Por siempre nuestro secreto

Capítulo 58 sospechosos.

Leonardo

—sé que tal vez lo están haciendo, pero como me pide calma comandante cuando atentaron contra la vida de mi esposa peor aún encontraron al culpable, pero apareció muerto después y lo que es peor en sus manos tenía una cartulina con un mensaje de amenaza para mi mujer. 

—lo entiendo señor Montero si yo estuviera en su lugar estaría igual más, sin embargo, no debe perder la calma pues de nada sirve que se altere lo único que va a conseguir es que le haga daño pues recién está despertando del coma. 

—tiene razón comandante no puedo perder la cordura en todo esto, pero simplemente no quiero que lastimen a mi familia dígame por favor ya tiene alguna idea de quien puede ser quien este detrás de todo esto. 

—pues tengo mis sospechas sobre dos personas en específico, pero aún no tengo nada concreto en contra de ellos. 

—no importa quiero saber de quién sospecha por favor necesito estar informado lo de menos es si tiene pruebas o no con que me diga por qué sospecha de ellos basta. 

—está bien señor Montero le diré de quienes sospecho, pero también quiero pedirle de favor no decir nada de lo que le voy a contar pues debo decirle mi carrera está en juego si esto se llega a saber antes de que yo tenga pruebas contra mis sospechosos. 

—le doy mi palabra comandante que nada de está información saldrá de aquí, sin embargo, ahora estoy más preocupado que antes pues por su comentario son personas peligrosas sus sospechosos. 

—así es señor Montero las personas de quien sospecho son muy poderosas y tienen muchas influencias aunque no tantas como usted y su fama, pero de todas formas sin tomar riesgos es mejor no quiero que toda mi investigación se derrumbe. 

—comprendo comandante así que como ya se lo mencioné tiene mi palabra nunca diré nada. 

—muy bien señor Montero pues ya no le demos más vueltas al asunto le diré los nombres de mis dos sospechosos. 

—me parece perfecto comandante dígame entonces ¿quiénes son esos sospechosos?. 

—pues bueno señor Montero le diré entonces que mis sospechosos son el gobernador del estado Andrés Peña y su esposa Megan Robledo de Peña.

Cuando el comandante pronunció estos nombres fue como si un balde de agua fría me calles encima pues realmente no me esperaba. 

Esa declaración no me la esperaba pues si bien Megan estaba celosa de Sara no creía que era fuera como para mandar a alguien a que le hiciera daño a mi pequeña. 

Ahora bien también el comandante mencionó como sospechoso al gobernador cosa que realmente también me saca totalmente de contexto pues hasta donde yo sé Andrés no sabe nada de nuestra relación. 

Así que no tendría ningún motivo para lastimar a Sara pues si lo supiera sería tan obvio que una manera de lastimarme sería haciéndole daño a mi esposa.  

En serio no podía creer en la posibilidad de que Megan estuviera involucrada en una cosa así una y mil cosas pasaban por mi mente. 

Necesitaba saber por qué el comandante estaba haciendo esas acusaciones asía la pareja presidencial.

Sentía la necesidad de saber en qué se basaban sus acusaciones así que sin pensar más le dije al comandante. 

—pero dígame Comandante ¿por qué?, sospecha de ellos. 

—pues por qué el joven Ricardo Iglesias habló conmigo en privado y me contó varios sucesos que pasaron en el pasado con la señora Robledo me plantío varias teorías muy fuertes. 

—que clase de teorías comandante por favor no puedo creer que usted se esté basando en chismes. 

—señor Montero comienzo a notar que le están molestando mis sospechas. 

—la verdad es que si me molestan comandante Bruno pues como ya le mencione no puede estar basando su investigación en chismes y menos de fuentes tan poco confiables como lo son Ricardo Iglesias. 

—señor Leonardo no son chismes lo que le estoy diciendo pues lo que el joven Ricardo me contó no son mentiras. 

—claro que son mentiras pues no es el único al que le ha contado la historia del supuesto primo que antes era novio de Megan. 

—entonces por lo que menciona usted está enterado de esa historia señor Montero.

—así es pues hace tiempo Ricardo intentó hablarme mal de Megan contándome la historia que al parecer volvió de nuevo solo que esta vez a usted comandante por este atentado que yo pienso que no tiene nada que ver con Megan y mucho menos con el gobernador.

—pues yo creo señor Montero esto tiene todo que ver con el atentado pues ya yo estoy totalmente entrado de la relación que usted tenía o tiene con la señora Robledo. 

—como es que usted sabe eso Comandante ¿quién se lo dijo?. 

—tengo mis contactos señor Montero yo estoy investigando muy a fondo su atentado pues lo he prometido a su familia en especial a su padre dar con los responsables de su atentado me cueste lo que me cueste y no se preocupe yo nunca diré nada de lo que averigüe de su vida eso téngalo por seguro.

—sé que será discreto comandante peo en serio no sé cómo puede creerle a Ricardo son solo chismes lo que está diciendo. 

—me temo que no son chismes señor Montero pues yo estuve como asistente del comandante en jefe de esa investigación sé perfectamente que había 3 testimonios muy fuertes que incriminaban a la señora Robledo y a su esposo. 

—entonces si había testigos de eso porque no hicieron nada supongo que al final esos testigos nunca existieron o algo por el estilo. 

—claro si existieron señor Montero esos testigos eran nada más y nada menos que los padres de la señora Megan. 

—eso es muy difícil de creer comandante. 

—pues aunque le sea difícil es verdad señor eran sus padres y un conocido del barrio donde vivían. 

—como que sus padres ella no tiene papás fallecieron en un accidente aéreo ¿del barrio? Como más bien quiso decir de la residencial donde vivía. 

—no me equivoque señor Montero en ninguna de las dos cosas pues la señora Megan viene de una familia humilde sus padres eran gente de pocos recursos y vivían en un barrio ella se avergonzaba de ellos. 




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