Por Siempre Nuestro Amor

Capítulo 36 El juego

Bianca

De verdad no entiendo cuál es el afán de Máximo en que siempre estemos peleando peor aún.

No entiendo cómo es que todavía tiene el descaro de enojarse cuando yo solo quería paz y no discutir hasta estaba por dejar pasar, el hecho de que me dejó sola me soltó de la nada.

Y se fue todo porque no quiere que se den cuenta de nuestra relación, en fin aún sigo sin querer discutir, por eso es que no pienso ya cruzar palabra con él, por lo que reste de velada, es más del viaje.

Por suerte estamos rodeados de su familia y eso ayuda, pues, no podemos vernos, ya que comenzarían a sospechar si de por sí yo pienso que ya sospechan.

Así que debo de ser lo más discreta posible es por eso que para hacerle la llamada a Máximo tuve que irme para un lugar así aislado.

Esto lo hice para no ser vista, pero como me salió con sus cosas y me puso de mal humor, tengo que calmarme, pues, nadie puede verme así, ya que comenzarán a preguntarme.

Y para ser sinceros no sé ni qué voy a inventar, pero algo se me a de ocurrir, en fin cuando me dirigía al pasillo me encontré con la señora Montero, quien venía acompañado de mi amiga Lauren.

Mi amiga se pasó a mi lado, acto seguido me abrazó mientras la señora Montero se puso enfrente de mí, tomo mi mano y me dijo.

—yo sé perfectamente que mi hijo y tú mi amor tienen una relación.

—no, señora, yo no sé de qué me habla, no tengo ninguna relación con mi jefe claro que no.

—vez mamá te dije que nada de lo que dices tiene sentido, no sé de dónde sacas eso.

—tengo el presentimiento, es mi instinto el que me dice esta verdad, aparte se ve en su mirada que se atraen mutuamente.

—no, señora Montero, no es cierto lo que dice a lo mejor se está confundiendo.

—no mama debes estar confundida de verdad.

—Mariana hija, no sigas solapando las tonterías de tu hermano al querer ocultar su secreto porque no está bien que oculte y niegue su relación con esta hermosa mujer.

—señora Montero, mi amiga no me está solapando nada porque no hay nada que ocultar por favor créame.

—mi niña, yo sé que tú no eres la del problema, sé cómo son los hombres Montero muy tercos y aunque tú no lo creas Leonardo, el padre de mis hijos era igual que él, pues, no todo fue color de rosas al principio.

—de qué habla, señora Montero, como que el señor Montero es igual que mi, jefe,

—así es, pues, nuestra relación al principio no era real, era un contrato, pero al final terminamos enamorándonos y terminé ablandándolo totalmente.

—es en serio, señora Montero, lo que me dice.

—si amiga lo que te dice mi mamá es cierto, solo que es un secreto y no todo el mundo lo sabe.

—así es Sofi, esto no lo sabe nadie, solo mis hijos, mis suegros y mi hermano Ricardo lo saben a claro, por supuesto ahora tú.

—señora Montero, de verdad agradezco la confianza y tenga por seguro que su secreto estará a salvo conmigo de verdad.

—yo sé que si eres una persona buena en quien se le nota a leguas puedo confiar por eso te lo comenté, pero bueno volviendo al punto de mi hijo lo que yo quiero que entiendas es que Máximo terminará cediendo porque sé que te quiere lo puedo sentir además yo ya le dije que si no se pone las pilas lo mejor será que te deje libre porque eres muy hermosa y más de uno quiere contigo en pocas palabras le dije que no te haga perder el tiempo.

—señora Montero, de verdad no es cierto nada de lo que se imagina.

—yo sé que no me lo imagino mi amor, pero no te preocupes, ya no te atosigaré más con este asunto y no tengas cuidado, yo no diré nada, pues, no se lo dije a nadie más de acuerdo, solo quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que sea yo te apoyo.

—gracias, señora Montero, pero de verdad no tengo una relación con su hijo.

—está bien mi amor, yo sé que me dirás cuando estés lista, pero por ahora cambiemos de tema y dime dónde está ese hijo mío, pues, todos lo estamos esperando.

—pues me dijo que bajaría en unos minutos, no sé si quieran seguirlo esperando, pues, creo que estaba enojado.

—ese hijo mío, pues, ni modo si no está en el comedor ahorita que lleguemos, creo que comenzaremos a cenar sin él, pues, no pienso ceder a sus berrinches.

—¿como que berrinches?

—si amiga mi hermano es muy dado a eso, cuando las cosas no le salen como él quiere, se enoja y no quiere comer, se ausenta de las comidas.

—así es hija mi hijo es muy berrinchudo a veces aunque ya esté grande así que si no llega no te sientas mal así es dé berrinchudo.

—la verdad si les creo, pues, sé que mi jefe sí es un tipo rudo.

—así es hijas, pero, pues, que le vamos a hacer, pues, nada, ahora ya vamos a comer, les parece.

—si mamá vamos a comer les parece porque tengo bastante hambre.

—está bien vamos.

Después de que dije esto, la señora Montero nos abrazó a mi amiga y a mí y fuimos al comedor donde ya todos nos estaban esperando.

Todos menos Máximo, pues, las mujeres Montero tenían razón y al parecer mi novio sí es un berrinchudo.

Pero en fin, de verdad yo quería pasarla bien, necesitaba relajarme, así que disfrute de la cena de unas buenas copas de vino.

Buenas pláticas, toda la cena en pocas palabras fue perfecta, por suerte nadie mencionó nada de Máximo, solo preguntaron al principio por él, pero al parecer ya todos conocen como es, pues, ya nadie insistió en esperarlo.

Ya no recibí mensajes de Máximo durante la cena, supongo que sigue enojado, sin embargo, yo tampoco le mandé nada, pues, como ya lo mencioné, no quería discutir.

Así que, pues, después de la cena, Ximena, Adrián, Héctor, Lauren y yo nos fuimos a la sala donde se encontraba la chimenea con copas de vino para pasar un buen rato, nos fuimos con unas frazadas, pues, estaba haciendo bastante frío.

Los adultos se fueron al despacho para charlar de anécdotas, fue así que cuando llegamos a la sala yo me puse alado de mi amiga y nos cubrimos con una manta.




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