Por siempre nuestro secreto

Capítulo 11 La propuesta.

Sara 

Triste y preocupada así fue como pase  el resto de la tarde después de salir de la casa de retiro mi situación económica cada vez se ponía peor y no sabía qué hacer por ahora por lo de mi accidente el señor Leonardo  me estaba ayudando, pero que iba a pasar cuando dejara de hacerlo tenía que buscar otra fuente de ingresos lo más pronto posible.

Y fue así cuando entre tanto pensar y pensar se me fue la noción del tiempo tanto que no me di cuenta cuando se llegó la hora de mi encuentro con el señor Leonardo. 

Estaban tocando la puerta como pude me levante del sillón donde me encontraba para ir a abrir y es que con lo triste que me sentía no quería ver a nadie así fue que se me ocurrió decirle  a Marcus en cuanto llegamos de la casa de retiro que  tenía el resto de la tarde libre acción de la cual me arrepentí pues no podía caminar bien la pierna me dolía. 

Pero finalmente como pude llegué a la puerta abrí y me encontré que ay parado se encontraba un hombre guapo de traje negro y un portafolio en su mano. 

—buenas noches, señorita González. 

—hola, señor Leonardo bonita noche. 

—¿puedo pasar a su casa señorita?, o quiere que vayamos  algún otro lugar. 

—Claro que puede pasar vea mi hogar como su casa  yo sé que la suya no es tan Chiquita como esta, pero usted siempre será muy bien recibido aquí. 

—muchas gracias señorita. 

—no hay nada que agradecer al contrario soy yo quien debe dar las gracias por toda la ayuda que me está dando. 

—no hay absolutamente nada que agradecer es mi deber por cierto le puedo hacer una pregunta. 

—si claro que si dígame señor. 

—¿dónde se encuentra su asistente? Usted no puede estar sola. 

—aaa si mi asistente pues verá señor en la tarde tuve un problema y para ser honesta no quería ver ni estar con nadie así que le di el día libre espero que no se moleste de ante mano le pido una disculpa. 

—no se preocupe solo que no me parece que esté sola aún no puede caminar bien venga deme su mano le ayudo a llegar al sillón. 

—si está bien gracias. 

Le di mi mano y lo siguiente que hizo me sorprendió muchísimo pues yo esperaba que me ayudara a apoyarme para llegar hasta nuestro objetivo más sin embargo con una delicadeza me cargo y me sentó en el sillón provocando que mi cara cambiará y se pusiera roja como un tomate. 

—señorita le pasa algo su cara está roja. 

—no claro que no señor Leonardo a veces me pongo así ahorita se me pasa. 

—bueno ahora bien dígame ¿cómo se encuentra? 

—bien solo me duele a ratitos mi pierna más sin embargo  me dijeron que con el tiempo se pasara. 

—que bueno es importante que guarde reposo y que no haga esfuerzos innecesarios para que se recupere lo más pronto posible así que no quiero que esté sola de acuerdo que lo de hoy no vuelva a pasar no se puede quedar sola entendido. 

—si está bien sin problemas no volverá a pasar. 

—muy bien señorita eso espero. 

—ya verá señor que no pasará de nuevo por cierto por no parar de hablar no le he ofrecido nada de tomar ¿gusta tomar algo?. 

—no señorita gracias me encuentro bien por el momento mejor tratemos el tema por el cual le pedí que nos reuniéramos le parece. 

—si señor como usted guste. 

—muy bien señorita Verá lo que estoy por decirle no es algo que sea fácil de contar así que nadie se podrá enterar de lo que aquí se diga ¿puedo contar con usted para que así sea?. 

—si claro que sí señor le prometo que lo que aquí se hable no se lo contaré a nadie. 

—muy bien confío en que así será bueno pues vayamos al grano del asunto necesito de su colaboración para resolver un problema que tengo verá no sé si usted sepa quien soy yo y de que familia vengo. 

—si  estoy enterada de eso  un buen amigo me contó sobre usted me dijo  que su familia es dueña de las empresas constructoras Montero. 

—así es pues verá todo ese imperio será mío pues mi padre está por retirarse y como sabrá yo soy hijo único así que me heredará todo. 

—que bien señor eso es muy bueno. 

—si claro que sí lo es solo que hay un ligero problema. 

—¿cuál es ese problema? 

—le explico yo tengo una novia hermosa a la cual amo con todo el corazón, pero esta casada con alguien a quien no puede dejar por guardar apariencias y una promesa que hizo así que mis padres no están de acuerdo con mi relación pues no entienden la situación por la cual está pasando y el porqué no puede dejar al hombre con el que esta así que mi padre me ha puesto condiciones las cuales son tener que dejarla y casarme con una buena mujer. 

—entiendo señor Leonardo si es una situación difícil por la que está pasando, pero no entiendo por qué me cuenta esto a mí agradezco la confianza más sin embargo prácticamente nos acabamos de conocer y usted se ve que es muy reservado con sus asuntos. 

—si le cuento esto es porque necesito de su ayuda señorita. 

—de mi ayuda ¿cómo?. 

—así es le haré una propuesta  quiero que me prometa que no se va  a ofender ni nada por el estilo pues es algo muy serio y delicado. 

—señor Leonardo este misterio me está asustando no entiendo nada. 

—enseguida le voy a explicar solo necesito que de verdad me prometa que no se va a ofender con lo que le voy a proponer es algo que nos beneficia a los dos. 

—está bien señor le prometo que no me voy a ofender con nada. 

—de acuerdo pues le explico entonces conversando con Megan mi novia le conté todo lo que había pasado con mi padre y también lo de él accidente que le provoque así que ella tuvo una idea la cual es la siguiente, ya que mi padre quiere que me aleje de ella y me case con alguien más pues eso are. 

— disculpe que lo interrumpa como ara eso señor si usted ama a su novia. 

—pues técnicamente ante los ojos de mis padres y de la sociedad lo are aunque realmente todo será una actuación en la cual usted señorita me ayudaría. 




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