HANNAH
Me desperté llorando y muy nerviosa como cada vez que tenía ese sueño, el corazón me latía muy rápido y no era capaz de controlar mi respiración. Miré toda la habitación, era ya de noche, oía las voces de Claire y John abajo supongo que estaban en la cocina. Cogí el Iphone14 que me habían regalado y sin pensarlo me metí en contactos vi que tenía los de mi antiguo teléfono todavía y al ver el nombre de mis padres, un nudo se instaló en mi garganta, sin saber lo que hacía y actuando mi cuerpo por sí solo, le di a llamar; al cabo de unos minutos saltó el contestador en el teléfono de mi padre. Le di a llamar al teléfono de mi madre, necesitaba oír sus voces, necesitaba hablar con ellos, lo necesitaba, lo necesitaba... Al pasar unos minutos el contestador saltó y la voz de mi madre, diciendo que estaba ocupada y que le mandasen un mensaje, me revotó por toda la habitación.
Mi cabeza no sabía qué hacer y mi cuerpo se quedó completamente paralizado. Les necesitaba, les necesitaba, les necesitaba, les necesitaba...
El dolor me invadió por completo, por favor que vuelvan, por favor que vuelvan...
Me levanté de la cama, y empecé a dar vueltas por toda la habitación nerviosa, muy nerviosa y sin ser capaz de controlarme.
Volví a llamarles, por lo menos seis veces más, pero no me lo cogían. Las piernas me fallaron en un momento dado y me caí al suelo. Me hice una bola con mis propias piernas y empecé a llorar, cuando pude volver a levantarme, me fui al baño y me lavé la cara con agua fría.
Fría, fría...
Igual que el frío que sentí esa noche. Esa noche...
Me miré en el espejo y vi el colgante de mis padres, aquel colgante que me regalaron en mi último cumpleaños con ellos.
Les echo mucho de menos.
¿Por qué se fueron?, ¿Por qué ellos?
Nunca hicieron nada malo.
Eran los mejores padres del mundo.
¿Porque ellos?
No se lo merecían.
Ellos no.
Ellos no
¡¡ELLOS NO!!
No puedo más, no puedo más, no puedo más.
Necesito que se acabé.
Ya.