Por siempre nuestro secreto

Capítulo 28 Tomados de la mano.

Sara

No sé por qué están complicando quitar un vestido de novia están pesado no alcanzo los botones ni el cierre solo a mí se me ocurre comprar un vestido que tenga estas dos cosas. 

Luego de muchos intentos y esfuerzos por poder desabrocharme los botones lo logré a ahora solo faltaba el cierre. 

Casi estaba por lograr bajarlo cuando de repente sentí como si se hubiese atorado con algo cuando intente regresarlo sentí como un pellizco en mi espalda y un fuerte dolor me invadió tanto que solté un grito. 

Que al parecer fue muy fuerte pues Leo inmediatamente apareció en la habitación preocupado diciendo. 

—Sara que paso porque gritaste. 

—lo que pasa es que el cierre del vestido al parecer se atoró con mi piel y no puedo bajarlo. 

—es en serio a ver déjame ver si te puedo ayudar en algo ¿me puedo acercar a ti?. 

—si claro por favor. 

—está bien entonces déjame ver creo que ya sé que fue lo que pasó efectivamente se atoró el cierre con tu piel creo que sé cómo arreglarlo, pero necesito tocarte ¿puedo hacerlo?. 

—si Leo adelante. 

—muy bien entonces manos a la obra. 

Sentí como las manos suaves de Leo tocaron mi espalda y de repente de la nada comencé a sentir escalofríos por todo mi cuerpo una sensación que nunca había sentido antes pues era la primera vez que Leo tocaba alguna parte de mi cuerpo que no fueran mis manos o mi cara así que era algo raro y extraño para mí pues no es que sea una santa, pero ningún hombre había tocado mi espalda tocando mi piel de repente deje de sentir sus manos y escuche que dijo. 

—listo pequeña creo que ya quedó. 

—está perfecto muchas gracias. 

Parecía que todo estaba solucionado cuando de repente sentí como mi vestido se calló dejándome totalmente en ropa interior se me había olvidado por completo que al no estar atado a nada se me caería si no lo detenía y eso pasó. 

Mi cara se puso totalmente roja pues aunque estaba de espaldas sabía que Leo seguía en la habitación inmediatamente me agache para tomar el vestido y cubrirme mi cuerpo lo más que se pudiera. 

De repente el silencio reino por un rato en la habitación pues yo ni siquiera me atrevía a darme la vuelta mucho menos me atrevería a hablar con leo me moría de la vergüenza que sentía. 

Me sentía realmente apenada y perfectamente sabia que estaba en una situación algo un poco incómoda y vergonzosa. 

Pensé que ese momento sería interminable de repente escuché la voz de Leo quien me dijo. 

—creo que es mejor que salga de la habitación pequeña para que te vistas sin problema estaré esperándote en la sala. 

—si está bien enseguida te alcanzo. 

Agradecí que hiciera tanto eso porque realmente si había sido un momento muy complicado tanto para el como para mí lo puedo sentir. 

Tome un baño para relajarme y quitarme todo el maquillaje que traía encima cuando salí de la ducha opte por ponerme una mallas cómodas con una camiseta sencilla blanca cuando salí de la habitación vi que Leonardo se encontraba en el sillón en cuanto vio que salí.

Se levantó del sillón y me dijo que iba a tomar una ducha le dije que estaba bien. 

Yo por mi parte, tome asiento en el sillón donde estaba Leo. 

Sentí como movieron un poco mi hombro y a lo lejos escuche una voz la cual me decía que era hora de irnos abrí mis ojos y vi a mi esposo quien estaba vestido con unos pans y una camisa blanca al igual que yo parado enfrente de mí. 

Al parecer como siempre me suele pasar me había quedado dormida sin darme cuenta le pregunté a Leo que hora era me dijo que eran las 7 de la mañana y que debíamos estar en su aeropuerto privado a las 9:00 que debíamos irnos pues debíamos pasar a desayunar algo antes de tomar nuestro avión yo le dije que estaba bien. 

Como prácticamente ya me había dormido lista lo único que hice fue atar mi cabello en una coleta alta y colocarme un par de tenis. 

Fue así como salimos del apartamento de Leo en la entrada ya nos estaban esperando el señor Enrique y otros 3 guardas espaldas. 

Nos subimos a una camioneta roja muy lujosa y bonita que no había visto antes al parecer Leo la acaba de comprar. 

Llegamos a una muy lujosa cafetería que se encontraba en el centro desayunamos volvimos a la camioneta y nos dirigimos al aeropuerto. 

Cuando entramos al lugar pude observar que era un mini aeropuerto tenía una taquilla donde te daban los boletos incluso había un área donde te revisaban que no trajera objetos extraños como bombas o esas cosas que salen en las películas. 

De repente me comencé a sentir muy nerviosa pues tengo un pequeño secreto nunca me he subido a un avión pues nunca en mi vida había salido de la ciudad de México. 

Así que en este día iba a vivir dos cosas nuevas en mi vida viajar en avión y conocer el mar aunque las circunstancias en las que lo iba a hacer no eran las que me hubiese gustado hacerlas aunque vivir todas estas cosas a lado de Leonardo me parecía de cierta manera agradable aunque como siempre lo digo sé que todo esto es por una pantalla en pocas palabras viviré todo esto por trabajo por así decirlo. 

En fin el momento de subir al avión había llegado así que respire hondo y cerré los ojos como tratando de darme fuerza a mi misma. 

Cuando abrí los ojos note que Leo estaba observándome y me dijo. 

—¿pasa algo pequeña?. 

—no mi guapo todo bien. 

—estás segura. 

—si, bueno no tengo algo que confesarte. 

—¿qué paso?, dime. 

—verás Leo la verdad es que yo nunca me  he subido a un avión es por eso que me da mucho miedo porque no sé que es lo voy a sentir o como reaccionaré cuando despegue. 

—pequeña de verdad no sabía esto de ti gracias por compartir esto conmigo no te preocupes no se siente absolutamente nada subirse a un avión si acaso llegas a sentir pequeñas cosquillas en el estómago cuando despegue, pero no es la gran cosas te lo auguro además yo estaré contigo en todo momento. 




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