Interior de una cantina pintada de café oscuro. Piso de madera. Mesas y sillas vacías. Barra con botellas visibles. Son las siete de la tarde.
Alguien toca la puerta. Se oyen los pasos del cantinero.
Cantinero: (Entra) ¡Ya voy! (Abre la puerta)
Doroteo: (Entra aventando el sombrero) ¡Caray, mijo! Ya estaba pensando que no ibas a abrir hoy.
Cantinero: Me disculpo, pero aún no es hora.
Doroteo: (Se acerca a la barra) En este lugar no hay horario pa' pistear. (Con alegría) ¡Ándale, sírveme un trago!
Cantinero: Me tendrá que disculpar, pero ya le dije que todavía no es hora.
Doroteo: ¡Le voy a decir a Jacinto que no haces bien tu trabajo! Y ya veremos si te sigues poniendo tus moños.
Cantinero: Bueno. Vaya a decirle de una vez. Aquí lo espero, mientras se llega la hora de abrir.
(Se oyen voces afuera. Se abre la puerta)
Cantinero: ¡No puede ser! ¿Qué hacen aquí, caballeros?
Alejandro: (entra cantando) ¡Ay mamacita yo te extraño! ¡Ya llegó por quien lloraban!
Casimiro: (entra) ¿Qué pasó compadre? Hace mucho que no te veía.
Alejandro: (al cantinero) ¿Y nuestra mesa de la suerte?
Cantinero: ¿No pueden tomar otra?
Alejandro: Es que esa está vieja, como nosotros.
Cantinero: (ríe) En un momento la traigo. (Sale)
Doroteo: Este muchacho se parece cada vez más a mis chamacos, de veras. No me quiere dar mi tequila, ya ni porque le voy a pagar al canijo. (Sirve un trago)
Alejandro: En eso estamos igual, compadre. A mí tampoco me gusta que hasta mi mujer me quiere controlar la bebida. Ya ni mi señora madre era así conmigo.
Casimiro: Yo digo que habrá que ponerle un estate quieto a este chamaco. (Saca una pistola de su saco)
Alejandro: (salta levantando las manos) ¡Espérese, compadre! Tampoco es para tanto.
Doroteo: ¡Eso sí que no! ¿De dónde sacó eso?
Casimiro: Tengo un primo que me la vendió bien barata.
Alejandro: Barata o cara, ¿para qué la quiere? ¿No sabe que las cosas no andan bien en estas calles?
Casimiro: Justo por eso, señores. Hay que tomar nuestras precauciones.
Doroteo: A ver, viejo, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Guarde eso antes de que regrese el muchacho.
Casimiro: (Guarda el arma) ¡Denme un cigarro pues, pa' que se me pase el coraje!
Doroteo: (saca un cigarro) Ten. Y más vale que mejor te vayas deshaciendo de eso, que nomás te va a traer problemas.
Cantinero: (entra con una mesa) Listo, señores.
Casimiro: (se sienta) ¡Ahora sí, chamaco cabrón! Haz tu trabajo y tráenos la primera botella.
Alejandro: Por favor, jovencito. (Se sienta) Imaginemos que Casimiro no está aquí.
Cantinero: No hay problema, caballeros.
Alejandro: (a Doroteo) Supe que cumplió años tu hijo el más grande.
(Se abre la puerta)
Cantinero: Todavía está cerrado. (Suspira) Olvídelo, adelante.
Fausto: (entra)
Cantinero: (A Casimiro) Aquí está su botella, caballero.
Doroteo: ¡Ah, ya sabes cuál es mi favorita!
Casimiro: (golpea la mesa) Bueno, bueno, ya déjense de tonterías. ¡Saquen la baraja y la marmaja! Que hoy le compro al bebé hasta la sonaja.
Alejandro: ¿Cuál bebé compadre? ¿A poco ya va a tener otro nieto?
Doroteo: (le da un sape) No sea menso. ¿Qué no ve que quiere decir otra cosa? Ya sabe que sus dichos los saca del caño.
Cantinero: (a Fausto) En este lugar no se permiten mujeres ni menores de edad.
Fausto: ¿Lo dices por mí o por ti? (Se acerca a la barra)
Doroteo: (barajea. A Casimiro) Usted reparte, compadre.
Cantinero: (a Fausto) Tengo veinticinco años. Si me disculpa, debo solicitar su identificación.
Fausto: Solo soy dos años menor que tú. (Se sienta a la barra)
Cantinero: Sin embargo, corro el riesgo de perder mi empleo en caso de que usted mienta. (Sirve un trago)
Fausto: ¿Por qué mentiría? Estoy muy cansado como para recordar todo lo que digo.
Cantinero: (bebe) Antes de escuchar cómo le rompieron el corazón, necesito ver su identificación. De lo contrario me veré obligado a pedirle que se retire.
Casimiro: (chifla) Antes nomás los hombres venían a este lugar. ¡No cabe duda que esta cantina ya está perdiendo prestigio!
Fausto: (al Cantinero) Sírveme un trago. (Muestra su identificación)
Cantinero: (Revisa) En efecto, veintitrés años. Aunque todavía parece un joven adolescente.
Fausto: (enciende un cigarro) Eso no es algo que escuche todos los días.
Cantinero: A modo de disculpa por mi insistencia, el primer trago va por mi cuenta.
Fausto: No hace falta.
Cantinero: ¿Qué desea beber?
Fausto: Mezcal.
Casimiro: (golpea la mesa) ¡Gané la primera de la noche! ¡Échenme todo el billullo!