SHAMARA
Subí a mi habitación a ponerme un bañador Después de abrir varias puertas y no dar con ella, pensé en bajar hasta que vi la puerta del fondo del pasillo entre abierta, me dirigí hacia ella, cuando la abrí encontré a Shamara abrochándose el sujetador de su bañador, ella se sorprendió al verme ahí frente a ella observándola.
─Hola princesa.
─El galán hace acto de presencia ─dije con sarcasmo.
─Acabo de atravesar el mundo para estar aquí ─respondió mientras se acercaba a mí─. Estas hermosa ─Me miré en el espejo observando cómo me quedaba el bañador─. Estoy aquí por ti mi princesa.
─ ¿Estás seguro? ─Le pregunté mirándome fijamente a los ojos.
─Yo soy como un imán que siempre es atraído hasta ti y tu eso lo sabes. Tu llegaste a mi vida para transformarla de mil formas diferentes.
Dean se acercó más a mí, dándome un cálido beso en el cuello, luego me tomó entre sus brazos quedando yo de espalda a él observándonos en el espejo. Llenando mi mente de buenos momentos que vivimos juntos.
─Princesa, mira lo bien que nos vemos juntos, eres y siempre serás la mujer de mi vida.
Sin decir una palabra me giré para que estuviéramos cara a cara y besarlo. Necesitaba ese beso con ansiedad y anhelo, lo extrañaba mucho.
No aguantaba más estar lejos de él. Yo estaba segura que si Dean estaba ahí era por mí y no permitiría arruinarlo de nuevo.
Dean correspondió a mi beso de la misma manera.
Corté el beso, necesitaba respirar, sentía que mi corazón se me iba a salir por la boca.
Dean me miró con deseo mientras yo clavaba la mirada me saboreaba los labios; él capto muy bien mis insinuaciones, me tomo entre sus brazos con posesión
Amaba hacer el amor con Dean, me hacía sentir única, deseada y sobre todo amada.
Estando en su pecho me sentía contenta. Había valido la pena esperar todo ese tiempo por él. Mis inseguridades y miedo desaparecieron y ahora me siento de una forma diferente.
─ ¿En qué piensas? ─Me preguntó mientras me acariciaba el cabello.
─Pienso que valió la pena las cosas que pasaron entre nosotros, que pasara el tiempo y yo comprendiera que tú nunca me perteneciste y que el amor con co-dependencia es dañino para las parejas.
─Princesa, nunca importo la distancia entre nosotros porque siempre volvería a ti, eres la mujer que siempre he amado, eres mi mujer, mi princesa y eso nadie lo va a cambiar─. Me dio un cálido abrazo haciéndome sentir protegida.
Bajamos al área de la piscina donde todos estaban reunidos haciendo una parrillada, cuando los vieron comenzaron a gritarnos y hacer comentarios jocosos a nuestras costillas.
─Por favor dígannos que al fin se reconciliaron y van a dejar de perder el tiempo peleador ─dijo Dylaber ─Ya están viejitos para eso ─ Rieron todos a carcajadas.
Me sonrojé al escuchar las palabras de mi hermano, miré a Dean incitándolo para que confirmara lo que mi hermano y los demás esperaban.
─Para que al fin paren con sus relajos y nos dejen tranquilos Shamara y yo nos reconciliamos y esta vez para siempre ─Me dio un apasionado beso dejando a los espectadores con la boca abierta.
Pasamos el resto de la noche comiendo mucho y bebiendo más, mis hermanos como siempre haciéndonos reír y yo con la felicidad a flor de piel que no me cabía en el cuerpo.
─Quiero hacerles un anuncio ─dijo Dylabel parándose de su asiento con su trago en la mano ─Queremos que todos sepan que Sophia y yo somos novios.
Me acerque a los novios para felicitarlos con un efusivo abrazo.
─Me alegra mucho que al fin hayas encontrado el amor, espero que sean muy felices.
─Muchas gracias amiga ─Me devolvió el abrazo ─Me da mucho gusto que por fin hayan arreglado los malos entendidos.
─Yo también, ojalá no aparezca otra mujer a dañar todo─. Reímos.
A la mañana siguiente, estábamos en la tarraza organizando las cosas que nos llevaríamos a la playa cuando escuchamos el timbre sonar, nos llenamos de alegría al ver que eran Marie y Oliver.
─Pensamos que no iban a poner venir ─Les recibió Lorana con una sonrisa.
─Oliver hizo lo posible para que estuviéramos aquí ─respondió Marie.
─Me alegro mucho que vinieran ─dije yendo a recibirlos.
Tiempo después estábamos todos reunidos en la playa bebiendo, asaltamos la despensa, cuando mis padres lleguen ya no habrá bebida alguna.
Sentada en el regazo de Dean miraba a mis hermanos y me sentía feliz en los buenos hombres que se habían convertido y que por fin eran felices como lo era yo.