Bianca
después de que Máximo pregunto quién era la persona que lo buscaba, se quedó en completo silencio sin decir nada.
Cosa que me asusto, pues, no sabía que era lo que le habían dicho como para que reaccionara así.
Como reaccionaba no me quedo de otra más que intervenir y lo primero.
Que se me ocurrió fue llamarlo por su nombre para llamar su atención y que así saliera de su trance, así que sin más le dije.
—Max Máximo, ¿estás bien?.
Como vi que no reaccionaba ni con eso decidí acercarme a él y darle un beso él los labios.
Un beso tierno y corto que él al principio no respondió, sin embargo, con el tiempo sí lo contestó.
Después de que me separe de él sonrió y me dijo gracias, tomó mi mano fuertemente y le dijo a quién estaba hablando con él.
—Don Erick, esa mujer no es mi prometida y no la deje entrar por favor, 2 de mis guardaespaldas ya van para apoyarlo, pero sepa que ella tiene prohibido entrar a este edificio de acuerdo.
Después de decir esto se despidió de quien al parecer era el señor Erick, el portero del edificio.
Acto seguido de esto colgó el teléfono y se sentó en el sillón aun tomándome de la mano, yo hice lo mismo.
Tome asiento a su lado, sin embargo, todo quedó en silencio entre los dos y luego de unos minutos él lo rompió cuando dijo.
—supongo rubia que ya sabes quién era verdad.
—si el señor Erick.
—Ja, ja, ja, ay guapa, por lo menos me haces reír.
—ja, ja, ja, porque era él o no.
—pues si era él solo qué bueno, supongo que sabes quién estaba con él verdad queriendo entrar a mi departamento.
—si supongo que era tu ex prometida verdad.
—si así es Briseida estaba aquí.
—y qué demonios estaba haciendo aquí Max a qué vino a México.
—no lo sé rubia la verdad, no lo sé guapa, supongo que lo único que quiere es intentar envolverme.
—si yo también supongo eso, la verdad, esa mujer no tiene descaro alguno, la verdad.
-ya lo sé, supuse qué tal vez llegaría a esto más, sin embargo, de verdad nunca pensé que el aria en serio.
—esta loca galán, espero y de verdad no la escuches siquiera, aunque si la escuchas será tu decisión.
—rubia, no seas tonta de verdad, piensas que yo la voy a escuchar, claro que no hablaré para nada con ella, no quiero saber nada de ella.
—bueno, yo solo digo por qué sé perfectamente lo que sientes por ella.
—si sé que la amo, pero no por eso le voy a perdonar lo que me hizo, no quiero hablar con ella.
—está bien, me parece perfecto.
—si es lo mejor y por cierto gracias, hermosa por sacarme del trance.
—no hay de que para eso estamos.
—por cierto, volviendo al tema del acuerdo que dices hermosa si aceptas, pues, por lo que te diste cuenta si lo necesito o me lo vas a negar.
—no, pues, si lo necesitas, ya vi que si solo hay que negociar los tres puntos.
—los que no te gustaron.
—si exactamente esos.
—bueno, si logramos negociar esas cosas¿si aceptas?.
—claro que si solo si las negociamos.
—está bien, no tienes que decirme a donde vas, siempre solo cuídate de acuerdo, ya será tu decisión, si quieres decirme te daré esa libertad.
—muy bien de acuerdo.
—en cuanto al trasporte al trabajo guapa eso no se negocia por seguridad, si quieres no voy siempre yo por ti para no levantar sospechas y cuando gustes puedes irte a casa con mi princesa Lauren de acuerdo.
—de acuerdo no me convence del todo, pero bueno y aún falta una cosa mi amistad con Héctor.
—eso si no está a negociación Bianca.
—Máximo, vamos por favor, solo es mi amigo, te lo juro, además te prometo que yo le dejaré bien en claro, que solo quiero amistad con él, te prometo que lo alejaré lo más que se pueda cada vez que él quiera otra cosa pero dejarle de hablar no eso no.
—y porque no, aunque tú le pongas un alto, él no se detendrá por eso.
—pues tal vez no, pero yo siempre le pondré un límite galán, siempre te lo prometo, por favor, confía en mí sí, por favor.
Luego de decir esto, Máximo se quedó en silencio un ratito para después soltar un largo suspiro y acto seguido decir.
—está bien Bianca hermosa, confiaré en ti, espero de verdad y tu plan, funcione porque de no ser así avísame y yo veré cómo le pongo un alto.
-está bien Max, aunque de verdad no creo que sea necesario que tengas que hacer eso.
Después de decir esto Máximo me mostró los beneficios que tendría si aceptaba en sí solo eran dos, el primero decía:
1. La señorita Durarte tendrá un aumento de sueldo equivalente al 20 por ciento de su actual ingreso.
2. Todas las deudas que la señorita Durarte tenga quedarán saldadas por el señor Montero.
Luego de leer esto le insistí a Máximo que no era necesario que pagara mis deudas.
Que si acaso lo del sueldo estaba bien, pero sin lo de las deudas no que ya era demasiado con el aumento.
Sin embargo, por más que insistí, no logré convencerlo de que cambiara de opinión.
Así fue que, pues, luego de analizarlo y sin pensarlo mucho, decidí firmar el acuerdo, sellando así el pacto entre Máximo y yo.
Luego de la firma del contrato, Máximo y yo nos besamos más, sin embargo, pude sentir que de cierta manera que sí le afecto el hecho de que Briseida fuera a buscarlo.
Y lo sentí, pues sus besos eran un poco más apagados, también se notaba, cabizbajo trate de que se alegrara un poco.
Aunque por momentos lo lograba, volvía a deprimirse cuando recordaba, así que así pasamos el resto de aquella tarde y de los 4 meses que han pasado desde aquel día.
Meses en los cuales la insoportable de Briseida ha intentado buscarlo, sin embargo, Max no ha querido hablar con ella.
Por el contrario, dice que no quiere saber nada de ella, he notado que eso le hace bien, pues aunque sé que le duele puedo notar que poco a poco está sanando sus heridas.
Aunque a veces tiene recaídas más, sin embargo, sé que está luchando por salir de esta situación.