Por ti siempre

16

HANNAH

En el momento en que Jake entró en la habitación, las mariposas, que por mucho que yo lo intentaba no paraban de revolotear cuando le veía, alzaron de nuevo su vuelo. Sin embargo, rápidamente, se posaron al ver que venía hablando por teléfono y con el altavoz puesto; al otro lado de la línea una voz de una chica le contestó. Sus ojos se encontraron con los míos y, en ese momento la chica le dijo con voz seductora:

- ¿Cuándo vas a venir a verme?, estoy impaciente desde la última vez...

Mi estómago dio un giro de 360 grados al escuchar esas palabras. Los ojos de Jake se agrandaron y se apresuró a quitar el altavoz y llevarse el móvil a la oreja. 

Con un dolor de lo más fuerte en el pecho, me dispuse a salir de la habitación. Cuando fui a rodearle para salir, me cogió de la muñeca. Yo le quité la mano de un tirón y, sin ni siquiera mirarle, salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mí.

No me lo podía creer, ¡¿Cómo había sido tan tonta?! De repente, los ojos se me llenaron de lágrimas y empezaron a caer sin que las pudiese controlar. Me dirigí al baño de la planta y me derrumbé en el suelo sin parar de llorar. Sólo podía pensar en que me había dejado engañar, en que no debería haber dejado que pasase nada y en que no quería absolutamente nada ya con él.

Me tiré una hora encerrada en el baño llorando, no podía parar...

Al levantarme para salir, me miré en el espejo: tenía la cara roja de tanto llorar y la nariz hinchada. Me lavé la cara con agua fría, respiré hondo tres veces, salí y bajé.

Cuando llegué abajo, intenté poner la mejor sonrisa para que no se me notase nada y que no me preguntasen. John y Robert me estuvieron explicando cómo funcionaba el móvil. No me dio mucho tiempo a probarlo porque íbamos a comer, así que, fuimos al comedor. En el momento en el que me iba a sentar apareció Jake, hizo un barrido por toda la estancia hasta que se topó conmigo, avanzó hacia mí pero yo no quería hablar con él, así que me fui rápido a sentarme a la mesa. Me senté entre Bryce y Jason. La verdad es que eran muy majos y ahora mismo me apetecía estar bien. En cuanto me senté, Jason, que ya estaba sentado en su sitio, me dirigió una sonrisa. Me apetecía mucho conocerle, me había dado curiosidad eso de que le gustase leer.

Jake frenó en seco y, al ver que no podía llegar a mí de ninguna manera, se sentó en su sitio de siempre, en el otro lado de la mesa, en frente de Jason.

 Comenzamos a comer y, durante toda la comida no le dirigí ni una mirada. Hablé con Jason, con Bryce, incluso con Mary, pero con él, no; aunque notaba su mirada clavada en mí durante toda la comida. Tras la comida, los chicos se fueron al gimnasio y yo pasé todo el tiempo con Mary. Al llegar la noche, no quise dormir con él, así que fui al baño a ponerme el pijama y lavarme los dientes, me hice una trenza y me fui al salón lo más rápido que pude mientras Jake estaba de espaldas. Me tumbé y al cabo de cinco minutos me dormí; estaba agotada.

Pasó una semana en la que no hablé para nada con Jake y tampoco le vi mucho, porque al ver que no quería hablar con él, no insistió. Se paseaba por la casa hablando por teléfono con esa chica. En fin...

Intentaba no hacerle caso, aunque en ocasiones me era imposible, porque me gustaba y había sido el primer chico con el que sentía algo así y dolía saber que para él estaba claro que no era lo mismo; había sido la novedad cuando llegué y ya está, otra para su lista. O al menos, así lo sentía yo y ver cómo él estaba actuando, confirmaba más mi teoría.

Llegó la Nochevieja. Me puse un vestido rojo muy bonito, unos tacones dorados y un bolso a juego del mismo tono. Ese día me maquilló y me peinó Claire: me recogió el pelo en una coleta alta y me hizo unas ondas en la coleta. Los ojos me los maquilló rasgados con un eyeliner fino y sombras negras. Los labios, me los puso exactamente del mismo color que el vestido y, para que el maquillaje tan bonito que me había hecho durase toda la noche, me echó un fijador con purpurina de Channel. Cuando me miré al espejo, me sorprendí. Nunca me había visto tan guapa y, ante la sorpresa, le di un abrazo a Claire, que me lo devolvió con una sonrisa. 

Tras esto, ella se fue a su habitación a prepararse y yo terminé echándome desodorante y perfume. Cuando salí, metí en mi bolso el móvil, eso que no podía faltar allá a donde fuese y el pintalabios por si tuviera que retocármelo después de cenar.

Al igual que en Nochebuena, ni John, ni Robert, ni Jake estaban aún, así que, al bajar me encontré con Claire, la pequeña Mary y Christine. Iban guapísimas, con vestidos negros y brillantes preciosos. La pequeña estaba guapísima y súper graciosa, con un vestido lleno de purpurina.

Al llegar a la casa de los padres de Claire, los chicos ya estaban allí. Eso me puso nerviosa. A cada paso que daba hacía la puerta me ponía más nerviosa aún. En el momento en el que llamaron al timbre, mi corazón se aceleró y respiré hondo. 

Ante nuestros ojos apareció Mariah, preciosa y elegante, con un traje de chaqueta negro. Era una de las mujeres más elegantes que había visto en toda mi vida. Iba guapísima: su maquillaje pulcro y natural, le resaltaba esa belleza única que tenía. Me recibió con un abrazo y una sonrisa amplia y blanquecina y, no paraba de decirme lo guapa que le parecía. Avanzamos hasta el salón, rápidamente llegó a mi Ryan, me dio un fuerte abrazo que le devolví encantada ya que sus brazos me parecían tan reconfortantes que en aquel momento los necesitaba.

-Estás preciosa, pequeña.- me dijo y me dio un beso en la cabeza, al que reaccioné abrazándole más fuerte.

Detrás de nosotros se escuchó la voz de John:

-Ella siempre está preciosa.

Me giré hacia él y le di mi mejor sonrisa mientras se acercaba y me daba un beso en la mejilla. 

Robert me saludó con una sonrisa:

-¡Qué guapa estás Hannah!, ¡Pero bueno!- me dijo y, silbó alagándome, lo que me hizo soltar una carcajada.




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