Por Siempre Y Para Siempre Tu

CAPITULO 47

SHAMARA

Después de dos largas semanas en el paraíso terrenal de la nueva casa todo volvió a la normalidad.

Marie y Oliver volvieron a New York más enamorados que nunca, nos contaron la nueva noticia enseñando el anillo en su dedo y todos los felicitamos emocionados por la feliz pareja y que serían dos bodas que organizar.

─ ¿Para cuándo piensan casarse? ─preguntó Ivanna con curiosidad.

─Aún no lo hemos decidido ─respondió una Marie feliz mirando a su amado.

─Espero que nos avisen con tiempo para poder organizarles una buena recepción─. Agregó Ivanna y todos nos reímos porque sabemos lo intensa que puede ser.

Nosotros nos fuimos al apartamento de Dean, queríamos estar solos y disfrutar de nuestro amor.

A Dean le quedaba solo una semana en el país y queríamos pasar el mayor tiempo posible juntos.

Después que yo terminaba mis consultas salíamos a caminar o a cenar a cualquier lugar, no nos importaba. Nos sentíamos felices de disfrutar nuestra compañía.

Una noche me adelanté al departamento para prepárele una cena romántica a mi futuro esposo. Preparé una cena exquisita, un buen vino y velas. Me vestí con un corto y sexi vestido rojo pasión, me solté el cabello en ondas y me maquillé para la ocasión.

Al momento que Dean llegó se quedó sorprendido por la grata sorpresa.

─ ¡Wau amor! ¿Qué estamos celebrando? ─preguntó mientras se acercaba a mí para darle un tierno beso.

─Celebramos el amor, que somos felices y que pronto nos casaremos ─respondí con una pícara sonrisa─. Ven a sentarte que luego se enfría ─Insistí emocionada.  

Luego que cenamos estuvieron charlando de cosas triviales hasta que Dean tocó el tema de la boda, quería casarse lo antes posible y sabía que tenía que volver a Dubái y no podría acompañarme en los preparativos.

─Princesa ¿Qué piensas si nos casamos en noviembre? ─Sus ojos se quedaron observándome para ver mi reacción.

Yo llena de euforia me quedé paralizada y sorprendida porque no pensaba que fuera tan rápido la boda. Maravillada y llena de felicidad asentí. De pronto me abalance encima de él abrazándolo.

─Te hare muy feliz, princesa. Te lo juro.

Lo besé con ansiedad. Dean correspondió el beso tomándome entre sus brazos.

Su beso se fue intensificando, sus manos navegaban por doquier, lo necesitaba, quería sentirlo, amarlo hasta que nuestros cuerpos se cansaran. Dean me tomo entre sus brazos llevándome hasta nuestra habitación. Me depositó tiernamente en la amplia cama.

Yo degustaba cada beso, cada caricia sintiéndome llena de vida, energía, de sensaciones que solo él me hacía sentir.

Dean bajo el cierre de mi vestido, yo con deleite lo miraba perdida en sus bellos ojos mientras le desabrochaba uno por uno los botones de su camisa azul cielo.    

Con una picara y sexi media sonrisa Dean contemplaba mi sexi y provocador conjunto de encajes blanco que llevaba puesto, con un delicado rose él pasó una mano por mis senos; luego me atrajo a él tocándome las nalgas de forma provocativa, haciendo que saliera un gemido.

En un rápido movimiento Dean se quitó el pantalón dejándolo tirado en el piso para volver a tenerme entre sus brazos, me beso apasionadamente, lleno de placer, euforia, me besaba cada parte de mi cuerpo, haciéndome sentir miles de sensaciones exquisitas y excitantes.

─Amor, por favor no me tortures más ─susurré con voz ahogada.

─Princesa, quiero que esta noche sea inolvidable. Saborearte de mil maneras.

Yo gemía llena de excitación al sentir como su boca acariciaba mi femineidad.

─Amor no voy a aguantar más ─Y en una envestida me invadió lentamente para luego en rápidos movimientos me daba placer como solo él lo sabía hacer. Entregándonos el uno al otro hasta convertirnos en uno solo.

Después de demostrarnos lo mucho que nos amábamos quedaron agotados tendidos en la cama hasta que nos quedamos dormidos.

****

 Estaban en el aeropuerto despidiéndonos con las caras largas y yo con los ojos rojos de llorar porque, aunque sabía que Dean se tenía que ir no quería.

Yo no deseaba despertar de la burbuja donde estábamos, donde éramos felices y nadie los podía dañar.

─Princesa, sabes que te amo. Ya verás que los días pasaran rápido y estaré aquí muy pronto─. Me decía mientras me llenaba de besos y abrazos.

 

*****

Días después regresé a mi departamento, me sentía muy sola, lo extrañaba mucho. Algunas veces después que terminaba de hablar con él me ponía a llorar desconsolada.

Una noche llamé a mi mejor amiga y ahora cuñada Sophia para que fuéramos a bebernos algunos tragos. Necesitaba salir de su tristeza y encierro.

Nos encontrábamos en un bar nuevo en la ciudad, había mucha gente. Decían que estaba de moda y que servían los mejores tragos.

Pedimos una mesa y que nos llevaran cervezas.




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