Máximo
tenía que compensarle a mi mujer todo lo sucedido esta noche, así que planee todo y moví mis influencias para hacer una reservación en uno de los mejores hoteles de la Rivera Maya Cancún.
Bueno, a decir verdad había reservado una suite frente al mar solo para nosotros dos.
Sin embargo, Bianca al parecer estaba muy enojada, pues, estaba poniendo mucha resistencia, decía que quería irse, que nuestra relación ya había terminado, cosa que para nada me pareció.
Pues la solo idea de perderla me ponía realmente mal, tenía que conversen la de una manera u otra manera de desistir de esas ideas absurdas.
Más por más que insistía, ella no daba su brazo a torcer, al contrario, sentía que cada cosa que hacía lejos de lograr contentarla la ponía más furiosa.
De verdad ya no sabía qué más podía hacer por eso cuando estábamos en la camioneta rumbo a la suite privada decidí arriesgarme y darlo todo por él todo.
Así que decidí tomar la cara de mi Bianca y darle unos besos apasionados y aunque ella puso resistencia al principio, sin embargo, luego de unos besos apasionados.
Bianca se dejó llevar, comenzó a besarme también apasionadamente pronto empezó a acariciar mi cuerpo y yo el de ella.
Cuando llegue a sus pechos con mucho cuidado comencé a acariciarlos, al parecer esto le gustó a mi mujer tanto como a mí, pues, comenzó a jadear y su respiración aumento junto con la mía.
Comenzamos a besarnos cada vez más apasionadamente, ella me quitó el saco y la corbata, después de que hizo esto yo paré el beso para preguntarle si estaba segura de seguir.
Pues si seguíamos era seguro que terminaríamos haciendo el amor, ella me contestó que estaba totalmente segura de seguir.
Yo sonreí la, bese en los labios y le dije.
—para mí será un honor ser el primero mi amor en tu vida.
—sé que aras que me sienta en las nubes mi Máximo, sellemos este trato mi amor.
—si mi amor vamos a sellarlo, pero no aquí en la camioneta ya llegamos al hotel donde está la suite privada, ya di instrucciones para que nos entreguen la habitación de inmediato mi amor.
Termine la frase y antes de que Bianca pudiera decir algo tocaron la puerta de la camioneta.
Mi novia solo sonrió luego dijo
—está bien, entonces vayamos a esa habitación y hagamos el amor Máximo antes de que me arrepienta.
—muy bien mi bonita vamos rápido entonces porque me muero de ganas de hacerte mía.
En cuanto dije esto bajé de la camioneta y uno de mis guardaespaldas me confirmó que ya estaba todo listo para ir a la suite, así que inmediatamente tome a Bianca entre mis brazos y la saqué cargando de la camioneta.
Para rápidamente entrar al edificio y subirme al elevador, mi mujer estaba sorprendida porque la cargue, pero al parecer le gustaba.
Pues no dejaba de sonreír, yo por mi parte también sonreía y le daba besos en los labios.
En cuanto llegamos a la puerta de la habitación de la suite les dije a mis guardaespaldas que se fueran a sus habitaciones a descansar.
Al principio ellos no querían, pero yo insistí en que estaría bien y que además era una orden, no una sugerencia, así que a regañadientes se fueron a sus habitaciones.
Así que cerré la puerta con seguro y cuando me acerqué a la cama de la habitación me llevé una sorpresa, pues, en la habitación ya me estaba esperando Bianca.
Se había quitado el vestido y se encontraba solo en ropa interior hermosa, por cierto.
Pero lo que era más hermosa era su cuerpo, realmente una obra de arte, cuando ella me vio, me sonrió, se abalanzó sobre mí, me dio un beso en los labios y me dijo.
—¿te gusta lo que ves mi amor?
—por supuesto que me gusta, me encanta mi amor.
Después de decir esto último, comencé a besarla y a acariciar su cuerpo.
Bianca me comenzó a quitar la ropa, poco a poco nos fuimos perdiendo y terminamos haciendo el amor.
Toda la noche a la mañana siguiente me desperté lo primero que vi fue el rostro de mi mujer, quien estaba dormida alado mío.
De verdad no podía creer lo que mis ojos estaban viendo en serio, no me cansaban de ver el hermoso rostro de mi mujer.
De repente, mientras la observaba, no pude evitar decirle aunque estuviera dormida.
—Bianca, creo que te amo.
Después de que dije esto, Bianca abrió los ojos y sorprendida dijo.
—que fue lo que dijiste Máximo, discúlpame, escuché bien.
—mi amor que no estabas dormida.
—sí lo estaba, pero justo desperté en el momento que dijiste esas cinco letras.
—ja, ja, ja mi amor que conveniente que despertaras en ese momento.
— estás diciendo que estaba haciéndome la dormida, me estás levantando falsos, Máximo y eso no se vale, ya estás haciendo que se me olvide el bien rato que pasamos y nuevamente me estoy enfadando contigo.
—mi amor por favor ya no te enfades.
—pues es que tú haces enojar a la gente Máximo.
—amor eso no es así, pero para que veas mi Reina que de verdad ni quiero que estés enojada conmigo te voy a decir lo que te dije, te amo Bianca Durarte, te amo mucho.
Luego de decir estas palabras, Bianca sonrío y nuevamente se abalanzó sobre mí y me dijo.
—yo también te amo Máximo Montero, la verdad te amo desde que te conocí mi demonio de ojos azules.
—ja, ja, ja mi vida como me dijiste demonio de ojos azules, ja, ja, ja.
—si mi amor perdón, pero en ocasiones si eres un demonio de ojos azules.
—mi vida como dices eso, ja, ja, ja yo un demonio no me hagas quedar así.
—ja, ja, ja porque no mi amor si es la verdad, ja, ja, ja.
—a si eso piensas, pues entonces este demonio mi vida te va a llevar al mismísimo infierno.
Después de decir esto abracé a mi mujer, la comencé a besar y nuevamente terminamos haciendo el amor.
Eran aproximadamente las 11 de la mañana cuando Bianca y yo decidimos salir de la cama para ir a disfrutar de nuestra estancia en la playa.
Aunque para ser sincero yo no quería dejar de hacerle el amor, pero comprendí que mi mujer quería disfrutar de la playa.