Por siempre nuestro secreto

Capítulo 35 una confesion muy personal.

Leonardo 

Después de que Megan me beso de imprevisto al principio no le conteste el beso, pero después si la bese intensamente como siempre lo hago solo que esta vez en el momento que la estaba besando. 

En mi mente se atravesó la imagen de Sara de aquel beso que nos dimos ayer de alguna manera al pensar eso empecé a besar a Megan con más intensidad y comencé a acariciar todo su cuerpo.

Pero de repente se calló al piso un recipiente que contenía muchas plumas fue cuando reaccione y deje de besar a Megan. 

Pues volví a caer en la cuenta de que me encontraba en el trabajo. 

Así que deje de besar a Megan la alegue y  ella extrañada me dijo. 

—que paso corazón porque me dejaste de besar acaso no te gustó el beso.

—no es que no me guste amor solo que estoy en el trabajo y no está bien que un hombre casado esté encerrado con una mujer misteriosa se puede prestar a malas interpretaciones. 

—y de cuando acá importa eso.

—Megan por favor desde siempre a importando tu imagen no se puede ver dañada y la mía tampoco. 

—en eso tal vez si tengas razón, pero como no nos veremos esta semana porque tengo unos compromisos de campaña con Andrés. 

—hasta que día nos veremos. 

—pues yo pienso que el lunes de la semana que viene porque como te digo tengo la agenda muy apretada. 

—está bien si no hay más opción tendré que esperar hasta el lunes. 

—pero no creas que no te estaré vigilando en este tiempo cada que pueda yo mandaré un mensaje el cual espero y contestes. 

—ok estoy de acuerdo. 

—muy bien corazón pues bueno se llegó el momento de irme entonces no sin antes darte otro beso. 

Megan se colocó nuevamente la peluca y los lentes.

Antes de irse me dio nuevamente un beso en los labios y después salió de la habitación.

Dejándome solo pensando en los besos de Megan y Sara y no es que los estuviera comparando, pero me quede analizando que era lo que sentía cuando besaba a una y a otra. 

Ni siquiera sé por qué esos pensamientos pasaron por mi mente no podía permitirme compararlas pues mi situación con Sara no es real solo es un matrimonio por contrato y estoy haciendo todo esto para estar con Megan. 

Durante toda la mañana por suerte no me dio tiempo para seguir pensando estas cosas, ya que tenía mucho trabajo. 

Pero esto duró poco porque ami mente volvió a aparecer Sara pues me mandó un mensaje el cual decía. 

Para:Leonardo Montero. 

De: Sara González. 

Asunto:otra cena. 

Hola, mi guapo solo te envío este mensaje para decirte que hoy nuevamente cocinaré para los dos hoy será un poco más sencillo como una cena normal. 

Después de ver el mensaje sonreí y muy gustoso le, conteste inmediatamente que me parecía una muy buena idea que la vería en la noche. 

Luego de contestar aquel mensaje nuevamente comencé a pensar en lo que sentía cuando besaba tanto a Megan como a Sara. 

Pero realmente estos pensamientos no me gustaban para nada así que decidí enfocarme totalmente nuevamente en el trabajo. 

Y así fue nuevamente se me fue el tiempo en realizar todo el trabajo que tenía tanto que cuando vi el reloj de mi celular ya eran las 8 de la noche. 

Era hora de ir a casa así que me di prisa y terminé lo que tenía pendiente. 

Así que emprendí mi camino a casa pensando nuevamente en Sara y Megan. 

Cuando llegue al departamento me encontré en la entrada con don Miguel el portero de mi edificio quien al verme me dijo que Sara tanto hoy como el día de ayer había salido acompañada de su hijo Gonzalo al supermercado. 

Me dijo que habían ido caminando cosa que a mí no me pareció algo prudente, pero sería un tema que tendría que hablar esta noche con Sara le agradecí a don Miguel por la información y me dirigí a mi departamento. 

Cuando entre me encontré con una Sara vestida con unos jeans de mezclilla y una camisa de tirantes rosa sentada en el sofá.

Ella al verme me sonrió y yo hice lo mismo pues mi sonrisa fue sincera pues realmente estaba esperando el momento de verla. 

Nos saludamos con un abrazo y un beso en la mejilla después nos dirigimos al comedor y ella comenzó a servir la cena. 

Una vez que terminamos de cenar creí oportuno el momento de hablar con ella sobre lo que me dijo el señor Miguel y también sobre la cuestión de que no esté utilizando mi apellido. 

Así que sin más comencé a hablar y le dije. 

—pequeña ay un par de cosas que quisiera hablar contigo ¿puedo decírtelas?. 

—si claro que sí Leo dime que paso. 

—pues después de tener una plática con don Miguel me dijo que el día de ayer y hoy saliste al supermercado caminando cosa que no creo que sea muy bueno, pequeña debiste de haberme llamado a mí para mandar a Enrique para que viniera por ti. 

—si salí lo reconozco que fui y al supermercado no te dije nada porque no creí necesario hacerlo pues el supermercado está súper cerca no me veo lo malo a eso. 

—sé que está cerca, pero pequeña desde que te casaste conmigo tú no debes de salir sola pues puede ser peligroso ay mucha gente mala en la vida y como ahora eres una Montero podrían querer hacerte algo con tal de sacarle dinero a la familia. 

—¿algo como que? Leo. 

—secuestrarte o algo por el estilo. 

—es en serio lo que me estás diciendo. 

—si es en serio. 

—eso es muy extremo Leo no cres. 

—no pequeña no es extremo yo sé lo que te digo. 

—siento como si las precauciones que estás tomando porque algo pasó antes. 

—pues tienes razón si me paso una experiencia no tan grata cuando era pequeño, pero es algo que no hablo con nadie de hecho nadie lo sabe ni siquiera Megan. 

De repente guardamos silencio Sara tomó mi mano y me dijo. 

—no te preocupes si no me quieres contar yo lo entiendo yo quiero ser tu apoyo y no una carga o algo que te ocasione problemas así que si te hace sentir más tranquilo no volveré a salir sola te llamaré a ti o al señor Enrique.




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