Luego del centro comercial y el momento épico de Hellen como oradora motivacional, no logré que desecharan la idea de dejarme sola en casa, insistiéndome en que ir a la dichosa fiesta me ayudaría a distraerme, así que sin más opción tuve que aceptar, sabía que no tenía caso discutir con ellos.
Me habían dejado en casa, para que descansara un rato y pudiera arreglarme con calma, mientras Josep llevaba a Hellen a su casa para que también pudiera arreglarse, dijeron que pasarían por mí a eso de las ocho de la noche, así que después de estar mucho tiempo acostada en mi cama, viendo una y otra vez el celular con el mensaje que me llegó en el cine sin poder descifrarlo, decidí ponerme de pie para ir a la ducha.
Me sentía sin el humor necesario para salir, tal vez mi momento como la tía solterona, amargada y con veinte gatos me había llegado, ya solo me faltaban mis gatos. Vi a Ares acostado en mi cama con sus patas hacia arriba luciendo demasiado tierno, como envidiaba su tranquilidad.
Después de ducharme y demorar demasiado tiempo bajo el agua caliente, sintiéndose tan deliciosa, me dispuse a averiguar cuál sería la fantástica ropa que llevaría (nótese el sarcasmo) terminé decidiendo que lo que más anhelaba era sentirme cómoda, así que usaría unos shorts, una playera de tirantes negra y mis converse blancos. Me dispuse a maquillarme para ocultar un poco los gigantescos círculos bajo mi rostro que delataban mi desvelo y no precisamente por la fiesta de la noche anterior, sino por un patán narcisista. Al final me di un vistazo en el espejo de cuerpo completo, sintiéndome bastante satisfecha con el resultado, aun cuando no me esforcé demasiado.
Escuché mi teléfono sonar, viendo un mensaje de Josep cuando lo desbloqueé.
“Bimbollo, tu carruaje aguarda en la puerta para llevarte a la fiesta”
Me reí tomando mi celular y un poco de efectivo para bajar e ir a esa fiesta, rogando porque esta fuera al menos una noche normal, siendo yo una universitaria más en este mundo con chicos de mi edad.
***
Entramos a la fiesta, viendo abarrotado el lugar de chicos y chicas, bebiendo y bailando al ritmo de la música que retumbaba a todo volumen, Hellen mencionó que esta era la casa del capitán del equipo, que al parecer se llamaba Josh, recordaba haberlo visto en algunas ocasiones, sentado en la misma mesa con Jake en la cafetería.
Jake, desde que puse un pie ahí, no lograba dejar de pensar en si él iría o tal vez ya se encontraba en medio de la multitud, aun con todo mi enojo hacia él, pensar que podría voltear en cualquier momento y encontrármelo me causaba cierto nerviosismo revuelto con una pizca de sensaciones que no podría describir ciertamente.
Nos adentramos en la cocina y un chico pelirrojo nos ofreció unas bebidas en vasos rojos, las aceptamos y en cuanto le di un sorbo, logré sentir el golpe de alcohol, nunca antes lo probé, pero era demasiado fuerte, dejando una sensación rasposa en mi garganta.
Pasó una hora y yo estaba sentada en el mismo sitio, sobre un banco, con mi cabeza recostada en mi mano sobre la barra, viendo a las personas pasar, mientras otros bailaban e incluso parejas se besaban descaradamente, olvidando que tenían personas a su alrededor, Hellen y Josep quisieron ir a bailar y aunque me invitaron a acompañarlos, me negué, ellos lo comprendieron esta vez sin insistir demasiado.
Aún tenía la bebida que me dio el chico pelirrojo, sin atreverme a terminarla por todo el alcohol que contenía, pasando mi dedo por el borde del vaso en repetidas ocasiones para distraerme.
Me sentía muy aburrida y me arrepentía de haber aceptado ir, mi desanimo y yo no encajábamos dentro de esa fiesta, mi mirada bailaba de un lado a otro para intentar distraerme, riéndome ocasionalmente de algunas de las escenas que se suscitaban con los chicos que ya estaban bastante ebrios, pero casi me atraganto con mi saliva cuando una silueta bastante familiar apareció en mi campo de visión, era Jake, estaba vestido completamente de negro, pero a pesar de eso no lograba camuflarse en la oscuridad del lugar, resaltando como si le fuera casi imposible no darse a notar.
Mi traidor corazón dio un salto alegre cuando lo vi y no sabía desde cuando sucedía eso en mí, pero no me agradaba la sensación, a pesar de ello mi mirada se clavó a él sin poder apartarla, observándolo mientras caminaba con esa seguridad que lo definía. Estaba teniendo un episodio de acosadora loca, con unas necias mariposas que me gritaban por mi permiso para revolotear, pero que se murieron prácticamente de inmediato, cuando vi a una conocida rubia tomándolo de la mano, Camila estaba junto a él, aferrada a su brazo.
Tener esa imagen de ellos dos juntos frente a mí, causo un inevitable enojo en mi interior, que ni siquiera yo entendía de donde provino, tuve que inhalar y exhalar varias veces para ver si así lograba controlarme, sentí el vaso entre mis dedos con la bebida y como una forma de huir del momento lo lleve a mi boca, tomando casi todo el líquido, haciendo que mi garganta quemara.
Volteé nuevamente hacia el lugar en donde vi a Jake y a Camila, pero ya no estaban, por un instante me tranquilicé, no entendía lo que me pasó, pero verlos juntos no me hizo sentir nada bien, tranquilízate Alex, estás perdiendo la cabeza, me dije para estabilizarme nuevamente. Casi creí que eso ya había pasado, solo dejando un sabor amargo en mi boca, pero como todo en mi vida, algo feo siempre podía hacerse peor, sintiendo la desilusión cuando escuché detrás de mi esa chillona voz de Camila llamándome.
Editado: 24.12.2021