Ya ha pasado un mes desde que entré hablo cada fin de semana por skype con mi familia, están felices, al parecer los gemelos tienen novias que son gemelas y mis padres están más que confundidos, mientras Phillipa va a entrar a clases primarias, apuesto que sera una niña hermosa.
Con Jaycob hemos llevado nuestra amistad muy bien, a veces suelto anécdotas de nuestra amistad de la infancia y es muy difícil salirme de la conversación de que como me sabía las historias.
A veces entrenamos artes marciales en mi casa, dice que su casa esta lleno de niños y sus mascotas, al parecer tiene muchos hermanos y le creo cuando niños, él ya tenía 4 hermanitos y al parecer sus padres demostraban su amor asi.
Miré el techo color blanco crema de mi sala de estar, sé que Jaycob me mira a unos centímetros, él permanece vestido como si fuera un lugar lleno de nieve. Tenia puesto un polerón y un pantalón anchos y zapatillas enormes.
Mirate… - me acerqué lentamente con ternura – parece que el termómetro no marca 25 grados, quitaté ese polerón…
No tengo calor, además tengo gripe – dije secándose el sudor de la frente.
No me jodas – dije tirándome encima de él quitándole el polerón.
Oh Dios…
No me gustan que me vean… - estaba avergonzado, parecía como si estuviera todo desnudo – mi cuerpo cambio mucho cuando me empezé a jugar boxeo…
El mio igual cambio – dije nerviosa quitándome un poco el polerón.
Mis pechos eran un poco grandes, me sentía nerviosa, ni a mi madre se los mostré cuando vi el cambio.
Jaycob me miró fijamente, pero no parecía excitado ni nada, sino serio.
Bueno creo que no seria malo – dijo sonriente tomandome la mano y acercándola a su abdomen.
Es duro – dije nerviosa, debia parecer tomate.
Pareces tomate – dijo contento, burlándome de mi respuesta.
Sonreí curiosa, no dejaré que esto se quede asi. Tome una de sus manos y la puse en unos de mis pechos.
Ambos estábamos rojos como tomates, era como cuando pequeños nos vestíamos como una familia, eramos yo era la mamá y él el papá.
Recuerdo que cuando niños, con Daniel jugué que eramos esposos y nos casamos, asi que debíamos darnos un beso – contó poniéndose el polerón, parecía melancolico – quedo rojito y le dije que nos casariamos cuando grandes, pero luego antes de irse, sentía que quería decirme algo y luego cortó la comunicación… como si no le importará…
No digas eso – me pusé ropa – te quiere, hasta ahora, te amo… digo, te ama…
Lo único que quiero es tenerlo de frente, verlo a los ojos y pedirle matrimonio – dijo mirándome a los ojos, como ensayando todo – hasta planeo que si me dice que no, lo secuestraré…
Me reí ante eso, es que era tan lindo, debería decirle, pero aun no me siento lista.
Aceptaria sin dudarlo – dije, besando su mejilla y la comisura de sus labios disimulada – nunca le diría que no, al amor verdadero…
Comimos un poco, al rato se fue a su casa.
Creo que me sigo enamorando – susurré acostada en mi cama viendo la luna, tenia un leve color azul con verde – angel mio, ayudame a estar con él…
Mi ángel de la guarda, no era muy creyente, pero es el año 2018, siempre quise a este cantante coreano, lo quería mucho, vi su imagen y sonreí.
Me haces falta… - dije secándome las lagrimas – ya se cumplirá casi 5 meses… te extrañó tanto
Jonghyun, era joven, tenia solo 27 años cuando el año pasado decidió partir, ahora esta en el cielo, a veces sueño con él, me sonreí y me canta. No fui una seguidora directa, pero si era admiradora de él. Siempre veo sus imágenes, madre dijo que era normal, muchas gente decide poner fin a su destino, a su vida de múltiples maneras, y terminaba diciendo que por favor no hiciera una locura como esa, que si vivía por ellos, lo dijera y ellos me ayudarían a encontrar mi destino.