Porqué eres mía

Capítulo 16:

NARRA ARENEA.

ALTA VOZ: Pasajeros, favor de abrocharse el cinturón de seguridad, estaremos aterrizando en unos minutos.

Me desperté abrutadamente al escuchar la voz de la azafata por los parlantes.

Escuche risitas a un lado mío, gire mi cabeza y pude ver al Alpha riéndose de mí, a pesar de que él utilizaba un antifaz para dormir, pudo sentirme.

-Buenas tardes, ¿Disfrutaste de la pequeña siesta? – Pregunto burlón, porque, me dormí todo el viaje.

-Buenas tardes… - Respondí el saludo, somnolienta. - ¿Cuánto tiempo me eh dormido? – Pregunte rascándome un ojo

-Unas catorce horas. – Abrí mis ojos por la impresión.

-Nunca había dormido tanto tiempo… - Confesé en un susurro más para mí misma. – Pero aun así me siento cansada. – Dije colándome el cinturón de seguridad.

No respondió nada más y al igual que yo se colocó el cinturón de seguridad; a los minutos ya nos encontrábamos sobre la tierra, aterrizando, de pronto el avión paro y una azafata dio el aviso de poder bajar.

Mientras bajaba, a lo lejos pude ver muchos guardias.

- ¿Es necesario tantos guardias? – Le pregunte al Alpha quién bajaba en frente mío.

-Eres la nueva Luna Superlativa, es muy necesario. – Hablo más tranquilo de lo normal.

-Ni siquiera me eh presentado, pero todos ya me ven como la Luna Superlativa. – Cabizbaja.

-De hecho, desde que supiste que eres la mate de Luis, eres la Luna Superlativa, solo hace falta presentarte al mundo y que conozcan a su nueva líder, no eres una princesa que necesita una coronación para ser reina, así qué no te preocupes por eso, tu presentación será cuando Luis y tú se decidan. – Dijo eso mientras bajamos completamente y los guardias comenzaron a rodearnos en forma de protección. – Aunque, creo que no han hablado de eso, ¿Verdad? –

-No, aun no… - Y por alguna extraña razón, sigo sintiendo el olor de Luis, eso solo significa una cosa, miré disimuladamente a mi izquierda para buscarlo, pero no lo vi, gire al otro lado y pude verlo vestido de guardia, pero, ¿Qué hace el aquí?, no creo que su padre lo haya dejado venir.

-Luis… - Susurre, pero fue lo suficientemente fuerte para que Luis pueda escucharme.

-Hola, Arenea. – Se escuchó su voz en mi escucho su voz en mi cabeza.

- ¿Qué haces aquí? Se supone que debes estar en la manada. – Lo regañe.

-También te extrañe cariño… Y respondiendo a tu pregunta, lo siento, es que ni te quería lejos de mí, quiero cuidarte. – Dijo mirándome.

- ¡¡LUIS!! – Uy.

Miré con un poco de miedo al Alpha, este miraba con mucho miedo a Luis quién solo lo miraba sin ninguna expresión y los guardias sorprendidos por el repentino grito del Alpha, pero luego de unos segundos se volvieron a recomponer.

- ¿¡Qué te había dicho de venir aquí!? – Luis se alzó de hombros y se acercó a mí para abrazarme y esconder su cara entre mi cuello y hombro. – En este mismo instante subirás a cualquier avión e iras de regreso a la manada. – Hablo muuy determinante y firme.

-Ningún avión va en dirección a la manada. – Respondió sin mucho interés.

-Te vas en auto. –

No traje mi auto, odio ir en otros, además de que tardamos demasiado llegar a la manada en auto. –

-Pues te quedas aquí hasta que salga un vuelo para ti. –

-No. – Respondió así nada más.

Lo miré sintiéndome un poco indignada y con ganas de patearle los huevos a Luis, ¿Por qué le habla de esa forma a su padre?, ¿Acaso no le tiene un poco de respeto?

Sin ningún tipo de vergüenza, tome la oreja de Luis y lo aparte de mí.

- ¿Cómo le respondes de esa forma a tu padre? – Le pregunte mientras lo estiraba asía el Alpha.

-Ay, Arenea, amor… Duele, suéltame, por favor… - Se quejaba.

-No, hasta que le pidas disculpas a tu padre y vayas a hacer lo que te ha dicho. – Lo mire seria.

-Está bien, está bien. – Miro a su padre quién lo miraba de forma burlona y con una sonrisa de oreja a oreja, Luis rodó los ojos y suspiro para luego hablar: - Lo siento… - Hablo apenas audible.

- “Lo siento” ¿Qué? – Estiré más fuerte su oreja.

- Ay, Ay, Ay… - L-lo siento… Por… responderte de esa forma… - Rodó nuevamente los ojos.

-Buen chico. – Lo solté.

Cayo al suelo y comenzó a sobarse la oreja mientras se quejaba.

-Amor… ¿Por qué eres así? Deberías de estar de mí lado. – Hablo ahora colocándose de pie y mirándome medio suplicando.

-Te lo mereces, desobedeciste a tu padre. – Me cruce de brazos.

– Ahora esperaras aquí hasta que salga un vuelo a la manada y te podrás ir. – Hablo el Alpha.

Asentí con los ojos serrados, luego el Alpha me hizo una seña para que lo siguiera y así lo hice, luego de unos segundos siguiéndolo, siento como toman mi brazo y me dan la vuelta, para luego sentir como me besan.

Con los ojos abiertos puedo ver que es Luis quién lo hizo, correspondo por unos segundos y luego me aparto de él y sigo nuevamente al Alpha.

-Adiós, Luis. – Hice un además de despedida con mi mano.

Ahora seguía al Alpha con una sonrisa boba en el rostro, no giré para ver dónde se había ido Luis, pero no iba a girar y perder mi dignidad en este momento.

 

(…)

 

-Hola, buenos días… - Salude al hijo del Alpha quién apenas era un niño de doce años.

-Hola… - Respondió medio feliz.

- ¿Se encuentra tu madre? – Pregunte con una sonrisa.

-Claro, está en el despacho de mi padre. – Hablo un poco triste por la última palabra.

-Gracias pequeño… - Acaricié su cabello y luego fui al despacho donde se encontraba la Luna Samanta.

Camine por varios minutos hasta llegar al despacho, toque tres veces y no llego ningún aviso de que pudiera pasar, intente tocar otras tres veces, pero nada.

Asustada, entre rápidamente sintiendo mi miedo aumentar al ver a la Luna Samanta tirada en el piso, me apresure a recogerla y levantarla para luego salir, encontrándome en el camino al Alpha quién venía junto al hijo de la Luna, me miraron sorprendidos para después de unos segundos reaccionar e ir conmigo al hospital.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.