DEAN
Mientras recogía unos papeles en la oficina pensaba si de verdad tomaría la decisión de volar a Republica Dominicana y volver a ver a Shamara después de más de un año sin verla.
Recordando la forma en que ella se fue después de la noche de pasión que habíamos pasado. Pensaba que las cosas entre nosotros se habían arreglado. ¿Por qué no quiso volver hablar conmigo? ¿se habría dado cuenta que no me amaga como ella decía?, no entiendo a las mujeres. Ella se fue y no me dijo nada, no quiso volver a verme y menos explicarme por qué de su nueva actitud si todo fue un mal entendido.
Owen ya se había ido hacía varias horas camino al aeropuerto dejándome terminando unos informes de último momento.
Tenía que encontrarse con Lorana en el Aeropuerto Internacional de Miami cuando hiciera escala para irse juntos a Republica Dominicana.
Me levanté de mi asiento en dirección a la salida para irme a mi departamento. Había tomado la decisión definitiva que iría a ver a Shamara y a rescatar el amor que hubo entre nosotros, frente a frente podríamos aclarar la cosas.
Tenía el tiempo justo de ir al departamento, recoger mi equipaje, llenando la maleta rápidamente con las cosas necesarias así no perdería mucho tiempo, sino perdería mi vuelo.
Siempre había imaginado mi vida con ella, tener hijos, una casa y hasta que la muerte nos separe, mis días eran un infierno, solo trabajaba y trabajaba. Pocas veces salía y aunque puse tierra entre nosotros no había conseguido olvidarla.
Ya sentado en el avión me recosté dispuesto a dormir, pero los recuerdos de las vacaciones que tuvimos juntos volvían a mí. Los momentos donde nuestra historia de amor comenzó. Los recuerdo como una película.
Desde la noche de la fiesta no podía borrar de mi mente la imagen de mi hermosa princesa, y había tratado de mantenerme alejado de ella con la única intención de aclarar mis sentimientos, pero me había sido imposible.
Mis noches se estaban haciendo más largas y agobiantes al recordar esos bellos ojos azules que me miraban y esa boca carnosa que me pedía a gritos ser besada.
Por más sexo que tenía con Katherine no me sentía satisfecho porque siempre estaba ella en mi mente, hasta que la chica se molestó una noche cuando estuve a punto de tener un orgasmo y como un loco la llamé con el nombre de Shamara. Desde ese día no volví a saber de ella.
***
─Señor, señor, despierte, llegamos al Aeropuerto Internacional de Miami ─dijo la joven azafata que me miraba con una cálida sonrisa.
─¡Gracias! ─dije frotándome los ojos con las manos. Me puso de pie un poco confundido por el viaje.
Buscando un lugar para sentarme, revise el ticket para confirmar la hora de mi próximo vuelo, estaba un poco aturdido y cansado por tantas horas de vuelo.
Por siempre y para siempre tú, hermosa. Con una leve sonrisa recordé la noche que le hice esa promesa a Shamara.
Nunca voy a olvidar la primera vez que te hice mía.
Después de esperar media hora en el aeropuerto de Miami. Escuché una voz en los altos parlantes llamando para abordar mi segundo vuelo.
Por fin nos vamos a ver frente a frente, hermosa. No importa las veces que tenga que humillarme y pedirte perdón. Mi vida no tiene sentido si no estás conmigo.
Estaba muy cansado, no veía la hora de llegar. Revisé mi teléfono celular para verificar la dirección y tiempo que me quedaba de camino.
Posteriormente aterrizaron e hice los chequeos de rutina tomé un taxi indicándole al conductor la dirección. Me quejaba del gran calor que hacía en el país, aun teniendo aire acondicionado en el coche mi camiseta azul cielo se me pegaba al cuerpo.
Verificando la dirección entramos al complejo, maravillado por la belleza del lugar. El portero nos indico cual era la casa que buscaba. Toqué el timbre y para mi sorpresa quien me recibió fue mi hermana Lorana.
Ella feliz de verme se me lanzo encima, dándome un fuerte abrazo.
Entrando a la casa miré a todos lados buscando al amor de mi vida. Mi hermana leyéndome la mente con una sonrisa maliciosa me dijo que Shamara estaba ahí esperando por mí.
─Esta es tu oportunidad, no lo estropees, si tienes que amarrarla. Hazlo ─Picándome un ojo le decías esas palabras.
─ ¿Dónde está? ─pregunté un poco ansioso y con el corazón a mil.
─Está en la cocina ─respondió haciéndole señas donde estaba la cocina.
Fui corriendo en su búsqueda, pero al llegar solo estaba la señora que cuidaba la casa, Me dirigí al área de la piscina donde estaban todos reunidos y tampoco estaba.
Al verme todos me gritaban contentos de que estuviera con ellos. Sophia al verme buscar por todos lados supo que estaba buscando a su amiga.
─Dean, ella está arriba en su habitación.