SHAMARA
La velada estuvo genial hasta que por creer que sé beber acabé dañando la noche, estuve haciendo el ridículo y dando una escena poniéndole el pie a Dean en sus piernas… que vergüenza.
Entonces para rematar lo abrace y bese en la habitación delante de mi hermano y de su novia, ¡oh Dios! Me comporte como una cría de doce años.
Lorana me va a odiar porque le dañe su noche con mi hermano, en vez de tener una noche apasionada está aquí cuidando a la borracha inmadura.
Con el corazón en la boca pensando después de ese apasionado beso que acababa de darle Dean, comencé a bajar el cierre de mi vestido cuando empecé a sentirse horrible.
Estaba muy mareada y con ganas de vomitar, corrí a baño botando todo lo que tenía en el estómago habían transcurrido diez minutos y no dejaba de vomitar, estaba tirada en el piso llena de sudor, sin fuerzas para poderse levantar y con el cabello revuelto.
Entró Dean y sin decir nada me tomó entre sus brazos y me metió en la bañera, abrió el grifo con el agua fría y me bajó el cierre del vestido a regañadientes porque me rehusaba a que me lo quitara. Estuve por un largo rato bajo el agua.
En seguida me ayudó a secarme el cabello como un bebe. Lorana me dio una botella de agua para que me hidratara. Luego me puse un pijama y Dean me llevó a la cama.
A la mañana siguiente desperté aturdida y también sorprendida de ver a Dean en la cama conmigo. Al moverme tanto él se despertó.
─¿Cómo te sientes? ─preguntó con preocupación en su voz.
─Me duele mucho la cabeza, me molestaba la luz ─Poniéndome las manos en la cara ─Y tengo una maldita resaca.
─¿Qué haces tú aquí? ─Indagué confundida.
─Estabas muy mal anoche por el alcohol que ingeriste, vomitaste toda la noche y yo me ofrecí a cuidarte porque mi hermana no había pegado ojo cuidándote al igual que Owen.
─Estuve haciendo el ridículo ─Me volví a tapar la cara apenada, cuantas estupideces hice en una sola noche.
Me levanté de la cama y fue al lavabo, quería tomar una ducha de agua fría para sentirme mejor y despierta. Al momento de salir del baño envuelta en una toalla, Dean estaba recostado en la cama y se paró de repente.
─¿Te sientes mejor? ─me preguntó con voz ronca. Él no dejaba de mirarme como si tuviera cuernos en mi cabeza.
─Me siento mejor ─respondí mirándolo fijamente intrigada por saber que pasaba por su cabeza.
Dean se acercó a mi tomándome de las manos.
─Shamara quiero que hablemos de nosotros ─murmuró.
─Dean ¿Qué sucede? ─pregunté mientras me sentaba en la esquina de la cama con el ceño fruncido.
─Hermosa, tu eres muy importante para mí ─indicó mientras me acaricia la mejilla derecha. Respiró hondo, tomando una bocanada de aire………
─Tú también eres importante para mí ─musité
─Shamara Thompson, te quiero en mi vida y eso es lo único que me interesa ─agregó dándome un beso de esos que quitan el aliento y con deseos de más─. Te quiero ─Continuó mordiéndome la oreja, haciendo que me saliera chispas de placer.
─Yo también te quiero Dean. Más de lo que te imaginas………
─Me tienes loco, no puedo dejar de pensar en ti ─Señaló acariciando con sus dedos mi barbilla. ─Cierra los ojos ─Me pidió poniéndome de frente hacia él ─Solo escucha mi voz. Quiero mostrarte lo que siento por ti desde aquella vez que unimos nuestros labios por primera vez cuando tenías trece años, ¿recuerdas? ─preguntó poniendo sus manos en mi cuello y haciendo que yo me transportara a ese mágico día que tanto atesoro.
─Si ─solté un gemido contenido……
─Te-de-ce-o princesa ─susurró despacito haciendo que yo sintiera maripositas en el estómago.
Rosó sus labios vehementes por mis hombros. volví a gemir. Mi cuerpo reaccionó a sus caricias.
─Tienes un cuerpo muy hermoso ─dijo quitándome la toalla lentamente ─Te necesito ─Me pasaba sus manos por mis pezones ─Quiero hacerte el amor.
Mordí instintivamente mis labios en respuesta a sus caricias, y sin darme cuenta abrí lentamente mi boca en busca de la suya. Me sentía deseada, siendo acariciada por el hombre de mis sueños.
─Quiero que me beses, necesito tus labios junto a los míos ─murmuré saboreando mis labios de una forma tan provocativa que yo misma me desconocería.
─Quiero que abras los ojos ─dijo mientras me miraba.
Me acarició los labios con su dedo índice muy lentamente para después besarme de una forma desenfrenada, con necesidad y pertenencia. Bajó sus manos hasta la parte baja de mi espalda, luego a mi trasero, deslizó sus juguetones dedos al interior de mis muslos, siguiendo su travesía a mi sexo acariciando mi clítoris de una forma tan ardiente.
─Mi respuesta fue un gemido agudo.
Tenía todo mi cuerpo temblando, sintiendo sensaciones nuevas para mí, mostrándome un mundo lleno de deseos y ardiente placer. Cada poro de mi cuerpo me gritaba que lo necesitaba a mi lado.