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JAKE 

Sus palabras se clavaron en mi corazón como puñales. En ese momento sentí que la tierra se derrumbaba y que me iba a caer al suelo. No quería estar más allí; no quería tener que verla todos los días y no poder ni acercarme; no podía verla sonreir y que cuando me acercase dejase de hacerlo; no podía ver cómo había cambiado todo, desde Nueva York a aquí.  

Nuestro primer beso que mi madre nos interrumpió aquel día en la cama, el día que la toqué, sus sonrisas, el día que jugamos con Mary en su habitación... 

Y ahora todo eso se había esfumado y no creía que volviese a suceder. 

Rápidamente llamé a Ben. Le dije que si necesitaba que cubriese a alguien esos días podía ir hoy mismo y así ya me acostumbraba al sitio y a cómo funcionaba todo. ¡Menos mal que me dijo que sí! En cuanto supe su afirmación, se lo dije a mis padres, hice las maletas lo más rápido que pude, me despedí de mis tíos y de Mary en momentos en los que no estaba Hannah presente... me dolía mucho verla. Me despedí de Jason y su familia, después de mis abuelos y sin pensarlo, me subí al avión de mis padres y me volví a casa. 

Durante todo el camino de vuelta no pude quitarme a Hannah de la cabeza, ni sus palabras. Tenerla lejos de mi suponía una tortura increíble pero no quería tenerme cerca, no quería absolutamente nada de mí y por lo que más dolía no era por eso, era porque yo quería todo con ella. 

Ella y mis padres se quedarán aquí todavía unos días. Espero que este tiempo alejado de ella sirva de algo, o por lo menos, para haber podido hacerme a la idea, lo que me parece lo más complicado del mundo en estos momentos, porque no me la puedo sacar de la cabeza. 

Cuando llegué a Nueva York, uno de nuestros chóferes había venido a recogerme. Al llegar a casa, dejé las maletas en la habitación y llamé a Tom, necesitaba despejarme por lo menos esa noche. Así que me di una ducha rápida, me vestí con una camiseta blanca de manga corta, unos vaqueros azules y unas zapatillas Nike blancas. Me peiné rápidamente, me eché colonia y desodorante y empecé a deshacer la maleta. Me puse música porque si estaba en completo silencio no paraban de aparecer en mi mente esos ojos color avellana y esa sonrisa que me alegraba los días.  

Cuando terminé, encendí mi ordenador y seguí con el trabajo de la universidad que, aunque hubiese conseguido avanzar mucho la última vez, todavía me quedaba bastante para llegar a terminarlo. También aproveché y llamé a Alexy para concretarle algunas cosas del trabajo y decirle lo de la oportunidad en el bufete de Ben. Tras cuatro horas y media haciendo el trabajo, le mandé las nuevas partes por correo a Alexy y bajé a cenar... lo iba a necesitar esa noche, porque pensaba beber y beber, para olvidarme de cierta enana. 

Cociné lo que más fácil me parecía: unos filetes a la plancha y arroz blanco. Cuando acabé, me lavé los dientes, cogí mi cartera y el móvil, me puse un jersey de cuello alto gris jaspeado de lana y un abrigo negro que abrigaba muy bien, ya que hacía mucho frío esa noche en Nueva York. Bajé a la calle donde Tom me estaba esperando con su Audi e-tron GT negro aparcado en doble fila. En cuanto subí, saludé a mi amigo con un apretón de manos y éste arrancó lo más rápido posible dirección Brooklyn, hacia una de las mejores discotecas de toda la ciudad. Por el camino empezamos a hablar; yo sólo esperaba que no me mencionase a cierta chica porque no me apetecía nada contarle lo que había pasado durante las vacaciones... 

- ¿Qué pasa tío? ¿qué tal las vacaciones? - preguntó Tom mientras doblaba una esquina. 

Esa pregunta tampoco quería responderla, pero si quería librarme de que me preguntase si había pasado algo malo, le tenía que responder algo convincente. 

- Bastante bien, la verdad. - mentí. - Hemos estado mucho tiempo todos juntos. 

Esperaba que eso bastase para acabar la conversación, pero parece que a mi amigo no le sirvió de mucho mi respuesta. 

- ¿Y con Hannah qué tal? - me dijo interesado. 

¡Mierda!, justo el tema que no quería tocar. 

-Bien, igual que cuando hablé contigo de ella la última vez. -le dije, intentando parecer despreocupado. 

-Pues la última vez me dijiste que te volvía loco, y después de pasar todos estos días de vacaciones con ella, ¿no hay nada que me tengas que contar? ¿en serio? 

¡Joder Tom, en serio tío! que ganas tienes de hablar de ciertas cosas cuando te interesa... cuando hablamos de qué vas a hacer después del grado superior en el que estás, bien que evitas el tema... Mi silencio le dio la respuesta que necesitaba para saber que no estaba bien. 

-No me jodas tío, ¿qué ha pasado? - me dijo cambiando por completo el tono y hasta reduciendo la velocidad para centrarse en mí. 

-Pues digamos resumiendo mucho, que no sentimos lo mismo el uno por el otro y que no queremos lo mismo. - le dije y cuando las palabras salieron de mi boca el nudo del estómago apareció de nuevo. - Nos besamos y estuvimos unos días genial, me dejó acercarme más a ella, lo que me había parecido casi imposible desde que llegó, pero digamos que después de que mi padre me dijese que le diese espacio y ver que el hijo gilipollas de los amigos de mis tíos no paraba de tontear con ella, todo se fue a la mierda. 

Mi amigo escuchaba atento todo lo que le estaba diciendo y sabía que al acabar me daría el mejor consejo, como siempre había hecho desde que nos conocíamos. 

-Después de eso, estuve más distante con ella y justo me escribió Amy... estuvimos tonteando un poco y Hannah lo escuchó. Después de eso se alejó por completo de mí, no quería ni estar cerca. Yo la quiero a ella tío, no quiero a Amy, así que después de estar fatal por la distancia que había entre los dos, decidí dejar lo de Amy y confesarle lo que quería y que quería estar con ella, y cuando parecía que sí; no me pudo decir más claro que no. No iba a soportar seguir con ella en la misma casa más días, por eso he vuelto antes aprovechando una oferta de prácticas en el bufete de Ben.