Por Siempre Y Para Siempre Tu

CAPITULO 54

SHAMARA

Era una mañana hermosa, había un sol radiante y me había levantado con más ánimo, después de tomarme un baño intenté verme más representable y menos opaca y triste. Salí al jardín con mi perro Chester, el canino corría por el jardín mientras yo lo correteaba, cuando no pude más me senté en las verdes hiervas del jardín sintiendo la rica brisa que pronto despedía al verano.    

Miraba las nubes entretenida como se movían de un lugar a otro o las figuras que se formaban hasta que sentí que alguien me observaba. Mi semblante cambió cuando vislumbré que era Dean, mi cuerpo se tensó y mi sonrisa desapareció para darle paso a la tristeza, lo extrañaba mucho.

─ ¿Qué haces aquí? ─Más que una pregunta fue un susurro que me salió del alma lleno de tristeza.

─Quiero saber ¿cómo estás? ─Sin pensarlo dos veces Dean se sentó a mi lado, me moví de lugar para que hubiera distancia entre nosotros porque su sola presencia me lastimaba. Aunque sentir su aroma me podía llevar a pensar en nuestros días felices.

─Estoy haciendo lo mejor posible, pero es difícil darle paso al olvido─. Lo miré con los ojos llenos de lágrimas amenazando con derrumbarme.

─Amor, yo entiendo por lo que estás pasando, yo también sufro. El bebé también era mío, fruto de nuestro amor y no es justo que me eches a un lado. Sabes que no soy el culpable.

─Aún no estoy lista, Dean. Te prometo que cuando me sienta en paz y tranquila por dentro lo sabrás porque estaré ahí para ti si no te cansas de esperar ─Hice acopio de todas mis fuerzas y me levanté de un solo movimiento para marcharme.

─Princesa, en dos horas me regreso a Dubái y no sé cuándo volveré─. Lentamente volteé a verlo mientras las lágrimas bajaban por montones por mis mejillas.

─Espero que el tiempo como siempre pueda poner todo en su lugar─. respondí entre palabras ahogadas de dolor.

─Te amo, mi princesa. Estaré esperando por ti─. Susurró

─Dean, yo también te amo…

*******

 TRES MESES DESPUÉS……

Veía la fecha en el calendario y no podía creer lo rápido que habían pasados los días. Hacían dos meses que me había reincorporado a mi trabajo e intentaba ser la misma joven alegre de siempre.

Tenía mis maletas preparadas y el ticket de avión en las manos pensando si no me iba a arrepentir de lo que estaba por hacer. Era finales de noviembre y precisamente ese día se cumplía tres meses de no saber nada de Dean. Lo extrañaba con locura, ya me sentía lista para verlo y destruir los miles de kilómetros que nos separaban.

Llamé un taxi para que me llevara al aeropuerto, respiré hondo para coger fuerzas y seguir avanzando hacia la felicidad, porque necesitaba que Dean me perdonara por el tiempo que lo estuve castigando y volviéramos a estar juntos. Lo merecíamos por todas las cosas que habíamos vivido juntos y todos los malos entendidos que siempre rondaba nuestra relación.

A la mañana siguiente estaba llegando al hotel donde me había hospedado la primera vez que fui con mi padre a visitar a Dean, cuando lo descubrí en la cama con Mariela.

Después de instalarme en mi acogedora habitación, tomé una ducha para relajarme por el largo y agitador viaje, pedí un desayudo y esperé a que fuera horario de oficina para llegar de sorpresa a la empresa de mi amado.

Pasadas las tres de la tarde, llegaba a la empresa familiar, sin darme cuenta después de desayunar Me quedé completamente dormida y cuando desperté ya era tarde. Subí el ascensor marcando el último piso donde estaban las oficinas principales con la esperanza de sorprender a Dean, pero la sorprendida fui yo cuando supe que él no había ido en todo el día a la oficina y no pensaba ir.

Con un poco de tristeza le pedí a su asistente personal que me diera la dirección del apartamento de Dean. Ella sin saber quién era yo me negó la solicitud, sin decir más nada me retiré al hotel.

Más tarde cogí mi móvil y llamé a Owen para contarle donde estaba, también para pedirle que me diera la dirección de Dean, le supliqué que no les contara a mis padres de mi viaje porque no quería darle falsas esperanzas por si las cosas no sucedían como yo esperaba.

Cuarenta y cinco minutos después estaba llegando a un lujoso edificio de más de veinte pisos de altura. Cuando entré al lobby supe que se trataba de uno de los diseños de mi amado, tenía ese toque que solo él podía darles a sus creaciones.

─Buenas tardes, ¿me podría decir si el señor Moore se encuentra en su departamento? ─Le pregunté a una hermosa joven que estaba en el recibidor.

─Si. El señor Moore subió hace poco el ascensor, ¿desea que la anuncie, señorita? ─preguntó la joven muy amable.

─No, deseo darle una sorpresa.

─El señor Moore vive en una de las suites y para subir hay que tener una llave─. respondió la joven apenada.

─Por eso necesito tú ayuda, soy su novia y vengo de muy lejos a verlo─. La joven abrió los ojos asombrada como sabiendo de quien se trataba.

─Descuide señorita Thompson, sé que al señor le dará mucho gusto verla, permítame─. Caminamos en dirección al ascensor marcando la suite No. B3 e introduciendo una llave. Ya eran pasadas las ocho de la noche, agradecí internamente conocerlo bien, Dean no era de los hombres que le gustaba estar en la calle después de un largo día de trabajo. Me froté las manos, me las sentía heladas y mi corazón me latía tan fuerte que pensaba que se me iba a salir por la boca.




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