Por siempre nuestro secreto

Capítulo 51 Te amo.

Sara 

Asombrada y aliviada, mire a Ricardo no sé de donde salió ni nada, pero debo aceptar que me salvo de una pelea innecesaria pero inevitable. 

Y no es que le tenga miedo a la odiosa bruja de Megan si no más bien me preocupa que por tener una pelea con ella mi bebe salga lastimado. 

Realmente eso es lo que menos quiero que mi bebé le pase algo, sin embargo, tampoco iba a permitirle a la bruja que estuviera aquí cerca de mi Leo diciendo toda esa sarta de mentiras y mucho menos que estuviera hablando de mi abuelita. 

Así que si teníamos que llegar a los golpes llegaríamos sin dudarlo no obstante por suerte no pasó nada Pues Ricardo llegó caído del cielo 

Sin embargo, cuando Megan logró sofarce del agarre de Ricardo. 

—que te pasa maldito mediocre como se te ocurre tocarme siquiera por tu culpa voy a tener que desinfectarme. 

—pues déjame mencionarte mi estimada Megan que tú ni bañándote todos los días vas a quitarte toda la mugre que traes encima. 

—maldito Ricardo como te atreviste a declararme esta no la cuentas. 

—como que no la cuento pues que me vas a hacer me vas a eliminar como eliminas todo lo que te estorba. 

—ja, ja, ja Ricardo discúlpame, pero no sé de qué estás hablando. 

—claro que lo sabes o dime te vas a hacer la desentendida de todo el pasado horrible que tienes detrás de ti. 

—¿como que pasado horrible? Richi de que estás hablando tú sabes algo de esta bruja acaso. 

—así es Sara yo sé demasiadas cosas de la primera dama que cuando te las exprese no las vas a creer y cambiará tu concepto de ella.

—mi concepto de ella ya está demasiado bajo Richi créeme que más bajo no se puede esta por los suelos porque sé perfectamente que ella no es una buena persona eso lo tengo claro desde el día que la conocí detecte que tiene el alma podrida. 

—cuiden sus palabras malditos muertos de hambre que ya no saben ni que inventar para perjudicarme. 

—ja, ja, ja vamos Megan no me digas que te vas a sentir y no vas a aguantar escuchar tus verdades. 

—por favor maldito muerto de hambre tú en lo absoluto me haces sentir algo lo único que siento por ti y por la insípida mocosa esta es lástima, repulsión entre otros sentimientos, pero no vale la pena mencionarlos. 

—tengas o no repulsión  mi reina afronta lo que te estoy mencionando. 

—por favor que quieres que afronte Ricardo nadie quiere seguir escuchando la sarta de estupideces que estás mencionando. 

—te equivocas Megan yo si quiero saber que es lo que Ricardo tiene que declarar. 

—tú no importas maldita mocosa a nadie le importa lo que tú quieras solo eres un instrumento para que Leonardo y yo estemos juntos. 

—¿cómo que instrumento?  Sara que está siendo esta señora no le voy a permitir que te hable así. 

—estoy diciendo la verdad mi querido Ricardo entérate de que tu amiga sarita no es tan santa como finge ser. 

—de que estás hablando Megan de seguro de una mentira más para desviar la atención y que cambiemos de tema. 

—mi querido Ricardo a diferencia tuya yo no miento y menciono la verdad. 

—yo también digo la verdad y tu mi querida, Megan no mereces siquiera pronunciar esa palabra. 

—que palabra muerto de hambre. 

—verdad mi estimada Megan tú no sabes lo que es eso pues toda tu vida gira alrededor de una mentira. 

—vuelves otra vez con lo mismo como se ve que no tienen vida porque al parecer todo su mundo gira alrededor de mí. 

—por favor Megan siempre todo tiene que girar alrededor de ti maldita bruja ya vete de aquí no quiero que estés cerca de mi Leo no tienes nada que estar haciendo en este lugar. 

—por supuesto que tengo que estar haciendo aquí Leonardo es mi novio mío y de nadie más. 

—cierra tu maldita boca por supuesto que no es tuyo es mío es mi esposo. 

—vuelves otra vez con lo mismo entiende ya maldita muerta de hambre tú sabes que él se caso contigo para así poder estar conmigo es tan difícil para ti comprender eso. 

—cállate deja de decir eso y vete por favor ya vete de aquí como te dije no debes de estar aquí vete. 

Justo cuando Megan estaba por responderme se acerco a nosotros Rigoberto uno de los dos guardaespaldas que estaban afuera de la puerta del cuarto y me manifestó. 

—señora Montero ¿tiene usted algún problema?. 

—creo que si Rigoberto pues la señora Robledo no se quiere retirar de aquí. 

—como que la señora Robledo que acaso no es la señorita una de las doctoras que está tratando al señor Montero. 

—claro que no señor Rigoberto la señora aquí presente es nada más y nada menos que Megan Robledo de Peña la esposa del gobernador. 

—de verdad lo siento por haberla dejado pasar a ver al señor Montero, señora, pero enseguida remedio eso. 

Luego de mencionarme eso el señor Rigoberto se dirigió hacia Megan y le dijo. 

—primera dama señora de Peña discúlpeme por favor por lo que le voy a expresar, sin embargo, me siento en la penosa necesidad de pedirle que se retire por favor, ya que su presencia incomoda a la señora Montero. 

—guardaespaldas de segunda todos ustedes de hecho bola de muertos de hambre como se atreven a pedirme a mí que me retire del lugar donde debo estar. 

—vamos Megan ya no hagas esto más difícil ya no sigas incomodando más gente ya mejor emprende tu camino. 

—otra vez metiendo te en lo que no te importa Ricardo no obstante está bien creo que es momento de que me marche, sin embargo, no es por ustedes muertos de hambre que me lo estén pidiendo sino porque ya estoy arta de estar rodeada de tanto mediocre. 

—mediocre serás tu maldita bruja. 

Estaba por volver a darle una cachetada a la bruja esa, pero inmediatamente cuando se dio cuenta de mi intensión se dio la media vuelta y se fue. 

No sin antes decir que se iría, sin embargo, volvería nuevamente para ver a mi Leo. 




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