Por tí seré

Capítulo 32 ¿Por que huyes?

P.O.V Manuel

El viaje estaba resultando normal, para mí, aunque a mi alrededor podía notar que la emoción llenaba a mis compañeros. En especial a mis compañeros de habitación, me había puesto a charlar con Bruce y resultó ser un tipo genial.

Al amanecer teníamos que salir a hacer una o varias actividades que el hotel proponía después de desayunar. 

Decidí tomar una actividad de dibujar, habían muchos paisajes y el dibujo se me daba bien, por lo que inmediatamente después de desayunar fui al lobby a recoger lo que necesitaría, aunque... al salir me encontré con algo que no me gusto para nada.

Era Donna estaba estrechando la mano de un tipo que no había visto por aquí, luego se fueron juntos por un camino lleno de árboles.

Seguramente Donna quería conocer el lugar y el la ayudaría.

Me alejé de allí rápidamente y subí hasta la azotea, desde aquí se podía ver una gran variedad de paisajes y tenía un techo perfecto así que me puse manos a la obra, ignorando cualquier otro pensamiento.

La mañana pasaba rápidamente entre trazos y pintura para mí, sin darme cuenta ya había estado horas pintando, y es que era un paisaje peculiar, estaba soleado, pero a la vez nublado, eso le daba un toque de irrealismo que quedaba muy bien plasmado en la pintura.

Poco a poco el ambiente se fue volviendo mas nublado, hasta que incluso se escuchaban gotas muy pequeñas que empezaban a caer, eso no quedó ahí, la lluvia se hizo presente de forma mas poderosa formando una gran llovizna que hacía que los alumnos volvieran corriendo para no mojarse, pero hubo una imagen en especial, que caló hondo dentro de mis pensamientos.

Venía Donna con un abrigo realmente mas grande que ella cubriéndola, a su lado estaba el tipo que había visto antes, desaparecieron de mi rango visual al meterse en el hotel.

Sin darme cuenta me había puesto de pie, pero estaba decidido a ya no interferir más, volví a mi caballete de forma decepcionante y continué afinando detalles en la pintura que había hecho.

Al terminar bajé a mi habitación, era tarde por lo que después de dejar el cuadro ya seco, en mis pertenencias bajé a almorzar

La lluvia había pasado lentamente, el canto de las aves se volvió a escuchar de forma alegre y nuevamente las personas que se había resguardado en el hotel salieron.

Fui a dar una vuelta en los alrededores del lugar, habían muchos paisajes bonitos, no recordaba que la pintura me hacía sentir tan bien, solo lo hacía cuando me sentía demasiado deprimido, lo cual no me pasaba desde hace mucho tiempo.

Tomé varias fotografías que planeaba plasmar en pinturas al volver al hotel o en cualquier otro momento, además de inmensos árboles, habían también aves de distintos colores, había un camino que seguramente se había usado como sendero, así que caminé por el unos cuantos metros.

En uno de los árboles encontré atascado un anillo plateado, me resultaba familiar, a Donna, lo observé detenidamente un momento y si era de ella, tenía una inscripción que al parecer estaba en clave, pero también decía su nombre.

Lo guardé en mi bolsillo y me quedé un momento ahí parado junto al árbol, el tiempo era extraño, a momentos pasaba muy rápido y en otro momento pasaba demasiado lento.

Estuve dando vueltas por el lugar, volví al hotel y dibujé un cuadro más, era relajante pero también muy tardoso por lo que acabé en cuanto comenzó a hacerse mas oscuro.

Después de la lluvia de la tarde, el cielo se encontraba mas despejado, se veía muy bien, era curioso que yo me quedara ahí mirando las estrellas, la única vez que lo había hecho fue con Donna, pero hoy la noche ameritaba ser alabada, era realmente preciosa.

Después de un momento escuché unos pasos detrás de mí así que voltee rápidamente.

 - ¿Por qué huyes?-pregunté, era Donna, estaba dándose la vuelta para marcharse.

 - No sabía que estabas aquí-dijo un momento después mirándome

 - No me has respondido, ¿Por qué ibas a marcharte?-insistí, quería de algún modo poder compartir aquella noche brillante por sus estrellas, aunque a ella no parecía apetecerle estar un momento conmigo.

 - Quería evitar tener que hablar contigo-dijo duramente.

 - No tenemos porque hablar- respondí yo- puedes quedarte, ninguno de los dos dirá nada.

Ella pareció pensarlo un momento, pero sin decir nada, volvió a dar la vuelta para irse.

 - ¿Enserio te vas a ir?-dije rápidamente llegando a su lado

 - Fuiste tú quien me dijo que no querías volver a tenerme cerca- dijo de un modo que no pude descifrar

 - Entonces ¿Lo haces por mí?- pregunté, estaba consciente que lo mejor era dejar que se marchara, pero no podía, estaba entre la espada y la pared, entre lo que era lo mejor y lo que yo quería, la segunda opción era mas atractiva y por eso estaba diciendo lo que estaba diciendo.

 - No, no lo hago por ti- dijo plantándome cara- ya nada hago por ti, desde la última vez que hablamos te convertiste en... nada- dijo despreciándome, en ese momento sentí una gran daga en el corazón, quería saber si lo que decía era cierto o si solo quería que la dejara en paz.

 - Eso no es verdad- afirmé- tu y yo sabemos, que aún sigues pensando en mí, que aunque no quieras no puedes evitar seguir amándome- mientras decía eso me acerqué mucho más a ella, estábamos tan cerca que casi podía sentir nuevamente sus labios, nos quedamos unos pocos segundos así, no podía dejar de mirar sus labios, y noté que ella hacía lo mismo, ambos negábamos lo que era evidente, yo lo hacía para protegerla, ella lo hacía para no mostrar debilidad.

 - ¿Cuál es tu problema?-dijo empujándome y alzando la voz- ¿A dónde quieres llegar con todo esto?, ¿Quieres demostrar que eres capaz de lastimar a alguien?, pues entonces sí, me lastimaste y mucho- ella comenzó a hablar de forma desesperada- aunque me sigue doliendo mucho sé que llegará un momento en que eso ya no pasará, tu sigue divirtiéndote a costa de los demás- su voz se quebraba mientras yo solo podía pensar en que soy un idiota, nuevamente abrí la herida que yo mismo había provocado, después de decir eso se alejó rapidamente de mí y antes de bajar las escaleras me dijo- no sabes cuanto daría por no haberte conocido jamás- escuchar su voz totalmente quebrada y ver correr lágrimas por sus ojos, los mismos que antes solo me contagiaban felicidad, me destrozaba.




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