SHAMARA
Sabía que para ser feliz había que hacer sacrificios y luchar por lo que se quería, pero después de las llamadas que vi y el mensaje en el celular de Dean sabía que si me iba sin pedirle explicación no habría marcha atrás.
Necesitaba borrarlo de mi vida de una vez para siempre, aunque sabía muy bien que me sería muy difícil. Tenía que comenzar de nuevo y reparar los pedazos roto nueva vez de mi corazón.
Esa noche no pegue un ojo llorando y recordando lo mucho que sufrí cuando encontró a Dean en la cama con Mónica y que desde ese día no había sido la misma. Ahora que había hecho el amor con Dean pensé que las cosas podían estaban bien, ya había pasado un largo año, pero al encontrar el mensaje de esa mujer supe que esa felicidad que yo anhelaba solo estaba en mi cabeza.
Me levanté sin mucho ánimo para ir a casa de mis padres, no quería que me vieran con ese mal humor y desanimo que llevaba, así que me cambié muy bonita con un enterizo corto color azul cielo y unas zapatillas de plataforma blancas, me solté mi larga y rubia cabellera; un poco de maquillaje para taparme las grandes ojeras que tenía, tome mi cartera, las llaves de mi auto y mi teléfono celular.
Tenía muchas llamadas de Dean, pero pensé en no amargarme la mañana, las cosas que no se pueden no se forzar.
Después de pasarme el día con mis padres, almorzar y hablar de la magnífica boda del día anterior, llamé a mi mejor amiga Sophia para que nos tomáramos unos tragos y así entretenerme un poco.
Sophia me comento que tenía mucho trabajo atrasado, que se lo había llevado a casa para adelantarlo.
Sophia era abogada y una muy buena, en el bufete donde trabajaba, su jefe le confiaba los casos más importantes por el buen desempeño que tenía.
Con la voz triste le pedí que nos reuniéramos desde que tuviera una brecha porque necesitaba desahogarme y contarle las cosas que le habían pasado con Dean.
Llegué a mi departamento un poco pasada de tragos, me fui sola a mi bar favorito a llorar mis penas. Sintiéndome la mujer más miserable de la tierra.
Una semana después Sophia y yo nos juntamos en nuestro bar llamado “En boca de todo el mundo”, después de pedir unas margaritas le conté lo que me había pasado la noche de la boda, Sophia no podía creer lo que escuchaba.
─No te enojes conmigo, pero Dean me llamó el mismo día que me invitaste unos tragos y no pude ir ¿recuerdas? ─Asentí con la cabeza─, el me conto que había tratado incansablemente de comunicarse contigo y tú no le cogías las llamadas─. Me soltó.
─No quiero volver a verlo y menos hablarle, me dije a mi misma que tenía que comenzar de nuevo ─le dije mientras me tomaba un largo sorbo de mi trago.
─Te veo nueva vez triste. Shamara no puedes juzgarlo sin hablar con él, necesitas saber ¿Qué paso? ─Levantó su trago para brindar ─Pues si tú no hablas con él lo hare yo, tengo curiosidad ─dijo con una risa maliciosa y guiñándole un ojo.
─Haz lo que quieras, ya no me importa ─respondí haciéndome la fuerte, pero por dentro me moría por hablarle.
Pasaron varias semanas para que Sophia abriera la boca contándome la verdad de lo que pasó la noche que se me volvió a romper el corazón.
Yo lloré, grité y hasta duré varios días que no pasaba palabras con mi mejor amiga por haberme traicionado de esa forma tan vil.
Quise buscarlo, pero Dean se había ido a Dubái y no quería nada conmigo. Llena de tristeza fui a mi casa a buscar consejos de mi madre. Ella me pidió que le diera tiempo al tiempo que si mi amor era tan grande como yo pregonaba iba a estar ahí y Dean volvería a mí.