Por ti

Capítulo 39

<ESTE ES EL ÚLTIMO CAPÍTULO, ESPERO QUE LO DISFRUTEN, AÚN FALTA EL EPÍLOGO>>

 

Estaba tirada en el piso, apenas consciente, me dolía el cuerpo por los golpes, ni siquiera me sentía con fuerzas para llorar, sentía algunas lagrimas correr desde mis ojos, pero no quería hacer ningún tipo de esfuerzo, luego de golpearme y reírse de mi sufrimiento, me dejaron botada en el piso, encerrándome nuevamente tras el cristal.

Me dejé llevar por el dolor, sumergiéndome en la inconciencia sin poder evitarlo.

Estaba parada sobre un césped tan verde que lastimaba la vista, podía escuchar el sonido de las aves que volaban alrededor mío, el cielo se posaba encima con un hermoso color azul, con blancas nubes y el sol calentando mi piel. No sabía que lugar era, pero la paz que transmitía era demasiado acogedora, me sentía segura.

Caminé por el césped, sintiendo tu textura directamente en las plantas de mis pies, estaba descalza y ya no usaba el vestido blanco, tenia un vestido rosa con flores blancas, no comprendía como llegué ahí, pero no me importaba, se sentía tan bien que no quería irme.

Me admiré con todos los rosales que adornaban el sitio, oliendo su aroma en el ambiente, llenando mis pulmones con esa fragancia que nunca antes experimenté, me dejé llevar, caminando sin un rumbo especifico, solo disfrutando del paisaje.

-Alex- escuché a alguien llamarme, una dulce voz vagamente conocida, volteé a todos lados tratando de encontrar de quien provenía. Vi la silueta de una persona caminando hasta mí, no sentí miedo, su presencia no me provocaba temor, así que esperé hasta que pude distinguir mejor de quien se trataba.

-mamá- dije cuando la vi con mayor detenimiento, estaba vestida con un largo vestido blanco, su cabello castaño largo cayendo por sus hombros, me sonrió de esa misma forma que siempre lo hacia cuando era pequeña y me abrazaba.

-hola hija, te he extrañado demasiado-habló llevando su mano hasta mi rostro, acunándolo con cariño.

-también te he extrañado mamá- respondí con lágrimas incrédulas por tener a mi madre frente a mí.

-no llores cariño- con sus pulgares retiró las lágrimas de mis mejillas, sonriendo de esa forma tan especial que me decía que todo estaría bien, que ella estaba ahí para mi -este es el momento en que más fuerte debes de ser-

-pero no sé como hacerlo, siento que mi mundo se ha desmoronado por completo-

-no, tu mundo siempre ha estado construido de esta forma, solamente no habías recorrido todo el camino que debías para conocerlo-

-Evan dijo que tu y Care…que yo no soy tu hija-sollocé queriendo que eso fuera una terrible mentira, pero algo me decía que no lo era.

-tu siempre serás mi hija, mi bebé y siempre te amaré como tal y sé que Care también lo hace, eso nunca cambiará- estableció con voz serena, inyectando seguridad en mi con sus palabras.

-Evan también habló sobre mis padres, mis verdaderos padres- tartamudeé, decir eso era extraño, no podía imaginar a otras personas como mi familia.

-aun tienes muchas cosas por resolver pequeña, por eso debes luchar con fuerza y no darte por vencida, yo confío en ti y sé que lo lograrás- se acercó, envolviéndome en un abrazo que se sintió lleno de amor, no quería alejarme de ella, quería quedarme a su lado por siempre y no volver a sentir angustia.

-pero me encerraron, nadie sabe en dónde estoy, no podrán venir a rescatarme nunca- lloré con pesar.

-el corazón busca de forma incansable lo que ama y no se rinde hasta encontrarlo, aun cuando la oscuridad quiera impedir ver el camino- llevó su mano debajo de mi cuello, rosando el dije de cisne que reposaba sobre mi piel, el collar que Jake me regaló.

Jake, recordarlo hacia latir mi corazón con esperanza y dolor al pensar no volver a verlo, necesitaba tenerlo conmigo, que me estrujara entre sus brazos y me besara, lo necesitaba.

-no dejes que te arrebaten la fe, no todo es lo que parece, amar no significa ser ni esperar perfección- las palabras de mi madre provocaban que las partes rotas en mi interior se levantaran para unirse nuevamente, tenía razón no podía solo darme por vencida, por mucho tiempo viví en una burbuja, ajena y temerosa de los problemas, pero no podía huir por siempre, la vida se trataba de eso, superar los obstáculos y aprender de ellos para hacer las cosas mejor.

- ¿y ahora que debo hacer? -pregunté con mayor fortaleza.

-debes regresar y ser esa chica de la que me siento tan orgullosa porque jamás se rinde-

-pero tengo miedo de no volver a verte –

-siempre he estado contigo, acompañándote y amándote, eso no cambiará- me dio otro abrazo, susurrando en mi oído- ahora levántate y continua con ese camino que aguarda por ti-

Abrí los ojos de golpe, estaba en esa vieja habitación de nuevo, tirada en el mismo sitio en el que me desmayé luego de que Evan y Sam se fueran, intenté incorporarme, pero el punzante dolor en mis costillas me hacia torpe para moverme, mi cara palpitaba por las heridas, toqué mi frente y tal como lo sospeché había una herida, un poco de sangre escurría por el costado de mi rostro.



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En el texto hay: misterio, romance, amor

Editado: 24.12.2021

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