DEAN
Aún seguía en Dubái un día antes de la celebración sin ningún ánimo de coger un vuelo para acompañar a mi familia. Mi padre me había llamado para convencerme de que los acompañara con su discurso de que no todos los días se cumplía 55 años. Reservé con la esperanza de llegar a tiempo, eran muchas horas de vuelo y llegaría molido.
Llame a Mariela para que fuera a buscarme al aeropuerto, también para que organizara su agenda para que me acompañara, pienso que ya es tiempo de que salgamos públicamente y que mis padres la conozcan; aunque no tenemos nada formal quiero que ellos estén al tanto de que ella existe y saquen de sus cabezas que Shamara y yo vamos a volver.
Hace más de 7 meses que no sé nada de ella, días atrás me estuvo llamando varias veces. Vi las llamadas, pero no quise tomarlas, ella tomo la decisión de marcharse a Londres sin importarle como yo me sentía y no me quiso creer cuando fui muy sincero con el respecto a lo que pasó la mañana que ella me encontró con Mónica en el hotel.
Es mejor que las cosas se queden como están.
Por más de diez horas de vuelo llegue con tiempo para poder descansar antes de llegar al hotel, quiero ver las caras de mis padres cuando me vean llegar, después de mi ruptura con Shamara las cosas con mi familia cambiaron mucho, ya no somos tan unidos como antes. Ahora soy la oveja negra de la familia.
Llegamos a mi departamento, comimos una picadera acompañada de un vino; nos recostamos un rato para luego cambiarnos. El tiempo se pasa volando.
Llegamos al hotel, estaba lleno de invitados conocidos, el ambiente estaba muy acogedor. Al momento de entrar al salón tomado de la mano de Mariela se escuchaba la canción “hard to say i’m sorry”. La pista estaba abarrotada de personas conocidas y para mi sorpresa ella estaba ahí entre la multitud, tenía entendido que aún seguía en Londres. Se veía muy feliz bailando con un hombre.
Fui en busca de mis padres para darles la gran sorpresa y al mismo tiempo aprovechar para presentar a mi amiga Mariela. A mi madre por supuesto no le gusto para nada verme con otra mujer, mientras que mi padre muy educado y cordial como siempre estuvo hablando con ella muy cómodamente.
Al terminar la canción nos indicaron que pasáramos al área del buffet, tome de la mano a Mariela y indicándole que fuéramos a la mesa detrás de los demás, una joven nos guio a una mesa que estaba en el centro del salón donde estaba toda la familia exceptuándola a ella.
─Dean que gusto que pudieras venir ─dijo mi tía Savanna─. Al igual que ella los demás me dieron la bienvenida, todo iba bien cuando en un momento hubo un pequeño silencio hasta que me percaté de su presencia, ella haló la silla que estaba a mi lado, me sorprendí al verla ahí, pero no la saludé, al contrario de lo que seguros todos esperaban, la ignoré y seguí hablando con Mariela. No quería que el momento fuera más incómodo.
El momento de la cena todos estuvo tranquilo hasta que llego el postre, todo cambien y Shamara hizo varios comentarios subidos de tono y fuera de lugar. Se notaba que había bebido de más.
─Shamara ¿Qué te sucede? ─le preguntó su madre al ver la forma como se comportaba. ─Estas pasadas de tragos mi niña.
Yo la contemplaba disimuladamente mientras Mariela la miraba sorprendida por la forma tan descarada y abierta que le decía a ella que se alejara de mí, para que yo no le hiciera lo mismo que le hice a ella.
─¿Tú sabes quién es este bello hombre que está contigo ahora? ─ le pregunto a Mariela señalándola con el dedo índice ─Era mi prometido, el que encontré con otra en su cama desnudo ─Se hizo un silencio en la mesa y todos la miraron.
Sophia se paró de la mesa y la tomo del brazo para llevarla al servicio.
El hombre que acompañaba a Shamara, ahora estaba sentado al lado de Marie conversando muy entretenido; le dijo que estaba sorprendido al ver el espectáculo que ella estaba dando y que al parecer aun no superaba a su anterior pareja.
─Me voy a marchar ─dijo mirándola fijamente y yo muy atento a su conversación.
─No quiero que te vayas, estamos conversando entretenidos o ¿estas aburrido? ─preguntó poniendo cara de tristeza ─si es por la escena que Shamara acaba de hacer no le prestes importancia porque ella y mi hermano son así, pronto arreglarán sus cosas y volverán hacer la pareja feliz que siempre han sido─. Me miró mientras decía esas palabras y se percató que yo estaba pendiente a su conversación.
Tomé a Mariela de la mano y le pedí que fuéramos a bailar dejando a mi hermana con el hombre desconocido.
Quería que mi familia viera que, aunque siguiera amando a Shamara nuestra relación termino y no estaba dispuesto a seguir rogándole. Toqué y bese a Mariela en el cuello hasta que me percate que ella nos miraba, le susurré a Mariela lo rico que la íbamos a pasar cuando llegáramos al departamento y ella sonrió y luego nos besamos muy apasionados.
No aguanto la presión y salió corriendo. Seguimos bailando hasta que salí del salón a investigar si ella se había ido. Llegando al lobby la alcance a ver sentada en un sofá, me acerque muy despacio tocando sus hombros.
─¿Estás aquí? ─pregunté mientras caminaba para estar frente a ella─. Saliste huyendo de la fiesta, ¿no te sientes a gusto? ─Mientras la miraba percibí lo colorada que estaban sus mejillas y el rojo de sus ojos. De seguro estaba llorando, aunque me duela verla así no puedo flaquear, debo mantenerme firme y seguir adelante sin ella.