Por un mezcal

Segundo acto

Interior de una cantina pintada de café oscuro. Piso de madera. Mesas y sillas vacías. Barra con botellas visibles. La puerta se abre.

Hernán: (entra) ¿Tienes algo de comer?

Cantinero: (entra) No. Aquí nunca hay alimentos, solo bebidas.

Hernán: Voy a comprar algo al puesto de Doña Miche.

Cantinero: Acabo de recordar que mandó decir que quería verme. Aprovecho y voy de una vez.

Hernán: (se sienta) ¿Y yo qué voy a hacer aquí?

Cantinero: Beber solo. (Ríe) Estaba bromeando, sabes que tienes prohibido el alcohol.

Hernán: ¿Hasta cuándo me vas a quitar el castigo? Ya han pasado años.

Cantinero: No es un castigo, así tendrá que ser hasta que yo me muera.

Hernán: No te tardes.

Cantinero: ¿En morir?

Hernán: (ríe) En traer comida, baboso.

Cantinero: (Lo abraza) No hagas tonterías. Tengo las botellas contadas. (Sale)

Hernán: (enciende un cigarro. Sale)

Pausa breve. Alguien toca la puerta.

Hernán: (entra) ¿Qué se te olvidó? (Abre) ¡Ah! Disculpa, todavía no está abierto.

Fausto: (entra) ¿Y tú quién eres? ¿Dónde está el cantinero?

Hernán: (se sienta) ¿Cuál pregunta debo responder?

Fausto: Ambas.

Hernán: Soy Hernán. Y mi hermano salió, pero no tarda en regresar. ¿Qué haces aquí tan temprano?

Fausto: (se sienta) Te imaginé más bajo.

Hernán: ¿Disculpa?

Fausto: Tu hermano me habló de ti hace semanas. Imaginé que eras un niño.

Hernán: Él piensa que lo soy. Tal vez sea por eso.

Fausto: ¿Qué haces aquí? ¿Estás de visita?

Hernán: Hoy no tenía nada pendiente. Además he estado pensando en lo que pasó aquella noche.

Fausto: ¿Te enteraste?

Hernán: Todo el pueblo se enteró. Hacía años que no sucedía algo así, menos en estas fechas.

Fausto: Supongo que el día del niño no tendrá tanto impacto como otras veces.

Hernán: Los padres no confían en las calles. Suspendieron las clases en casi todas las escuelas.

Fausto: ¿Qué hay de la policía? ¿Aún no han resuelto nada?

Hernán: Aquí jamás se resuelve nada. La policía está de adorno, nada más.

Fausto: ¿Por qué lo dices?

Hernán: Alguna vez estuve por ir a la cárcel.

Fausto: Creo que tu hermano me contó algo sobre eso.

Hernán: Y de haber sido encerrado, me lo merecía. Pero no pasó, tuve suerte.

Fausto: ¿Qué fue lo que hiciste?

Hernán: Participé en un robo.

Fausto: ¿Cómo se enteró tu hermano?

Hernán: Nunca lo supe. Un día simplemente apareció y me hizo darle mi salario de todo un mes para reparar los daños.

Fausto: ¿Qué fue lo que robaste?

Hernán: Una panadería.

Fausto: Me refería a lo que llevaste contigo.

Hernán: A decir verdad, yo no me quedé con nada.

Fausto: ¿Entonces quién lo hizo?

Hernán: Del mostrador tomaron un objeto ilegal.

Fausto: Creí que se trataba de dinero.

Hernán: Ese era el objetivo al principio.

Fausto: ¿Al principio?

Hernán: Querían el dinero, pero al abrir la caja, estaba vacía.

Fausto: ¿Tú abriste la caja?

Hernán: Sí. Pero salí de la tienda al sentir que había fracasado.

Fausto: ¿Y después?

Hernán: Uno de ellos se frustró, y comenzó a registrar todos los muebles.

Fausto: ¿No había nadie que lo detuviera?

Hernán: Solo había una chica, y ella huyó en cuanto irrumpimos.

Fausto: ¿Le hicieron daño?

Hernán: Imposible. Era muy amable.

Fausto: ¿Qué le dijeron?

Hernán: Esa es otra historia, chico.

Fausto: (enciende un cigarro) Continúa.

Hernán: Pudieron revisar todo el espacio, y encontraron una pistola envuelta en un trapo bajo el mostrador.

Fausto: ¿Quién la tomó?

Hernán: No sé su nombre. Le decían el tamal.

Fausto: ¿Sabes qué hizo con la pistola?

Hernán: Después de ese día no lo volví a ver, hasta años después.

Fausto: ¿No eran amigos?

Hernán: No. Nos conocimos por un amigo mío en una pelea callejera.

Fausto: ¿Qué tipo de pelea?

Hernán: Me golpearon por besar a la novia de alguien.

Fausto: ¡Vaya! Sí que tienes mucho para contar.

Hernán: (ríe) Solo cuando alguien me hace preguntas sin parar.

Fausto: (fuma) ¿Tu hermano sabe todo esto?

Hernán: Una parte.

Fausto: Lo lamento.

Hernán: Igual yo. (Enciende un cigarro)

Fausto: ¿Vas contándole tu vida a cualquiera que te pregunta?

Hernán: No. Solamente a los que conozco.

Fausto: Pero no sabes quién soy.

Hernán: Claro que lo sé. Eres Fausto.



#2894 en Otros
#757 en Relatos cortos

En el texto hay: drama, obra de teatro

Editado: 09.04.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.