DEAN
Volví de Dubái un día antes para la boda de mi hermana y mi mejor amigo, aún conservaba mi departamento, no quise alquilarlo o venderlo para cuando volviera a la ciudad.
Fui a la oficina de mi padre, quería verlo y pasar un tiempo con él. Lo saque de la oficina y nos fuimos a beber unos cuantos tragos y cenar, pasar tiempo padre e hijo que hace mucho tiempo no pasamos.
─Dean, ¿Qué piensas hacer con tu vida? El tiempo está pasando y ya no eres un niño ─preguntó mientras me daba un trago largo de whiskey.
─Ahora mismo me estoy enfocando en el trabajo y hacer mi propio dinero, luego de eso buscare una mujer para casarme.
─¿No piensas arreglar las cosas con Shamara? ─Cada vez que alguien de mi familia toca el tema de mi vida siempre tienen que mencionarla a ella.
─Papá, las cosas entre nosotros es complicada y la verdad es que no sé, no sé qué va a pasar entre nosotros. Dejemos que el tiempo sea el que ponga las cosas en su lugar.
Luego que estar juntos por más de cinco horas riéndonos y tratando de ponernos al corriente nos dirigimos cada uno a su casa, al día siguiente seria la ceremonia y debíamos estar descansados.
Owen y Dylaber se había ido desde temprano a celebrar a un yate a la costa con unos amigos como despedida de soltero.
Por culpa de los tragos me pase la mañana con resaca y no quería levantarme y como siempre llegue un poco retrasado a la ceremonia.
Llegué un momento después, cuando estaban diciendo sus votos matrimoniales, me incorporé al lado de mis padres, escuchaba atento a mi cuñado y recordé cuando le pedí matrimonio a Shamara, me salió un suspiro de nostalgia, mi madre me miró y me tomó la mano intuyendo lo que yo estaba sintiendo.
En ese momento miré a mi lado izquierdo buscando a la dueña de mi corazón.
Ahí estaba ella, sentada al lado de sus padres, tenía los ojos llenos de lágrimas, se limpió discretamente las lágrimas que corrían por sus mejillas, miró a donde estaba mi familia nuestros ojos se encontraron ninguno de los dos pudo mirar a otro lado, hasta que comenzaron a aplaudir.
Shamara se levantó de la silla dirigiéndose a la casa, yo hice lo mismo y la seguí.
─¿Ahora hablas sola? ─dije mientras me acercaba a ella con pasos firmes. Ella me miraba como si había visto a un fantasma
─Creo que ya me estoy volviendo loca ─respondió con una triste sonrisa.
Le ofrecí una tierna sonrisa rompiendo el hielo y la tensión que existía entre ambos.
─¿Cómo has estado? ─pregunté con voz pausada y mirándola con detenimiento estudiando su reacción.
─Lo normal ─contesto ─Sobreviviendo a mi nueva vida ─Me brindo una media sonrisa.
─Si las cosas hubiesen pasado diferentes entre nosotros a lo mejor estaríamos también casándonos ─Comenté en forma de reproche.
─Pero no fueron y eso ya es pasado ─Me respondió de mala gana porque sabía por dónde venía ese comentario.
─¿A qué has venido? ─preguntó de mala gana ─¿quieres seguir humillándome?
─Tranquila, fiera, vengo en son de paz─. dije levantando las manos y riéndome ─Necesito que hablemos de nosotros ─Cambié mi expresión de alegre a serio.
─¿De qué quieres hablar? Ya todo lo que teníamos que decir, fue dicho y quede muy mal parada. ¿recuerdas? me dejaste tirada en el lobby del hotel con tu orgullo y ego muy en alto diciendo que pasara página porque ya tú lo habías hecho.
La miré detenidamente observando sus gestos y pensando en la forma de como la iba a convencer de que olvidara todo lo que había sucedido hacia unos meses atrás.
─Ven ─Le tendí la mano ─Quiero que bailemos ─Shamara por un momento dudó, estaba sorprendida.
La tomé entre mis brazos llenos de amor colocándole una mano a donde termina la espalda, sujetándola fuerte a mi cuerpo. Nos mirábamos insistentemente uno al otro queriendo que nuestros ojos pudieran hablase y poder arreglar las cosas.
Shamara puso su cabeza en mis hombros para dejarse llevar de la música, cuando ésta termino le tomé la cara con mis dos manos y la besé.
En ese instante tan intenso donde por fin volvíamos a besarnos y le dábamos riendas sueltas a nuestro amor, entraron de repente sorprendiéndonos Marie y Oliver.
Luego de haber estado un momento Marie y Oliver volvieron a la fiesta.
Volvimos a estar nueva vez solos y cuando pensamos en volvernos a besar llego Owen en busca de Shamara para bailar al igual que Lorana con Dean, estos rieron.
Cuando la noche casi terminaba alcance a ver a Shamara con los zapatos en las manos.
─¿Ya te vas? ─le pregunté colocando mis manos en los hombros de la chica.
─Sí, estoy muy cansada ─Me respondió mostrándome los zapatos.
─Estaba pensando si aceptarías venir conmigo a mi casa, nos tomaríamos unos tragos ─La miré pensativo esperando su respuesta.
─Está bien, pero no estaré mucho tiempo, mañana quede de ir a casa de mis padres almorzar con ellos.