DEAN
Para mí fue muy difícil la partida de Shamara, ya había pasado cuatro meses y aun ella no quería tomar mis llamadas y menos responder mis mensajes. Cuando le preguntaba a mi tío o a uno de sus hermanos ninguno quería opinar, me decían que arregláramos nuestras diferencias.
Volví a San Francisco por unas semanas, aproveché la oportunidad para buscar a la mejor amiga de Shamara, Sophia. Le insistí tantas veces para que me diera su dirección en Londres, pero ella también me veía como culpable y se negó
Una noche cabreado por la situación me fui a un bar a tomarme unos tragos, me senté en la barra y pedí un trago de whisky Chival Rigal Royal salute 50 años. Luego me decidí por la botella, quería celebrar mi desdicha.
─A tu salud Shamara Thompson, gracias por hacer mi vida miserable ─decía con el vaso de mi trago arriba.
Una hora más tarde estaba medio borracho, seguía sentado en el mismo lugar con la botella casi terminada. Una bella chica se me acerco con la intención de buscarme conversación, era una rubia alta, cabello largo, bella sonrisa.
─Buenas noches hombre sexi, ¿Qué haces aquí tan solo? ─preguntó con una voz sexi mientras se sentaba a mi lado.
Volteé para mirar la bella mujer que me hablaba, pero solo vi la imagen de Shamara y volví a mirar mi vaso con cara de cabreo. La bella mujer siguió insistiendo hasta que le respondí, estuvimos hablando alrededor de dos horas hasta que la chica que se llamaba Mariela me invito a su apartamento.
Entre el cabreo y todo el alcohol que mi cuerpo tenia me fui al apartamento de la rubia. Era un lugar muy acogedor y elegante, la mujer poseía buen gusto, apartamento, octavo piso, decorado en blanco y negro, habitación espaciosa con una decoración que irradiaba seguridad y elegancia.
Después de hacer el amor varias veces, le conté mi historia, le deje muy claro que yo no buscaba el amor en otra mujer y que si deseaba volver a verme sería solo sexo sin ninguna atadura o relación alguna.
Transcurrieron varias semanas y la hermosa chica seguía buscándome bajos mis términos, ella me gustaba mucho y como era una mujer independiente y sabía lo que quería no veía porque no podíamos pasarla bien juntos.
Los meses transcurrieron, Mariela y yo teníamos más que algo casual, yo viajaba mucho por varios estados y aun continuábamos en expansión en Dubái, ella me entendía y no había complicación.