Por siempre nuestro secreto

Capítulo 49 Una Luz.

Sara 

Cuando abrí mis ojos lo primero que observe fueron los rostros de mi amiga Karina y el de la señora Amelia. 

Los cuales lucían muy preocupados luego de ver sus caras observe a mi alrededor y vi que estaba en una de las habitaciones del hospital. 

También, note que ya me habían cambiado de ropa pues no traía mi blusa y mis jeans ensangrentados. 

Si no en su lugar tenía puesto unas mallas grises y una blusa negra. 

Al darme cuenta de esto de repente recordé todo lo que estaba pasando con mi amado Leo. 

Así que inmediatamente le dije tanto a la señora Amelia como a Karina. 

—¿qué pasa porque estoy aquí?. 

—mi niña preciosa tranquilizante no te alteres nuevamente por favor no quiero que te vuelvas a desmayar. 

—así que eso fue lo que me  pasó señora Amelia, kary no recuerdo nada lo único que recuerdo fue que el doctor salió y nos dijo que. 

De repente recordé porque me había desmayado pues el doctor nos informó que Leo estaba muy grave y era muy poco probable que lograra pasar la noche habiendo recordado eso nuevamente unas lágrimas salieron por mis ojos. 

Al ver esto Karina se puso a un lado de mi tomo mi mano y me dijo. 

—amiga tranquila no quiero que te vayas a poner mal nuevamente nos diste un muy gran susto. 

—así es mi niña nos diste un sus taso enorme tienes que estar tranquila, fuerte para cuando mi niño despierte  pues estoy segura de que pronto se pondrá bien pues él es un guerrero esto no es nada para él. 

—eso espero señora Amelia y de verdad discúlpeme por ponerme así ya con que Leo este en esta situación es más que suficiente para usted porque sé que también le duele mucho esta situación es su hijo. 

—no tienes por qué disculparte  mi niña yo entiendo como te sientes porque si  bien es cierto Leo es mi hijo, pero tu chiquita desde que te casaste con él también eres mi hija lo que te pase a ti también me duele y eso no está a discusión. 

—muchas gracias señora Amelia usted también es como una madre para mí también te agradezco kari por estar a mi lado en estos momentos. 

—nada que agradecer amiga te quiero mucho y aquí estoy para ti. 

—de todas maneras gracias las quiero mucho. 

—y nosotras a ti hija y siempre vamos a querer tu bienestar. 

—lo sé y nuevamente muchas gracias, pero señora Amelia quiero irme de esta habitación por favor quiero estar donde esta Leo. 

—mi niña no creo que sea buena idea el doctor Villavicencio no deja que Leo tenga visitas al menos no esta noche es mejor que te quedes aquí a descansar nosotros nos quedaremos contigo de todas manera cualquier cosa nos informaran en la sala de espera están tu suegro y Alex si ay alguna novedad nos informaran así me lo prometieron. 

—además amiga el doctor Damián también especifico que no quiere que te levantes de esta cama al menos no esta noche. 

—el doctor dijo eso ¿por qué?. 

—dijo que lo mejor era que descansarás pues han sido demasiadas impresiones por las que as tenido que pasar en este día y tiene razón mi niña.

—pero Leo que va a pasar con él quiero hablar con el doctor necesito saber como esta mi esposo. 

— vas a hablar con él mi niña de hecho el doctor Damián dijo que vendría a ver si ya habías despertado y a traer los resultados de tus estudios. 

—¿cuáles estudios?. 

—pues los que te mando a hacer el doctor amiga dijo que eran para ver cómo estabas te sacaron muestras de sangre. 

—de verdad no son necesarios esos estudios yo estoy bien el desmayo solo fue por la impresión. 

—amiga si el doctor dice que son necesarios Es porque son necesarios.

—así es mi niña eso no está a discusión en cuanto a mi niño Leonardo cualquier cosa nos informarán pues como dije no puede recibir visitas además no hay nada que nosotros podamos hacer solo rezar y dejarlo todo en manos de Dios y del doctor Damián.

—así es amiga la señora Amelia tiene razón solo queda esperar y rezar porque todo este bien. 

—tienen razón aunque si por mí fuera yo quisiera estar en estos momentos con mi Leo y no separarme de él. 

—lo sabemos amiga, pero tú también debes descansar ademe más nosotros estaremos aquí contigo preciosa. 

—mi kary muchas gracias, pero hablando de descansar debes de irte a tu casa por tu bebé. 

—no te preocupes amiga mi bebe y yo estamos bien. 

—kary preciosa mi hija Sara tiene razón debes de ir a descansar por el bebe yo me quedo aquí con mi niña. 

—no se preocupe señora Amelia de verdad estoy bien. 

—insisto hija ve a descansar. 

—si amiga kary ve a descansar de verdad si no lo haces me voy a molestar contigo. 

—de veras que con ustedes no se puede no es justo son dos contra uno y siendo así no tengo otra opción que ceder aun con más razón con tremenda amenaza que me lanzas amiga. 

—así amiga no tienes opción así como yo debo de hacer lo que nos dicen. 

Después de decirle esto último a mi amiga ella se despidió y se fue. 

No sin antes decirme que contaba con ella para lo que fuera y que no imperaba la hora que le llamara cualquier cosa. 

También mencionó que Alex se quedaría en el hospital para hacerle compañía al señor Montero y claro también estar al pendiente de la salud de mi Leo. 

Después de decir eso desapareció de la habitación dejándome a solas con la señora Amelia. 

Con quien estuve rezando y pidiéndole a Dios para que cuidara a mi Leo. 

Cuando de repente tocaron la puerta del cuarto y dijeron. 

—buenas noches, soy el doctor Damián puedo pasar. 

—si claro que sí joven pase. 

Contestó la señora Amelia y por la puerta entró el doctor Damián quien al ver que ya me encontraba despierta me sonrió y me dijo. 

—señora Sara  Montero me alegro tanto que ya se encuentre despierta pues tengo algunos asuntos que hablar con usted y con la señora Amelia. 

—nosotros también tenemos cosas que hablar con usted doctor. 




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