SHAMARA
Después de estar por un largo rato en la piscina nos fuimos a cambiar, volvimos a bajar al área de la piscina a tomarnos un par de cervezas que había en la nevera muy frías.
Sophia quería hablar algo muy serio para ella, pero me dijo que también me involucraba a mí; me resulto extraño y que era todo oídos para escucharla como tantas veces ella me escuchaba a mí.
Te cuento que meses después que comencé la universidad, entre clases siempre frecuentaba un café que está cerca de la universidad. Un día coincidí con Dylabel y me invitó a sentarme con él.
Una mañana yo estaba atareada con tareas y entre libros y más libros derramé mi chocolate caliente quemando un poco mi mano. Dylabel se paró de prisa de su asiento a auxiliarme. Tuvimos que ir a emergencias para ser curada. Salí del hospital con la mano vendada y media sedada porque no resistía el dolor.
A partir de ese incidente comenzó nuestra bella historia de amor, varios días a la semana nos reuníamos a desayunar juntos en la cafetería. Queríamos darnos tiempo para saber si nuestra relación podía funcionar y luego contarla.
Tocaron a la puerta, salté de emoción de mi silla camino a la puerta con la esperanza que fuera Dean.
─ ¡Hola querida hermanita! ─grito a voces Dylabel.
Me quedé contemplando mi guapo hermano. Alto, delgado, con un cuerpo bien trabajado, buenas piernas, ojos claros y cabello rubio. Tenía un buen sentido del humor. Arquitecto de profesión y trabajaba en la empresa de su padre.
Muy buen partido para mi amiga.
─¡Hola! ─grité dándole un fuerte abrazo ─Entra. Tenía tantos deseos de verlos.
─Shamara ¿Cómo has estado? hace meses que no vas a la casa, no sales de tu encierro, diviértete, deja esa tristeza. Ya supera a Dean.
─Dylabel ya estoy mejor. Vamos a la piscina, Sophia está allá─. le contesté con mala cara.
Sophia estaba recostada en una de las tumbonas cuando vio que entro Dylabel, no pudo contener su emoción. Dio un salto para ponerse de pie e ir a saludarlo con mucha emoción.
─Hola Dylabel, ¿tuviste buen viaje?
─Hola, si… tranquilo.
─¿Quieres una bebida? ─ pregunté camino al refrigerador.
─Me gustaría tomar una coca cola, hace mucho calor.
Volvió a sonar el timbre y nueva vez salí corriendo abrir la puerta, pero no era Dean. Puse una cara de decepción muy evidente.
─Hola Shamara…
─ ¡Qué tal chicos! ─Mirando más allá de la puerta con la esperanza de que él estuviera allí.
Los nuevos visitantes eran Owen y Lorana.
─Shamara, no creo que venga ─dijo Owen leyendo mis pensamientos─. Lo dejé en la oficina terminando un trabajo.
─Yo sé que el vendrá ─contesté con los ojos aguados.
─Shamara, yo sé que Dean vendrá porque te ama. Yo conozco a mi hermano y está sufriendo al igual que tú─. dijo Lorana.
─Gracias. ¡Vamos! Dylabel está en el área de la piscina con Sophia.
Dylabel y Sophia estaban conversando muy entretenidos, mi hermano siempre de chistoso con sus malos cuentos.
─Chicos deberíamos hacer una pequeña fiesta en honor a que estamos juntos, hace mucho tiempo que no sucedía esto y hay que celebrarlo. Tenemos dos días antes que vengan nuestros padres y tenemos la villa para nosotros.
─Eso suena genial ─dijo Owen.
─Iré a la cocina a preparar nachos ─dije levantándome de mi silla a toda prisa.
Pusimos buena música y sacamos algunas bebidas para acompañar los nachos y otras picaderas.