SHAMARA
Después de estar tantos días en el limbo perdida, escuché la voz de Dean llamarme, seguí su voz y pude despertar, abrí los ojos aturdida y perdida. La luz me molestaba y me sentía sin fuerzas. Vi a Dean observándome asombrado, salió de la habitación corriendo.
Momento después llegó con el doctor que me miraba con ternura. De inmediato comenzó a examinarme exhaustivamente. A mí solo me importaba mi bebe, instintivamente me llevé las manos a mi vientre cerrando momentáneamente los ojos buscando sentir al bebe, pero no obtuvo respuesta, no lo sentía.
─Doctor, ¿qué le paso a mi bebe? ─pregunté llena de miedo, aterrada de solo pensar en que mi bebé ya no estuviera conmigo.
El doctor miró a Dean y luego a mí con una cara no muy agradable.
─Shamara, quiero que estés tranquila y me prometas que vas a estar bien. Yo sin entender a qué se refería asentí, miraba al doctor y luego miraba a Dean que no dejaba de observarme con los ojos llenos de tristeza─. Lamento mucho ser portador de malas noticias, pero por los fuertes golpes que recibiste tu bebe no lo soporto.
Al escuchar lo que tanto me temía, sus palabras fueron una puñalada a mi corazón. En ese instante me salió un grito de desesperación, dolor e impotencia. Era mi bebe que crecía en mi vientre, pero ya no estaba por culpa de Dean.
─ ¡No! Mi bebe no.… no puede ser ─gritaba exasperada y llena de impotencia.
El doctor al verme desesperada gritando llamó a una enfermera para que me administrara un calmante y así pudiera dormir toda la noche.
Dean corrió a sentarse en la cama para tomarle la mano, pero no se lo permití, moví la mano para que él no me tocara.
─ ¡Quiero que te vaya! ─le grité ¡es tu culpa que mi bebe muriera! ─Agregué─ Cerré mis ojos entre jipíos dejándome llevar por el efecto del calmante.
En la mañana siguiente el sol resplandecía en la habitación, volví abrir mis ojos luego de dormir toda la noche gracias al sedante que me mantuvo tranquila. Mis recuerdos volvían y con ellos el dolor de mi perdida, mi madre que estaba a mi lado me escucho llorar, se acercó a con una tierna sonrisa y me tomó de las manos para que sintiera su apoyo y amor.
El día transcurrió y con ello la calma, ya estaba mejor, pero no quería que Dean entrara a la habitación, no lo quería cerca.
Le conté a mi madre todo lo que sucedió antes del accidente y de la forma como Mariela me restregó su compromiso con Dean cuando se suponía que nosotros estábamos comprometidos y organizando nuestro matrimonio. Mi madre me dio sabios consejos y me suplico que tenía que hablar con Dean para aclarar las cosas de una vez y por todas.
Sabía que Dean no quería abandonar el hospital hasta que yo decidiera hablar con él, pero aun no me sentía preparada, aun me dolía mucho perder a mi bebé.
Días después Sophia fue a visitarme con un enorme oso de peluche como disculpa por no haber podido estar conmigo acompañándome en mis momentos difíciles, porque estuvo varias semanas fuera del país tratando unos casos que les fue asignados.
Cuando me dieron el alta preferí ir a la casa de mis padres, emocionalmente no me sentía bien y no quería estar sola. Algunas noches se me dificultaba conciliar el sueño y por más que quisiera volvía al día del accidente.
Sophia me contó todo lo que sucedió después que Dean descubrió las mentiras de Mariela y que ahora estaba en la cárcel cumpliendo seis meses de prisión, además de las declaraciones que tuvo que dar a la prensa para limpiar el nombre de Dean.
Yo escuchaba sorprendida de lo sucedido mientras estuve en cama. Aún tenía el yeso puesto, tenía que esperar dos semanas más para que me lo retiraran.
─ ¿Cuándo piensas perdonarlo? ─Cuando escuché esa pregunta cambié mi expresión por un rostro duro y una mirada perdida.
─Yo no quiero hablar de él. Necesito tiempo para sanar, aún no estoy preparada para verlo. Cuando desperté y lo vi recordé el accidente y luego al saber de la perdida de mi bebé lo culpé porque para mí él es el culpable─. decía esas palabras con los ojos llenos de lagrima, llenos de dolor que aún estaba palpable.
─Amiga entiendo por lo que pasaste, estuviste a punto de morir, pero quiero que no le guardes rencor al hombre que amas, sabes que Dean no es culpable de lo sucedido y también sufre por ti, por él bebé. Recuerda que también era de él.
La miré con una mirada indescriptible y sin decir palabra le di la espalda pidiéndole que me dejara sola.
Mis padres intentaron que viera las cosas de una forma diferente, desde otra óptica para que comprendiera el error que estaba cometiendo. Cuando vi las fotos no dudé de él, intenté contactarlo, mi dolor y mi deseo de no verlo es por mi bebé.
Ya había pasado cuatro meses y aun no salía de mi habitación, no reía como antes y el brillo que siempre tenía estaba apagado.
Dean iba a casa para intentar que yo cediera y lo recibiera, pero nunca pasaba.
Pasaron tres semanas, ya estaba retomando poco a poco mi vida con normalidad, aunque a veces me perdía en mis pensamientos y dolor. En las tardes salía a caminar para no sentirme tan encerrada y hasta había pasado por una tienda de mascotas para adoptar un pequeño cachorro. Un sábado por la tarde después de haber terminado de leer un libro decidí ponerme una ropa cómoda y salir a caminar con la ilusión de ir a una tienda de mascota y por fin adoptar a un bebe cachorro.