JAKE
¡Madre mía!, no sabía cómo respirar después de lo que había pasado con Hannah; estaba intentando disimular delante de todo el mundo y, como mirar a Hannah no ayudaba, intentaba por todos los medios no mirarla. Así que no le dirigí la mirada excepto dos o tres que se me habían escapado mientras dibujaba con Mary, porque si no hacía eso, iba a acabar por llevármela a una habitación y seguir con lo que habíamos dejado en el pasillo.
No podía quitarme de la cabeza sus gemidos en mi oído y sus suspiros, la manera en la que echaba la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos, cómo todo su cuerpo se había tensado ante mis caricias, sus besos, su manera de agarrarme del pelo y cómo se mordía el labio sin darse cuenta para no hacer ruido.
Desde que la había visto esa noche me había vuelto loco: el vestido negro ajustado que llevaba y que marcaba completamente su figura, su pelo tan largo con esos rizos que enmarcaban su cara, tan perfecta.
Pasamos en casa de mis abuelos gran parte de la noche hasta que nos despedimos para irnos, por lo visto el idiota y su familia ya estaban volviendo y teníamos que estar allí. En la puerta, observé a Hannah, se estaba despidiendo de mi abuela y cuando terminó, algo me llamó la atención: al despedirse de mi abuelo le dio un largo abrazo que éste le devolvió de inmediato.
Nos dirigimos a los coches después de que mi abuela me comiese la cara a besos como llevaba haciendo desde que tenía 4 años.
Cuando llegamos a los coches, Hannah se subió de inmediato con la pequeña Mary en el coche de mi tía. Yo quería ir con ella, pero mi padre me cogió por banda, para que fuese con él en el nuestro. Una vez dentro, me di cuenta de que solo estábamos mi padre y yo.
-Quiero hablar contigo. - me dijo de repente, mientras metía la segunda marcha.
- ¿Sobre qué? - le dije, expectante. La verdad es que esto no me lo esperaba.
-Sobre Hannah.
En el momento en el que escuché su nombre, me tensé.
- ¿Qué pasa con ella?
- ¿Qué te pasa a ti con ella? - me dijo mientras miraba por el retrovisor.
-No me pasa nada, intento llevarme bien con ella ya que me la habéis metido en casa de la nada. No me queda otra ¿no?
-Ya. - fue lo único que dijo
-Ya ¿qué? - le dije molesto. Sabía que odiaba que hiciese eso.
-Yo sólo te digo que la dejes espacio.
Esa frase me enfadó de una manera increíble.
- Tiene que adaptarse, sólo lleva con nosotros tres semanas. Intenta dejarle espacio.
-Vamos, ¡que le ignore! - le dije enfadado y me apoyé en la ventanilla del coche.
-Yo no he dicho eso. - me dijo mi padre. - Tú sabes a lo que me refiero. No te estoy diciendo nada hijo, sólo te digo que lo tengas en cuenta.
-Vale, no te preocupes, que le voy a dejar espacio.
En ese momento aparcamos. Me bajé del coche y me dirigí a la cocina, cogí una cerveza y me senté en el sofá del salón. Vi a Hannah subir en brazos a Mary. Ella me dirigió una mirada, pero yo miré al móvil porque justo me había llegado un mensaje.
Me había escrito Tom, había estado super nervioso desde que me había hablado antes de venir, por pasar la Navidad con la familia de Sasha. En realidad, todo había ido bien, se estresa por tonterías.
Llamaron al timbre, así que, dejé el móvil y aparecieron por la puerta con sus padres, Bryce y Jason, este último se sentó a mi lado en el sofá. Mientras Hannah, que ya habÍa bajado, se sentó en el sofá de enfrente, al lado del gilipollas.
- ¿Qué pasa tío? - me dijo, mientras me estrechaba la mano.
-Pues aquí estamos... - le dije, suspirando, ante la mirada atenta de Hannah.
- ¿Mala noche o qué? - me preguntó Jason con una sonrisa.
- Algo así. - le dije, y cuando desvié la mirada, vi a Hannah jugando con una de las pulseras que llevaba puestas.
-Por cierto, lo que te dije el otro día, lo has hablado con tus padres.
El otro día en el gimnasio, estuvimos hablando de lo que estudiábamos cada uno, y al saber que estaba estudiando criminología y que, en el próximo semestre, tenía que elegir un sitio de prácticas, me dijo que podía hablar con su tío, que es capitán de una de las comisarías más famosas de Europa.
Lo único malo, es que tendría que irme de Nueva York durante un año, a Londres. Para ser sincero, todavía no se lo había comentado a mis padres porque no sabía si quería ir o no, y la principal razón estaba sentada delante de mí, hablando ahora con el tonto del culo que me sacaba de mis casillas.
-Todavía no he podido hablar con ellos, pero en cuanto lo sepa, te lo digo.
-Vale, cuando tú puedas. ¿Has visto contra qué equipo nos ha tocado en el sorteo?
Y nos pusimos a hablar de fútbol, mientras veía cómo Hannah, no paraba de reírse con el idiota y de sonreírle. Hubo un momento en el que estábamos hablando los cuatro, y cuando el gilipollas, le puso la mano en el muslo a Hannah y esta no se apartó, no pude más, y me levanté de forma brusca.
-Estoy cansado, me voy a la cama. - les dije, estreché la mano a Jason y no miré a nadie más.
Subí las escaleras, entré en la habitación, me puse el pijama y me metí en la cama con él móvil. Justo en ese momento, vi que me había escrito Amy, una chica con la que me lié hace un par de meses. La conozco por un amigo. Es una chica muy guapa, delgada, alta, rubia y con ojos verdes, tiene una sonrisa muy bonita, y en la cama es una máquina.
La respondí, y al cabo de unos minutos llegó su respuesta. Nos pusimos a hablar.
Al rato, la puerta de la habitación se abrió y apareció Hannah, a la que dirigí una mirada fugaz porque me volvió a escribir Amy. Ella cogió su pijama y se fue al baño. Cuando salió, se había desmaquillado y se había hecho una trenza, y sin decir absolutamente nada, se echó en la cama, dándome la espalda.