada Complexión, la señorita Bustamante, quien inmediatamente se abalanzó sobre mí para abrazarme fuertemente sin darme tiempo siquiera a reaccionar.

Y quien en cuanto pude sacarme de encima me dijo.

—Máximo Montero no sabes qué gusto me da verte.

—buenas tardes, Señorita Bustamante, el gusto es mío, es una bella coincidencia encontrarte aquí, pues, ayer no te vi, pensé que no habías asistido a la convención y que tu padre había asistido solo, pues, ayer solo lo vi a él.

—así es señor Montero, yo había y asistido solo, pero al parecer de repente mi hija tuvo un interés extraño en alcanzarme a la convención de repente.

—que bueno entonces está bien interesarse por los negocios de la familia.

—verdad que si Máximo y déjame decirte que también una de las razones por las cuales asistí es porque me enteré de que estás nuevamente soltero y me dije a mí misma Daniela Bustamante debes ir a consolar Leonado menor.

—ja, ja, ja hay hija, qué ocurrencias de decir esas bromas discúlpela, señor Montero, mi hija no sabe lo que dice.

—pero papá, si no es una broma, es la verdad.

—disculpen mi osadía de interrumpir su conversación, pero señor Montero, creo que es momento de pasar a tomar nuestros asientos.

—pero quien es esta preciosa criatura que te acompaña Máximo.

—mi nombre es Bianca Sofía Durarte, señorita y soy la asistente del señor Montero, es un placer para mí conocerla.

—el placer es mío mi Reina y no sabes, es un alivio que seas solo su asistente ya me había asustado, pues, pensé que ya me habían ganado a este guapo hombre.

—hija por dios ya basta de estar abrumando al señor Montero mejor vamos dejemos que se vallan a sus lugares.

—si así es, debemos irnos, señor Bustamante, gracias por comprender.

—no hay nada que comprender, señorita Durarte, usted tiene razón, debemos irnos todos.

Luego de que el señor Bustamante dijo esto, tomó del brazo a su hija Daniela, quien no quería irse de mi lado.

Y se fue solo con la promesa de que si había baile o algo por el estilo bailaría conmigo, parecía que el momento incómodo que estaba viviendo había pasado, sin embargo, pude notar.

Que aunque el señor Bustamante y Daniela se fueron la señorita Durarte aún se encontraba incómoda, es más, podría jurar que estaba molesta.




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