SHAMARA
Cuando yo leí el mensaje que Dean me envió no pode creer lo que leía, pero es la oportunidad que necesito para que estemos compartiendo juntos, sin interrupción y atreverme a hablarle de mis sentimientos.
Fui corriendo hablar con mi madre, de seguro ella se iba a poner feliz de que me fuera un fin de semanas con Dean, ella sabía de mis sentimientos hacia él y me apoyaba.
Luego mi hermano Owen me contó que Dean había hablado con él para que fuéramos los cuatro juntos a Miami como regalo de mi cumpleaños y mi papá no pusiera el grito al cielo por irme sola con él. Sin ningún tipo de problemas mi padre accedió y le dijo que disfrutáramos mucho porque yo me lo merecía por ser una buena hija.
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La noche anterior al día del viaje, yo tenía todo preparado, emocionada por ese fin de semanas que pasaría con mi amado.
A Savanna, mi madre le encantaba reunir la familia con cualquier excusa para llenar la mesa de buena comida y beber un buen vino francés o italiano que eran sus preferidos.
Mi hermosa madre es una de las mejores psicólogas que tiene San Francisco, es alta, ojos azules como el mar profundo, cabello rubio y muy largo, tiene el cuerpo mejor que una modelo y unas piernas envidiables…. Es la envidia de muchas mujeres, aparte es inteligente y con un gran corazón.
Mami nos preparó una cena especial, estaba toda la familia reunida.
En el comedor ya todos cenando levantamos nuestras copas para brindar que yo soy mayor de edad, y que pronto me voy para la universidad a estudiar psicología clínica como mi madre, además que mis dos hijos Owen y Dylabel están cosechando exitosos en sus carreras.
Me acerqué a mi padre después de la cena para darle las gracias por dejarme ir de viaje con mi hermano y Dean y el cambio de mi coche, le dije lo feliz que estaba, aunque había viajado muchas veces a Miami yo sentía que esa era la primera vez que lo hacía independiente y como una adulta.
─Mi niña, tu eres el alma de esta casa y mereces lo mejor. Espero que disfruten mucho─. dijo con mucha nostalgia mientras tomaba un trago de vino.
Mi padre siempre ha querido a Dean como un hijo más de la casa, lo vio crecer y ahora lo está ayudando para que se convierta en un hombre de negocios.
─Gracias papi ─Le di un beso tierno en modo de agradecimiento.
─Debes ir a descansar porque tu vuelo sale a las nueve de la mañana y es larga la trayectoria─. Me regaño.
Ya en el aeropuerto estuvimos sentados a la espera del llamado para abordar. El silencio estuvo presente entre ambos, yo me sumergí leyendo una novela o más bien haciendo creer porque me sentía muy nerviosa mientras Dean solo me miraba de vez en cuando.
Mi hermano y Lorana estaban hablando y a la vez comiéndose a besos, es incómodo ver esas escenas mientras yo solo me tengo que conformar en mirarlo y no poder tocarlo.
Dean se acercó a mi interrumpiendo mi lectura ficticia, se sentó a mi lado, pero al momento que me iba a decir algo que creo era importante por el reflejo en su cara, escuchamos una voz rompiendo con la tensión que había en el lugar.
Llamaron para abordar y al fin la presión desaparecía porque luego estábamos riendo de sus chistes recordando las locuras que hacían cuando él y Owen eran pequeños y todas las travesuras que les hacían a sus hermanos menores.
Después de salir del aeropuerto tomamos un taxi camino al hotel. Owen y Lorana iban todo el camino durmiendo mientras que Dean y yo seguíamos hablando de cosas tontas.
─El hotel es muy bonito, lo busqué por internet y me gustó mucho ─musité con voz cantarina.
─Si, es unas cinco estrellas. Lo mejor para ti ─respondió dejándome helada al escuchar sus palabras.
Al llegar al hotel hice una inspección al lugar quedando sorprendida de lo bello que era, en la entrada había muchas lámparas en el techo con una decoración totalmente en blanco y madera. En el lobby nos recibió una joven muy amable, sonrojándose al ver a Dean, de seguro no solo a ella le sucedía eso.
Subimos las escaleras acompañados de un joven que nos llevaba las maletas, nuestras habitaciones estaban en el segundo nivel, todos los pasillos y balcones eran en cristal azul cielo. El hotel era muy elegante.
La primera habitación era la mía seguido de la habitación de Owen y Lorana y por último la de Dean que estaba al final del pasillo. El joven me entregó mi maleta seguido de mi tarjeta electrónica.
Mi hermano se fue con su novia a instalarse mientras yo entré a la mía tumbándome de inmediato en la cama para darme un respiro. Dean se quedó parado en la puerta sin decir nada. Lo miré para luego decirme.
─Al fin estamos aquí ─murmuró Dean con una sonrisa pícara.
Yo solo sonreí al ver la expresión de satisfacción de Dean.
Mi habitación era hermosa y muy cómoda. Tenía dos camas dobles grandes con una decoración en blanco, las sabanas crema con pequeñas rayas doradas, un pequeño comedor, una smart tv pantalla plana de 55 pulgadas y altas voces bluetooth, un sofá grande color blanco y un gran ventanal con vista al más lleno de cortinas crema a juego con la decoración y una gran alfombra casi del tamaño de la habitación.