Por ti siempre

17

JAKE

Tenía un nudo en el estómago, verla llorar así me rompió el alma. Esta semana desde que escuchó a Amy justo en el momento en el que entraba a la habitación, no me había dirigido apenas la mirada, no quería ni dormir a mi lado, porque había estado bajándose al sofá a dormir todos los días desde entonces.  

La había cagado eso estaba claro. 

Pero no sabía qué hacer. Mi padre me dijo que la dejase espacio, y es verdad que no quiero agobiarla por nada del mundo, pero me duele y me molesta la distancia que se ha creado entre los dos... Pero lo que más me duele, es que esa distancia la he causado yo. 

Ella no se merece esto, se merece todo lo bueno que pueda haber. 

Cuando fui a buscarla fue porque sabía que estos días había estado disimulando y sacando fuerzas para poner buena cara, porque recuerdo cómo estaba cuando la conocí, y es verdad que había ido a mejor, pero eso sólo lo piensa alguien que no la está mirando como yo todo el tiempo: 

Veo como su sonrisa desaparece cuando nadie la mira o habla con ella, veo como sus ojos se empañan al mínimo gesto o muestra de cariño que recibe, veo como intenta controlar la respiración cuando pasa mucho tiempo con gente, veo cómo depende del día, sale del baño con los ojos rojos y los labios y la nariz hinchada de haber llorado mientras está abierto el grifo, veo sus suspiros de lejos, veo los momentos en los que se ausenta del mundo y se encierra en sus pensamientos, veo cómo mira desorientada dependiendo del momento, he visto como no ha podido tomarse todas las uvas y ha tenido que parar, la he visto correr al baño con los ojos llorosos pero sin quitar la sonrisa para que nadie lo notara, la he oído llorar de una forma que hizo que me quedase inmóvil antes de llegar a tocar la puerta, la he visto completamente rota y destrozada al abrir la puerta. No la veo feliz, y eso me mata.  

Yo quiero hacerla feliz, quiero que sea feliz, quiero hacerla olvidar todo lo malo, como aquel día en la biblioteca, porque se merece más que nadie en el mundo el ser feliz. Cuando hoy me ha dicho que teníamos que dejarlo, mi corazón ha dejado de latir por un momento y me he prometido en el momento en el que esas palabras han salido de mis labios, que por mucho que lo intente no la voy a dejar alejarse, porque me niego a perderla. 

Lo he intentado estos días, pero no puedo alejarme de ella, porque como la he visto esta semana, me ha servido para que me dé exactamente igual lo que me diga mi padre, mi madre o el papa. Porque sólo me importa ella y se lo voy a empezar a demostrar ya, porque voy a llegar a conseguir que vuelva a ser feliz y esa es una promesa que me hago yo a mí mismo, porque no soporto el verla así.  

Cuando subí a la habitación estaba echada en la cama. Su vestido colgado en su percha y apoyado en la silla junto con sus tacones en el suelo. Me quedé mirándola. Se notaba que había llorado mucho esa noche porque su nariz estaba más hinchada de lo normal al igual que sus labios y sus ojos. Aún así, para mí estaba preciosa y al verla dormir, me di cuenta de lo que tenía que hacer. 

Cogí mi teléfono y llamé a Amy. Lo cogió al segundo tono. 

-Hola guapo, ¿qué pasa? Que no puedes empezar el año sin hablar conmigo, ¿no? 

-Hola... no es eso. - le dije lo más serio que pude- No podemos seguir hablando más. 

-¿Cómo?¿pero por qué?.- me dijo completamente extrañada. Y la entendía, pero no era ella a la que quería. 

-Amy, te voy a ser completamente sincero y espero que me entiendas porque te tengo como una chica comprensiva. - Me dijo que le contase, que iba a intentar entenderme... y eso esperaba. - Me gusta otra chica y quiero estar con ella. Ya la he hecho daño y quiero arreglarlo, y tampoco sería justo para ti sabiendo que me gusta otra. 

Se hizo el silencio al otro lado del teléfono, y al cabo de unos minutos habló: 

-Vale, como tú quieras. - me dijo en un tono de voz seco. - Si te gusta otra vete con ella, ya nos veremos. 

-Vale, que te vaya bien Amy. 

-Igualmente, un beso - me dijo super cortante... pero bueno, entendía su reacción. 

Y a continuación colgó. 

Pues lo primero ya estaba hecho.  

Lo segundo era hablar con Hannah, pero no quería despertarla, así que me quité la ropa, me puse el pijama y me eché a su lado en la cama, la abracé y disfruté de su calor después de días sin dormir con ella. Me dormí pensando en que iba a hacer todo lo que pudiese para recuperarla. 
 

A la mañana siguiente, me desperté porque notaba que alguien se movía entre mis brazos. Era Hannah intentando quitarse mi brazo de encima. Al darse cuenta de que me había despertado se quedó quieta y me miró seria esperando a que yo mismo quitase el brazo. 

-Buenos días, preciosa. - le dije con una sonrisa. 

En cuanto mis palabras salieron de mi boca, sus ojos se agrandaron de la sorpresa. No entendía su reacción porque le había estado dando los buenos días de esa forma desde que prácticamente llegamos aquí. 

-Buenos días, ¿me puedes soltar, por favor? - me dijo seria. Nunca la había visto así. 

Retiré el brazo lentamente todavía confuso por su manera de actuar. Tras eso se levantó, cogió la ropa y el calzado del armario y se fue directa al baño. Al cabo de unos segundos se escuchó la ducha. Pasados unos 20 minutos la puerta del baño se abrió y salió Hannah, vestida con unas mallas de cuero negras, un jersey de lana gris con un escote en pico y el hombro derecho al descubierto. Se veía debajo del jersey una camiseta de tirantes de encaje negra y unas zapatillas blancas. Se había secado el pelo y se lo había recogido en un moño. Su cara no tenía nada de maquillaje... sólo un poco de rímel en las pestañas y cacao en los labios. Cuando se acercó a la mesilla de noche a quitar el móvil del cargador, un olor a vainilla y coco me inundó.  

Tras eso salió de la habitación sin decir absolutamente nada. 




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