Sara
Eran las 10 de la mañana cuando mi despertador sonó, yo realmente estaba muy cansada y no quería despertarme mucho menos levantarme, pues, había tenido un fin de semana muy pesado en el trabajo
pero pese a que me sentía realmente agotada perfectamente sabia que mi deber era levantarme de la cama para desayunar algo rápido y posteriormente irme nuevamente a mi empleo, pues, hoy como todos los días iba a realizar horas extras necesitaba dinero para poder seguir cubriendo los gastos de la persona que más amo en el mundo y también a la única familia que me queda mi abuelita Mariana quien se encontraba en una casa de retiro porque sufre de Alzheimer esto ocasiona que necesite de medicamentos y de cuidados especiales que no son para nada baratos por esta razón mi deber era trabajar muy duro para poder salir adelante y que así no le faltara nada aunque a decir verdad cada vez era más difícil y agotador pues mi abuelita empeoraba su condición con el paso del tiempo esto ocasionaba que los gastos aumentaran cada vez más.
Desesperada por conseguir más dinero como ya lo mencione realizaba horas extras en la cafetería donde trabajaba como mesera también vendía por internet pulseras y aretes que yo misma realizaba.
Continuando con mi rutina de levantarme de la cama alistarme desayunar fui a mi habitación me puse mi uniforme el cual consistía en un pantalón negro de vestir, camisa blanca un listón color negro en el cuello, botas negras de piso ate mi cabello pequeño en una coleta alta.
Después de que termine de arreglarme observe el reloj y me di cuenta de que faltaban 15 minutos para las 12 del medio día y de repente comprendí que se me había hecho muy tarde para llegar ami trabajo.
Salí corriendo de mi pequeño departamento por suerte mi empleo no quedaba lejos solo era cuestión de caminar unos cuantos pasos cruzar la calle y así llegaba a la plaza comercial donde estaba la cafetería camine sin problema y tranquila cuando de repente mi celular sonó era de la casa de retiro donde mi abuelita estaba hospedada una extraña sensación recorrió mi cuerpo y con voz dudosa, nerviosa conteste era la trabajadora social quien me estaba comentando que mi abuelita había tenido una crisis apenas estaba por decir algo cuando de repente escuche el claxon de un auto y sentí que algo me golpeo después de eso todo se puso oscuro.