Por siempre nuestro secreto

Capítulo Final Mariana y Maximo.

Leonardo 

—un milagro, yo también pienso lo mismo doctora que mi princesa es un auténtico milagro.

—así es señor Montero, su bebé es un milagro.

—quisiera pasar a conocer a mis hijos y ver a mi esposa, por favor.

—nosotros también queremos pasar a ver a mi nuera y a mis nietos.

—claro podrán pasar a verlos, pero de uno en uno sugiero que el señor Montero sea el primero en pasar a conocer a sus bebés, pero como ustedes decidan está bien.

—muy bien hijo, la doctora tiene razón, lo mejor será que tú pases primero, mi cielo es tu familia.

—así es señor Leonardo, mi diosa está ansiosa por conocer a sus bebés contigo que los dos los conozcan juntos.

—entonces ya está decidido verdad por decisión unánime, el señor Montero será el primero en pasar verdad.

—así es doctora, yo seré el primero, quiero que mi esposa y yo conozcamos a nuestros bebés juntos.

—muy bien señor Montero justo me acaban de informar que la señora Montero acaba de despertar y pregunta por usted y sus bebés, así que ya no la hagamos esperar y vamos a verla, le parece.

—por supuesto que si doctora vamos a ver a mi familia.

Luego de decir esto, la doctora puso su mano sobre la puerta, la abrió y me hizo una seña para que la siguiera, así que yo sin pensarlo la seguí.

 

Sara 

Cuando abrí los ojos observe el techo de lo que parecía ser el hospital, no recuerdo nada, solo aquel momento desgarrador ver a mi abuelita morir por culpa de esos locos cobardes.

Sentí un poco de dolor de la cintura para abajo, de hecho casi no podía moverme.

De repente vino a mi mente el momento en el que comencé a sentir mucho dolor en mi vientre y sentir como por mis piernas escurrir sangre.

Cuando recordé esto inmediatamente puse mis manos en mi vientre y ya no sentí mi pancita abultada, en su lugar tenía mi abdomen plano.

Entre en pánico, pues, no sabía qué había pasado, solo recuerdo haberme desmayado, así que comencé a gritar.

—mis bebés donde están mis bebés y mi esposo.

De repente por la puerta entro una enfermera y al verme tan alterada para calmarme me dijo.

—tranquila señora Montero, sus bebés están bien, me complace informarle que usted ya es mamá de dos hermosos bebés, un campeón y una princesa, en cuanto a su esposo viene para acá para que juntos conozcan a sus bebés.

—entonces mis bebés ya nacieron, supongo que me puse mal verdad, por eso nacieron antes de tiempo, pues, iban a nacer hasta dentro de un mes se me adelantaron.

—así es señora Montero, hubo un poquito de complicaciones, las cuales ya le explicarán sea la doctora o su esposo, lo importante es que sus bebés están bien, solo que por lo mismo que nacieron antes de tiempo están un ratito en la incubadora, pero ya vienen para acá.

—está perfecto, Gracias señorita, le agradezco la información.

—no hay nada que agradecer, señora Montero, solo estoy haciendo mi trabajo.

Después de que la enfermera dijo esto, la puerta de mi habitación se abrió y por ella entro mi esposo acompañado de una doctora.

Cuando Leo me vio inmediatamente corrió para abrazarme la doctora al observar esto dijo.

—cuidado señor Montero, que no se le olvide que su esposa acaba de tener a sus dos hijos, está recién operada, no la vaya a lastimar.

—es cierto doctora lo siento, es solo que no puedo evitar abrazar a mi esposa al amor de mi vida, la mamá de mis hijos.

—está bien lo comprendo solo con cuidado de acuerdo.

—sin problema, doctora de acuerdo.

—muy bien los dejo para que platiquen en lo que esperan a sus bebés.

—Gracias doctora, muchas gracias por cuidar de mí y mis bebés.

—de nada señora Montero, estoy aquí para eso, ahora si me disculpan es momento de retirarme cualquier cosa, no duden en llamarme con permiso.

—propio doctora.

Luego de decir esto la doctora salió de la habitación y apenas cerró la puerta, mi Leo me besó apasionadamente, yo por supuesto le correspondí a que beso.

Nuestros labios duraron juntos alrededor de unos 5 minutos hasta que nos separamos por falta de aliento, así que cuando terminamos de besarnos mi Leo me dijo.

—mi amor tenía tanto miedo de perderte a ti y a nuestros bebés, tanto te lo juro que no sé qué hubiera pasado si a ustedes les hubiera.

—pero no a nosotros no nos pasó nada mi amor. Leo aquí estoy y pronto conoceremos a nuestros bebés mi amor a quien si le pasó fue a mi abuelita.

Luego de que dije esto a mi voz se quebró totalmente y las lágrimas comenzaron a salir por mis ojos.

Cuando mi Leo observó esto seco, mis lágrimas y me dijo.

—mi amor sé que no es consuelo, pero te prometo que ese desgraciado pagará, pues, estará todo lo que le reste de vida encerrado en esa cárcel, pudriéndose lo que le reste de vida en cuanto a Megan después de la caída murió instantáneamente.

—lamentó escuchar que murió de verdad a pesar de todo en cuanto a ese loco me parece bien que se pudra en la cárcel mi amor, aunque eso no me devuelva a mi abuelita, al menos tengo el consuelo que ese hombre no volverá a molestar a nadie. 

— así es mi amor a nadie, yo te prometo que ese infeliz nunca va a lastimar nunca más a nadie de nuestra familia.

—así es mi amor, juntos protegeremos a nuestra familia siempre.

Después de que dije esto, mi esposo me contó lo que había pasado con nuestra bebé de cómo había nacido muerta y que por suerte había regresado.

Debo confesar que al principio si me asusté, pero después sentí alivio, pues, yo, al igual que la doctora y mi Leo, creo que fue un milagro que mi hija esté viva.

Mientras reflexionábamos sobre eso tocaron a la puerta, eran las enfermeras preguntando si podían pasar, pues, traían a nuestros bebés.

En cuanto escuchamos eso les dijimos inmediatamente que si podían pasar.




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