Por Ti

CAPITULO 36

— ¡Will! ¡Will! ¡Will! ¡Will!

El coro de los chicos se intensifica mientras llevo a la stripper que contrataron al baño del local. Ellos piensan que ganaron, piensan que voy a follar a esta chica. Ilusos…

Estábamos pasando un momento sensacional, bebiendo y riendo a carcajadas de anécdotas pasadas, hasta que de un momento a otro todo se descontroló y ellos buscaron a una mujer para que me diera un baile privado. Si bien se hubiesen conformado solo con esto, la noche habría ido bien, pero los desgraciados se empeñaron en que tenía que follar a esta mujer antes de dejarme ''cazar'' por Lyane. Y aunque es muy hermosa, jamás le haría eso a mí futura esposa. Mucho menos cuando estamos en la víspera de nuestro matrimonio.

No bien entramos al baño cuando la chica se lanza sobre mi cinturón, queriendo bajar mi pantalón de forma enérgica y haciendo unos gestos que seguramente creía iban ponerme.

—Ehm… —tomo sus rápidas manos de inmediato y la separo de mí antes de que lo desabroche— No haremos nada, solo los distraigo.

— ¿Qué? ¿No te gusta lo que ves? —pregunta, elevando su ceja izquierda y colocando las manos en sus caderas.

—Eres muy bonita —admito, no queriendo que se sienta mal por mi rechazo—. Pero estoy tomado, me caso en menos de treinta y seis horas y simplemente no le seré infiel a la mujer que amo.

En vez de enfadarse una enorme sonrisa se instala en su rostro.

—Awwwe —responde, soñadoramente—. Ojalá algún día conozca un chico tan bueno como tú.

Sonrío ante el comentario pero no digo nada más, solo meto las manos en mi bolsillo y saco unos cuantos billetes de mi cartera.

—Toma, esto es para que estés aquí en lo que yo me escapo a ver a mi amada —ella extiende su mano y los toma—. Espera al menos unos diez minutos antes de salir de aquí, y si te preguntan por mí, les dices que no tienes idea.  

—Con los billetes que me has dado diré cualquier cosa, guapo —sonríe y deposita el dinero en su escote—. Buena suerte, chico bonito.

Al asomarme un poco por la puerta del baño, noto que mis amigos no paran de mirar en la dirección donde estoy por lo que me será imposible salir sin ser visto y abordado por ellos nuevamente.

—Puedes salir por la ventana, da al callejón trasero —dice la mujer, ahora sentada en el tocador con sus piernas cruzadas, mientras señala por donde puedo salir.

No es tan grande pero definitivamente puedo salir por ahí, así que lo hago.

Mis pies chocan en el suelo exterior luego de la maniobra para esquivar a mis queridos amigos y de inmediato empiezo a sentir el picor en mis manos por los deseos de volver a sentir la piel de Lyane contra mi tacto. La necesito tanto…

Camino por el callejón, evitando a un par de parejas ebrias que se encuentran perdidas en su propio mundo, haciéndolo allí, sin tapujo alguno. 

Cuando al fin llego a la acera iluminada, me dispongo a caminar hasta el centro de la gran plaza, llegando hasta la enorme fuente.

 

WILLIAM _ 11:40 PM

Estoy justo en la fuente que está en el centro de la plaza.

 Aquí te espero dulce amor.

LYANE _ 11:41 PM

Casi estoy allí, mi Romeo.

 

Sonrío ante el mensaje. Realmente nos hemos metido en el papel.

Las manos me tiemblan ante la expectativa y mis ojos no dejan de escarbar en cada rincón, no dejan de moverse ante cualquier movimiento, tratando de encontrarla y tenerla lo antes posible entre mis brazos.

Los segundos se hacen una eternidad y cuando al fin la veo todo mi sistema nervioso es activado. Mi corazón late errático y  doy varios pasos adelante mientras ella corre a nuestro encuentro. Se ve tan hermosa mientras su pelo vuela de un lado a otro y su sonrisa se ensancha a medida que estamos más cera.

Nuestros cuerpos colisionan y es la mejor sensación en el mundo. Todo a nuestro alrededor desaparece y solo somos solo ella y yo.

La levanto del suelo y sus piernas inmediatamente se enredan en mi cintura.

Tomo su rostro en mis manos y, sin previo aviso, me adueño de su boca, besando aquellos dulces labios que son mi perdición, aquellos de los que me separaron por tanto tiempo.

Nos probamos con necesidad, queriendo fusionarnos el uno con el otro y ser uno solo.

—Jamás volveremos a separarnos de esta manera —susurro, agitado mientras acaricio su pelo y ella sonríe.

—Jamás, estaba a punto de volverme loca —responde y aquellos preciosos ojos verdes me observan.

Desenreda sus piernas de mi cuerpo al darse cuenta de lo íntimos que nos pusimos delante de la muchedumbre, justo como aquellas parejas que se comían en la oscuridad. Ahora con sus pies en el suelo, ella peina mi pelo y se queda admirándome por unos segundos, mirándome de la misma manera en que yo la veo a ella.

—Te extrañe tanto… —hunde su cabeza en mi cuello y lo besa, haciéndome temblar.




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