—Emma... —dije al verla inconsciente en el suelo, a varios metros, con una grave herida en su hombro. Una barrera de hadas no me dejaba pasar hacia la cancha donde se encontraba la pelirroja, pero no podía quedarme allí viendo cómo la asesinaban. Respiré hondo, tomé carrera y comencé a correr. Por alguna extraña razón, al saltar, pude traspasar a las extrañas criaturas. Me acerqué hasta la chica y desenvainé mi espada, luego la apunté hacia Katarina, la mujer de ojos rosas.
—¿Pelearás tú? ¿Un simple humano? Já —se burló.
Parpadeo un par de veces, impresionado por lo que acabo de ver. Se había sentido tan real, ¿pero por qué?
Leo nuevamente el mensaje recibido, esperando encontrar alguna respuesta:
Hola, querido Jev. Lamento no poder estar cerca de ti para presentarme formalmente, pero ya nos hemos visto en dos o tres ocasiones. Me conoces un poco. Yo te conozco a la perfección. Mi nombre es Katarina Krecher, conocida como la Hada Diosa Superiora.
Bienvenido a tu infierno mágico, "simple humano".
Lo único que me genera son más preguntas, hasta que caigo en cuenta lo que estuve viendo varias veces en las últimas semanas...
Con cierta desesperación, llamo desde la muñequera a Emma. A los pocos segundos, parte de ella aparece en el holograma.
—¿Jev? ¿Ocurre algo?
—Ojos rosas —respondo—, Katarina tiene ojos rosas, ¿cierto?
Ella asiente y mis alarmas mentales se encienden, soltando todo dentro de mí:
—La he visto, Emma... No a ella exactamente, pero sus ojos los vi en dos o tres ocasiones. No había creído que fuese importante, hasta que recibí su mensaje hace varios minutos. Enseguida de leerlo tuve otra vez como una visión, aunque no estoy muy seguro de lo que sea en realidad. He sabido nombres de personas, he imaginado cosas que jamás me han ocurrido, ¡pero no tengo idea por qué! Es bastante extraño, digo, dentro de todo lo que está ocurrien... —De pronto descubro que la pelirroja solamente me observa en silencio, he sido yo quien ha hablado demasiado (algo que no ocurre seguido). Detengo mi cascada de descubrimientos y sucesos importantes.
—¿Terminaste? —Le confirmo con la cabeza y entonces suspira—. Primero, no tengo idea de qué mensaje estás hablando. Segundo, ¿no te expliqué yo lo de las conexiones? —Niego con determinación, por lo que ella se rasca la nuca, nerviosa—. Bien, eh... Supongo que estás listo para saber que soy de un mundo paralelo, donde muchas de las personas que conocés tienen un doble, incluido vos. Y podría decirse que todos estamos conectados con nosotros mismos de otros universos, pero esto no se manifiesta claramente hasta que una de esas personas está en grave peligro. Lo que significa que tenés esas "visiones" —hace comillas con sus dedos—, que se muestran cuando una persona o un objeto se conectan a un recuerdo de la persona de ese otro universo, porque Jev, el otro Jev, está en gran peligro —concluye Emma con una triste mueca.
Toda la información recibida me da la oportunidad de terminar el rompecabezas mental que tanto me estuvo atormentando. Poco a poco las cosas comienzan a tener sentido.
—Entonces ese Jev te besó hace algún tiempo. Él estaba... —me doy cuenta de mi error y enseguida me corrijo—: está enamorado de ti. Por eso cuando te vi esa primera vez sentía que eras muy hermosa, que en realidad lo eres, claro, pero no en el sentido que él te ve —aclaro rápidamente—. Además, él tiene un cronómetro, como el que me dio mi abuelo, que tiene la capacidad de detener el tiempo. Lo de Henry y Malena es lo que aún no tengo tan claro, ¿qué tipo de relación tienen ellos dos con el chico de tu Tierra?
Ella traga saliva.
—Malena es nuestra mejor amiga, una gran Faireer por cierto. Y Henry...él falleció en la misma batalla donde yo salí herida, Katarina fue CASI derrotada y Jev me besó.
—Lo lamento —digo simplemente, inseguro sobre cuáles deben ser las palabras correctas.
Luego de unos segundos de silencio, decido despedirme con una mala excusa (no sin antes avisarle que le reenviaré el mensaje de Katarina) y terminar la llamada.
Salgo de mi habitación. Le pido permiso a mamá para poder salir al patio y ella acepta, dándome las llaves de la puerta. Cuando ya estoy afuera me siento en el césped bajo el árbol de limones. Le pido a Cortana que le reenvíe a Emma el mensaje del número desconocido.
Respiro profundamente el aroma al césped recién cortado, proveniente de no muy lejos, mientras mi cabeza trata de procesar la información respecto a mi doble en otro universo. ¿Qué tan buena habrá sido su vida? Siento que él es más seguro de sí mismo que yo, igual de responsable pero...él tal vez es más feliz. No digo que yo no lo sea, hasta el momento he tenido una buena vida, pero él, con esto de la batalla en la que él peleó por la chica que ama, debió haber sido más emocionante; la magia en sí lo es.
De pronto tomo el collar con la pequeña placa de plata que tiene mi nombre, decido quitármela para observarla con mayor detalle. Suspiro triste, recordando que es lo único que me queda de mi padre, el hombre que huyó de sus propias responsabilidades.
Responsabilidades, repito en mi cabeza, debo hacerme cargo de mis responsabilidades.