Desesperación, en su máxima expresión, es lo que ha invadido mi cuerpo desde el instante en que Lyane fue arrebatada de mis brazos, subida a una camilla y llevada en ambulancia hasta el hospital.
Mi madre la acompañó y en ese momento me quedé allí, en el mismo lugar, cubierto de su sangre, sintiéndome vacío.
Fueron las gemelas quienes me sacaron de mi estado de estupefacción y me dejaron en el cuarto de baño del rancho de Armando, para que lavara mi cuerpo con rapidez y de una vez por todas partir al hospital donde la llevan.
¿Cómo hemos pasado de un momento tan mágico, de declarar aquella atracción que hacía tiempo ocultábamos, a esta terrible situación?
El reloj de la camioneta me recuerda lo rápido que pasó todo, que no hacen ni treinta minutos había estado feliz, extasiado por su beso, por su declaración y porque me aceptó; y que luego, cuando regresé a la habitación, después de enterarme que mi madre realmente no me había estado buscando, la encontré ahí, tirada en el piso, en una fea posición, con sus ojos cerrados y envuelta en un charco carmesí que ensuciaba su lindo vestido.
No me importó la sangre, no me importó nada, tomé a Lyane en mis brazos y grité por ayuda, la cual, gracias al cielo, recibí casi de inmediato.
Lo peor de todo fue ver a la causante de esto, delirar frente a mí, jactándose de su acto, y no poder hacer nada para que pagara.
— ¡Todo esto es su culpa! —decía Génesis una y otra vez— ¡Culpa de ella y tuya, William! —arrasó con la habitación mientras me encargaba de sostener el cuerpo de Lyane— Si no te hubieses fijado en esta estúpida aprovechada, que lo único que busca es un hombre al cual amarrar y hacerlo el padre de su bastardo, nada de esto hubiera pasado. Si hubieses mirado hacia mí, si no me hubieses ignorado tantas veces para irte a buscar a la gorda esta, nada de esto hubiera malditamente pasado —gritó furiosa—. ¡Si ella no se hubiese llevado a mis amigas! ¡Si no se hubiese entrometido en mis planes…! —continuó, enloquecida.
— ¿Cómo crees que me fijaría en ti, alguna vez? ¡Eres como mi hermana! No, mejor dicho: ERAS, eras como mi hermana —repliqué, lleno de ira—. Y ¿Qué diablos te hace pensar que te quitó a alguien? Hoy tú misma te has encargado de alejarnos a todos —culminé.
Solo deseaba que Lyane y su bebé estuvieran bien.
Mi madre, al entrar y ver la situación, llamó a emergencias pidiendo la asistencia de una ambulancia y del sheriff. Ella no tuvo que preguntar nada de lo sucedido pues Génesis parecía haber caído en un trance de locura, no paraba justificar sus acciones.
Hubiese querido decirle un millón de cosas más, pero mi prioridad era ella, mantenerla consciente, pero igualmente terminó desmayándose, no sin antes clamar por su pequeño.
Aquellos momentos fueron de pura conmoción y, mientras Armando sujetaba a Génesis, ninguno de nosotros podía creer lo que había ocurrido. Ni las gemelas, ni Julián, ni mi madre, ni Armando, o yo mismo. Pero sin duda alguna, pasó.
Ahora, mientras camino por la sala de emergencias escoltado por Anastasia y Gisela, trato de localizar con la mirada a mi madre y pronto la encuentro, sentada en el enorme sillón de la sala, sosteniendo una pequeña caja de pañuelos en sus manos.
—Mamá, ¿Cómo está? —pregunto, inmediatamente llego a ella.
—Le han llevado a cirugía para practicarle una cesárea de emergencia. Dicen que al bebé casi no se le escuchan los latidos… —solloza— y ella... ella sigue inconsciente.
—¡Dios mío! Es que no entiendo cómo Génesis pudo hacerle esto. Ella nunca ha sido así —dice Gisela, mientras estruja sus manos en su pelo—. Sí, es verdad que desde el principio no le gustó Lyane pero ¿esto? Jamás lo habría esperado y ya había dejado su disgusto en el pasado, o eso creí —continúa, caminando de un lado para otro.
—Es incomprensible, por el motivo que fuere. Ella simplemente cruzó los límites y ahora tendrá que pagar las consecuencias —agrega su hermana, ahora sentada al lado de mi madre y Julián.
Finalmente nos calmamos un poco, solo debido a una enfermera que nos pide amablemente que bajemos la voz y tomemos asiento.
Pero, ¿Cómo estar tranquilo?
Mis pensamientos no hacen más que vagar por escenas escabrosas. En noticias terribles que podría estar recibiendo en las próximas horas y por más que trato de ser positivo, no puedo.
No sabiendo en el estado que fue traída a este hospital.
Hora y media más tarde, después de interrogar a cuanta enfermera nos pasara por delante, ¡al fin! una de ellas tiene un poco de información que está autorizada a ofrecernos.
—La cesárea se ha realizado con éxito y el bebé no presenta ninguna complicación, aunque por el momento, al ser prematuro, se quedará en observación e incubadora. Hasta ahora es toda la información que les puedo dar, pronto verán a la doctora Guzmán y ella se encargará de darles detalles oficiales y precisos sobre la situación de ambos.
Buenas noticias.
Una buena noticia para aliviar, en parte, nuestra angustia pues aún no sabemos nada de Lyane y eso no puede significar nada bueno.
Editado: 16.08.2020