13
DEAN
Después de lo que había pasado la noche que regrese de viaje llevando a Mónica a casa y Shamara encontrarnos pensé que la perdería, la amo, pero mi nena es muy celosa y ve cosas donde no las hay.
Luego que hablamos y dejamos las cosas muy claras todo estaba tranquilo y no volvimos hablar más del tema.
Aunque Mónica es una mujer muy guapa no tengo ojos para otra mujer que no sea mi pequeña, no quiero que se sienta amenazada por la llegada de mi colega porque es solo una asociada.
El fin de semana llego y con él una reunión familiar por el compromiso de Owen y Lorana que pronto se casaran. Espero que ambos sean muy felices porque se lo merecen, mi hermana es muy especial, con un corazón enorme.
Shamara y yo estábamos en una esquina de la piscina abrazados pensando cuando nos tocara a nosotros comprometernos, nuestras familias estarían así de feliz.
Salí del agua pidiéndole a Shamara que me siguiera el paso porque tenía algo importante que decirle.
Subimos a la habitación de Shamara para tener privacidad, empapados de agua. Ella llena de curiosidad por lo que le tenía que decir. Buscó dos toallas tendiéndome una para secarme y así estar más cómodos.
Busqué entre mis cosas que estaban guardadas en esa habitación una pequeña caja blanca.
─ Ábrela ─ le ordené ─ cuando ella abrió la cajita había una llave dentro.
─Sé que es un poco precipitado, pero te entrego la llave de mi apartamento para que vivamos juntos, quiero que siempre estés a mi lado cuando abra los ojos y pueda hacerte el amor cuando quiera.
Ella se quedó mirando la llave sin decir una palabra.
─Hermosa estoy esperando por ti ─susurré sacándola de sus pensamientos que viajaban a miles de kilómetros por horas.
─¿Estás seguro de lo que me estas pidiendo? ─Puntualizo ─Sé que las cosas han pasado muy rápido entre nosotros, pero no quiero que te dejes llevar por la emoción del momento y luego te arrepientas y yo salga lastimada.
─Shamara te quiero y quiero que lo intentemos ─dije tomando sus manos.
Sé que es muy pronto para hacerle esa propuesta, pero ¿Qué tenía de malo intentar construir nuestra historia de amor?
─Sabes algo. Si acepto vivir contigo… las cosas van a cambiar, también tengo que hablar con mis padres...
Vamos a lograr que todo salga bien, sé que nada es perfecto o que no tendremos diferencias, eso es inevitable, lo vamos a lograr. Voy a ser positiva y lucharemos por nuestra relación─. Susurró dándome un fuerte abrazo.
Le agarré la cara con ambas manos para luego depositar un muy apasionado beso.
─Hay otra cosa que tengo que decirte ─dije mirándola cuidadosamente esperando ver su reacción, eso significaba que no le iba a gustar nada lo que tenía que decir.
─Dime ─respirando hondo y sentándose en la cama abrazando la toalla.
─Owen y yo trabajamos en un proyecto muy importante para la compañía y para nosotros como profesionales, hemos ganado la licitación.
─Me da mucho gusto por ambos ─respondió con una sonrisa de felicidad.
─Tenemos que ir para Dubái por seis meses.
─ ¿Qué? ─Fue lo único que salió de su boca─. Te piensas ir y dejarme sola por seis meses ─Comenzaron a bajar las lágrimas a chorros como si fuera una llave, en ese momento su felicidad se fue a la mierda.
─Amor no te enfades, por favor, no te quiero ver llorar, el tiempo pasa rápido y yo desde que las cosas estén organizadas vendré a verte─. Respire hondo mirándola fijamente porque sé que no le va a gustar lo otro─. Quiero decirte algo mas ─Añadí.
─¿Hay algo peor? ─preguntó un poco exaltada y limpiándose la cara.
─Mónica ira con nosotros.
─¿Cómo? ─preguntó exasperada.
Hubo un enorme silencio que me pareció eterno, ella me miraba sin decir nada y eso me daba miedo.
─Amor, aunque no me guste lo que me dices no me voy a molestarme contigo porque sé que no eres culpable. ─Con una leve sonrisa en su rostro, me tomó por el cuello para besarme muy apasionado ─Eres mío ─susurró mordiendo el lóbulo de mi oído ─Sé que no harás nada que arruine nuestra relación.
Tomándola por la cintura, la levanté colocándola en mi cintura, acariciándole el cuello con mi lengua, llevándola hacia la alfombra que estaba delante de la cama, una alfombra blanca muy suave y cómoda donde Shamara tantas veces se acostó a escuchar música o a leer sus novelas románticas.
─Quiero que seas mía aquí y ahora en tu alfombra para cuando la veas siempre te acuerdes de este momento.
Besé cada parte de su cuerpo, su ombligo y cada centímetro de su abdomen hasta llegar a su sexo, bajando el panti del bikini de un tirón, acariciando lentamente su clítoris con mis dedos, luego con mi lengua haciéndola gritar.
─Amo tu cuerpo ─suspiré─, te amo tanto, mi hermosa mujer de ojos verdes ─susurré tomándola entre mis brazos penetrándola lentamente, haciendo que le saliera un gemido enloquecedor.