Capítulo dedicado a YencyAma
Te quiero nena 😘
Y a tod@s thnx for reading se les quiere ❤️
(Cap detonación jeje)
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Dos días después del entierro de Fausto, y los abrazos sin sentido de sus padres, Ezio se encontraba pensativo, caminando sin rumbo alguno por los pasillos de palacio. Un pasillo algo estrecho, todas las puertas estaban cerradas o, a simple vista eso se lograba ver.
Pensando en las palabras y acciones de sus padres.
Si bien es cierto que su madre era sensible a cualquier pérdida, su padre no. Ajax era frío, casi como él o quizá más.
Al pasar al lado de una de las habitaciones que se encontraba entre abierta, específicamente en la que murió Fausto, se escuchaban balbuceos. Sin prestar atención Ezio pasó al lado de aquella habitación o eso es lo que iba a hacer cuando escuchó:
—¿En serio? ¿Estás seguro? No creo que el rey sea capaz de eso.
Eso captó la atención del príncipe quien precisamente pensaba en su padre, decidió quedarse a escuchar, sin ser notado. Aunque al príncipe no le agradaba lo que estaba haciendo, no tenía opción si quería saber que era lo que "el rey no sería capaz de hacer".
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Eugene se encontraba a las afueras del lujoso palacio, respirando profundo.
Hoy era día de entrenamiento de alas en el cual no le fue tan bien que digamos, la última vez que entrenó sus alas fue con ayuda del príncipe y él no se había presentado, y no faltaba nunca. Ella sabía que acercarse a él era recibir malas miradas de su parte, pero no podía descifrar el porqué sentía que algo no andaba bien con él y quería asegurase de que estuviera bien.
Entrando a palacio notó todo silencio y un escalofrío recorrió su cuerpo, decidió ignorarlo y seguir.
Caminó rápido, casi batiendo las alas. Iba mirando a todos lados, al darse la vuelta logró ver al Epíthesi que estaba buscando, iba a tocarle el hombro y a hablarle, cuando sintió que la tomó de la cabeza tapándole la boca diciendo "shhh" poniendo una mano en su cintura, eso logró hacer que el corazón de Eugene por alguna razón palpitase más rápido de lo normal.
Ezio solo prestaba atención a la plática que se estaba llevando a cabo entre dos plebes que se encargaban de limpiar el cuarto:
—Bueno... el rey debe ser desenmascarado ¡No podemos dejar así las cosas!
—¡Shhh! Baja la voz, te escucharán.
—¡No me interesa que me escuchen! Fausto no murió por su enfermedad ¡Lo asesinaron! ¡El rey lo asesinó!
Ezio al escuchar aquello, no lo podía creer. Quería correr y golpear a los que estaban diciendo aquello.
Quería ir donde su padre y reclamarle, pero debía seguir escuchando si quería aclarar las cosas:
—¿Cómo estás tan seguro de eso?
—¡Yo lo ví! ¡Estoy seguro! Tomó esta almohada (tomando una almohada de la cama) y se la puso en su rostro.
—Pase lo que pase ¡no se lo digas a nadie más que a mi!
Eugene escuchaba y no lo podía creer ¿el rey Ajax hizo lo que los plebes decían? Sus ojos de abrieron a más no poder y su miraba se dirigió hacia aquel que la tenía tapada de su boca; su expresión era de sorpresa con decepción, no lo culpaba, lo que había oído era demasiado para procesar.
Ezio la soltó y no le dijo ninguna palabra, solo quería irse de ahí para no ser visto y así lo hizo.
Eugene quedó en la entrada de la habitación, cuando salieron los dos plebes que estaban hablando del rey, ambos se sorprendieron y sintieron que habían sido pillados, querían desaparecer, pero Eugene solamente les dirigió una mirada neutra y se dirigió a buscar al príncipe.
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(Con Ezio)
Ezio entraba en la habitación de sus padres, más no había nadie dentro.
—¡Mamá!
Su madre salía aparentemente del baño secándose el cabello —¿Qué pasa hijo? —le respondió
—¡¿Es verdad?!
Le dijo su hijo casi en un grito.
—¿De qué hablas?
—¡Respóndeme! —Le dijo a su madre tomándola de los hombros.
Alysa sintió miedo, no porque su hijo le gritaba, sino porque sospechaba que Ezio sabía algo que no les convenía.
—¡No sé de que me estás hablando! ¡¿Cómo voy a saber lo que piensas?! —Dijo en una acción que eran evidentes los nervios y el temor.
—Mamá... dime que no es cierto —Se acercó más a su madre. —Dime que mi padre no mató a Fausto —Le dijo a su madre en un susurro, con la voz cortada y aparente dolor.
—H-hijo c-como... —El rostro de la mencionada se palideció en un zas.
Ezio al escuchar lo que la reina acababa de decir sintió enojo y decepción.
—¿Entonces si es cierto?
Su madre no le contestó, estaba con la mirada ida.
—¡Mamá! ¡Respóndeme! —Volvió a decir el príncipe.
—L-Lo siento... —Dijo su madre y abrazó a su hijo.
Ezio quería liberarse de ese abrazo cuando recordó las palabras de su padre en la ceremonia del fallecido:
— perdóname, hijo perdóname, fue por ti
El príncipe se soltó del abrazo de su madre, la cual tenía los ojos llorosos a punto de llorar.
Eugene estaba fuera de la habitación escuchando, tratando de no ser pillada en el acto. Ezio salió del cuarto sin percatar a la general detrás de la puerta, se apresuró a el lugar donde a diario entrenaba su padre y Eugene le siguió.
—¿Qué haces? —Dijo Ezio sin voltear a ver. No recibió respuesta, —¡Te pregunté ¡¿Qué haces siguiéndome?! ¡¿acaso te interesa?! ¡¿O solo es por curiosidad?!!
—¡Si! ¡Me interesa! —Le contestó
—No seas entrometida y vete.
Ezio se fue sin esperar una respuesta o al menos ni quería una respuesta de ella, si no de sus padres.
***
Un campo espacioso con montes verdes y flores hermosas, todo perfectamente acomodado. Unos obstáculos y algunas barras: en ese lugar se encontraba Ajax, al parecer más tranquilo. Siempre le tranquilizaba ejercitar y olvidarse de todos sus cargos de rey. Sobrevolaba cada obstáculo sin necesidad de esforzarse demasiado, ya estando con los pies en la tierra, llegaba aquel que fue declarado Coronel de Epíthesi