Por siempre nuestro secreto

Capítulo 37 El Gobernador

Sara

Cuando Leonardo me extendió su mano yo la tomé y después me ayudo a subir al escenario. 

Una vez que estaba arriba con él me dio un beso en los labios  después me tomo de la cintura con una mano y con la otra tomó el micrófono. 

Ya cuando los padres de Leo y yo estábamos juntos en el escenario mi esposo continuó con su discurso diciendo. 

—muy bien ahora sí que toda mi familia está completa yo Leonardo Gabriel me comprometo a como ya lo mencione cuidar al imperio de la familia con todo el corazón incluso hasta hacerlo crecer más. 

—sabemos que así lo aras hijo sé que el imperio se queda en buenas manos tanto tuyas como en las de tu maravillosa esposa con quien formaras tu familia y que cuando se llegue el momento dentro de muchos años o tal vez no tantos tú le estés entregando el imperio a mi nieto o nieta que esperemos que llegue pronto. 

Después de que el señor Leonardo  dijo esto mis manos comenzaron a sudar pues por su comentario se ve que quiere tener nietos. 

De repente el pensamiento de que Leo y yo no acordamos tener hijos pues ni siquiera puedo tener intimidad con él.

No es por eso que comencé a ponerme incómoda, nerviosa y triste sino porque sabía perfectamente que no iba a ser conmigo con quien iba a tener hijos sino con la bruja de Megan. 

En fin fui sacada de esos tormentosos pensamientos cuando Leo empezó a hablar nuevamente. 

—verás que si papá así será te lo prometo ahora bien quiero brindar con todos ustedes. 

Para poder brindar un mesero nos llevó copas de vino a mía suegros a Leo y a mí. 

Todos presentes también ya tenían sus copas y estaban listos para brindar. 

—así es hijo brindemos por ti porque este inicio de era sea de muchos éxitos nuestra familia y para la de todos los trabajadores de esta empresa. 

Todos los presentes incluyéndome levantamos nuestras copas para brindar por Leo y por su éxito en esta nueva etapa como presidente de todo el imperio Montero. 

Después de este acto la noche iba transcurriendo de manera tranquila. 

Los padres de Leo se despidieron al rededor de las 11 de la noche pues mañana tenían que madrugar muy temprano pues a pesar de que acababan de regresar de viaje se irían de nuevo, ya que querían  festejar que el señor Leonardo ya era libre de todo compromiso. 

Alex y mi amiga kari a también se despidieron temprano de nosotros pues también tenían actividades que hacer al día siguiente. 

Poco a poco el salón de fiestas se fue quedando vacío solo quedaban unas cuantas personas. 

Por nuestra parte Leo y yo no nos iríamos del lugar hasta que el último invitado se fuera. 

Toda la velada Leo se la había pasado a mi lado la gente se acercaba a felicitarlo, pero a pesar de eso nunca me dejó sola ni un momento al contrario recibía las felicitaciones, pero después de hacerlo volvía a poner su mano en mi cintura y me tenía cerca de él en todo momento. 

Hasta que de repente se acercó a mí, oído y me dijo. 

—pequeña te molesta si te dejo unos minutos sola lo que pasa es que necesito ir al baño. 

—claro que no me molesta guapo ve no te preocupes aquí te espero. 

—está bien muchas gracias no me tardó espérame entonces. 

—claro que sí Leo yo aquí te voy a estar esperando no te preocupes. 

—muy bien enseguida regreso. 

Después de decir esto vi como Leo se alejaba y salía de mi campo visual. 

No sabía que iba a hacer ay sola esperaba que de verdad Leo no fuera a tardar en regresar como había quedado. 

En fin tenía que hacer algo para matar el tiempo en lo que regresaba así que decidí ir a la mesa de bebidas, ya que no había ningún mesero a la vista y tenía sed. 

Fue entonces cuando me acerque a la mesa de bebidas y estaba por tomar una copa de vino cuando de repente mi mano se cruzó con otra.

Era nada más y nada menos que la mano del gobernador del estado ósea el esposo de Megan. 

Esto pasó pues el intento agarrar la misma copa que yo quería tomar entonces fue por esa razón que nuestras manos se juntaron. 

Después de que esto pasó inmediatamente el gobernador me dijo. 

—lo siento tanto señora Montero al parecer los dos le pusimos el ojo a esa copa más sin embargo me disculpo y le pido que tome usted la copa le parece. 

—señor gobernador no claro que no tome usted la copa. 

—claro que no señora Montero es suya. 

—muchas gracias, señor. 

—no es nada ante todo soy un caballero y por cierto no me diga señor gobernador para ti soy Andrés. 

—seguro que quiere que le diga así. 

—claro que si estoy seguro de eso desde que la conocí planeaba expresarle que usted podía llamarme por mi nombre. 

—y eso ¿por qué? Señor. 

—pues por ser quien es usted señora Montero la esposa del empresario más importante de México. 

Después de escuchar lo que el gobernador me dijo una rara sensación de desconfianza me invadió todo el cuerpo. 

Y me quede en un total silencio por unos minutos pues la verdad no sabía ni que decir solo quería que Leo regresará lo más pronto posible pues realmente no me gustaba estar cerca del gobernador, ya que por alguna razón él no me da muy buena espina. 

Pero luego llegue a, la conclusión de que si el gobernador estaba solo eso significaba que Megan estaba con Leonardo. 

Cosa que me puso inmensamente triste también me hizo abrir los ojos y ver que Leo no iba a regresar pronto de repente mis pensamientos fueron interrumpidos, ya que la voz del gobernador me hizo regresar a la situación que estaba viviendo. 

—señora Montero le pasó algo. 

—no para nada señor discúlpeme es solo que a veces me pierdo en mis pensamientos. 

—está bien señora Montero no se preocupe, pero en que quedamos en que no me llame señor para usted soy Andrés. 

—está bien lo siento señor digo Andrés. 

—muy bien señora Montero ahora bien quiero preguntarle si yo puedo llamarle de tú y llamarle por si nombre pero no por Sara sino por Andrea. 




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