Porqué eres mía

Capítulo 1: Mi vida feliz

- Dime mi amor ¿qué aras hoy? - Pregunta mi madre mientras me sirve el desayuno.

- hmm...? No lo sé - dije pensativa.

Me encontraba en la mesa desayunando junto a mis padres.

- ¿Entonces quieres ir conmigo al mercado? - se sentó junto a mi padre quien leía un periódico al frente mío.

-Claro, siempre y cuando me compres algo- dije poniendo mi cara de inocencia y mirando al costado. Mi padre empezó a reírse de mí y acto seguido mi madre también.

-Está bien, pero no abuses ¿eh? -

-Ok-

Estoy disfrutando de mi desayuno pero antes de que les hablé de mí vida me presentare, me llamo Arenea Quispe, soy realmente pequeña mido 1,47 soy de tez blanca con mi cabello rubio largo y ondulado por las puntas y facciones delicadas, mis ojos son de color azul claro, pertenezco a la manada Luz de Luna y, sí soy una mujer loba, soy una omega, mi loba se llama Aisha y es blanca como la nieve y con ojos azul un tono más oscuros que los míos, aparento tener 22 años pero en realidad tengo 102 años. Trabajo como mecánica en un taller que se encuentra a unas cuantas cuadras de mi casa y cuando me encuentro libre voy a ayudar a mi padre en el restaurante por qué suelen tener demasiados clientes o si esté no tenía muchos clientes iba con mi madre; así voy y vengo.

Mi madre se llama Ariana, de tés blanca y una cabellera que le llega hasta su espalda dorsal y tiene 237 años, trabaja como costurera en una tienda de ropa junto con mi abuela y debó admitir que le va de maravilla y que también le gusta bordar y coser, siempre me hacía para mi ropa y todas extremadamente bellas, mi padre se llama Alex, si gran pasión por la A, es de tés blanca unos tonos más oscuros que el de mi madre, es de pelo negro y tiene 244 años, mi papá es panadero y repostero, tiene su propia confitería y un restaurante, le encanta preparar de todo un poco y por eso había decidido convertirse en panadero.

 

 

-Elige de una vez Arenea! - me exige mi madre.

- Es qué no sé cuál elegir- ahora nos encontrábamos en una tienda de zapatos y no sabía cuál zapato elegir.

Una era una chatita de color blanco con una línea negra por lo bajó y el otro era un tenis totalmente blanco y no sabía cuál debería escoger.

-me llevare los tenis- dije por fin decidida.

-Por fin! - Exclamo mi madre levantando sus brazos dándose la vuelta mientras yo agarraba los tenis- Vamos a pagar y a irnos tu padre seguro estará preocupado de qué aún no hemos llegado-

Nos acercamos a la caja a pagar, salimos y nos dirigimos directo a la casa en nuestro auto llenos de cosas que compramos, sí, cada vez que salíamos de compras el caro se llenaba de cosas, y era cierto mi padre se encontraba recostado en el marco de la puerta, cuando nos vio se dirigió hacía nosotras y cando bajamos mi padre fue y nos abraso.

- ¿Donde se encontraban? ¿por qué tardaron tanto? -

Nos miraba preocupado cuando mi mamá habló:

-No te preocupes, tardamos de más por qué Arenea no se decidía entre si comprar un tenis o una chatitas- soltó una pequeña risa.

-Bien... Las ayudaré-

Mi padre ahora nos encontraba ayudándonos para bajar las compras del auto, es que la verdad qué si tardamos de más.

-Vayan a bañarse yo ordenare todo no se preocupen- Dijo mi padre - Ariana no te preocupes yo ya preparé la cena mi amor - dijo ahora mirando a mi madre, esta soltó una pequeña risita.

- Está bien mi amor- Habló mi madre acercándose a mi padre para plantar un beso en los labios de esté a los qué mi padre respondió de inmediato quedando yo como la espectadora y ya qué no quería interrumpirlos fui directo a mi habitación que quedaba en el piso de arriba con una pequeña sonrisa en los labios.

Amo como se aman mis padres, siempre cuidando uno del otro como me cuidan a mí también.

Siempre he soñado con encontrar a mí mate y realmente espero que mí mate no me rechace, ya que algunos lobos rechazan a su mate por el simple hecho de ser un o una omega, por qué somos los lobos más débiles o para exagerar un poco vulnerables, sinceramente espero que eso nunca pasé.

Fui a mi armario saqué una remera blanca holgada y fina con unos pantalones un tanto holgados negros y me metí al baño; después de asearme correctamente me vestí y fui al comedor, al llegar mi madre ya estaba también con mi padre.

-Aquí estoy - Dije sentándome en la banca junto a mi madre y mi padre sirviéndome un plato con arroz con salsa rosa.

Y empezamos a comer en un silencio para incomodo sino qué agradable y confiable, no se necesitaban palabras para acompañar, solo saber que todos estábamos ahí sentados disfrutando de la cena.

 

 

 

 

 

ESPERO LES AYA GUSTADO EL PRIMER CAPÍTULO.

ESTÉ ES MÍ PRIMER LIBRO.

BESOSS

 

 




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