Porqué eres mía

Capítulo 18:

NARRA LUIS

Cuando levante a Arenea del suelo fui directamente a la manada para buscar un hospital y deje que Diego  resolviera las cosas con eso lobos lobos y vampiros ya muertos.

De solo pensar que esos asquerosos chupa sangre tocaron a Mi Luna me hace hervir la sangre, no puedo permitir que la vualvan a lastimar, esta es una de las razones por la cual no la quiero dejar ir y menos sola, moriría sin ella a mi lado.

Pero, lo que me pareció más extraño, fue que no siento el olor de mi padre por nnguna parte, eso significa que la a dejado sola todo este tiempo, ahora si verá de lo que es capaz su hijo.

Corrí lo más rápido que mis pies me permitian, pues estabamos en lo más profundo del bosque, dónde cualquiera puede perderse y entrar en teritorios de los vampiros.

Solo espero que no le haya sucedido nada a Mi Luna, estoy realmente preocupado, a pesar de que no tiene ninguna herida, pude sentir su miedo y en algunas ocasiones dolor, simplemete espero que este bien.

 

 

Cuando llegue a uno de los hospitales que encontre, rápidamente entre y cuando algunas enfermeras lograron reconocerme se apresuraron a atender a Mi Luna.

Me dirigieron a una habitación también que la dejaa en una camilla y así lo hice, luego me pidieron que salga de la habitación, al principio me negue, pero su insistencia me aturdia por lo que termine haciendoles caso y saliendo de la habitación.

Me senté en uno de los asientos que había en el pasillo y "pasientemente" espere con los brazos crusados, tiré mi cabeza asía atrás mientras bufaba, es relamente estresante esperar, quiero tener cerca a Arenea, ella es la única que a logrado tranquilizarme y tratado de entenderme, ella es realmente unica aún no entiendo como logro escapar de cuatro vampiros y dos lobos que no tengo idea de quienes eran, pero se veía que la estaban protegiendo y aun así no me dan confianza, de hecho, ningún hombre que no tenga a su mate no me da confianza cuando esta cerca de Arenea, quién sabe cuales serán sus intenciones con Mi Luna.

Ninguna especie fuera del Consejo Licantropo y mis guerreros sabe que tengo mate, por lo nadie sabe aun quién es Arenea, ash, la presentación de Arenea, no sé por qué debo de presentarla frente a todo el mundo, ella es MÍA.

La puerta de la habitación de Arenea abriendose me distrajo de mis pensamientos, me levante rápidamente y me acerqué al doctor quién tenía su rostro totalmente relajado y detrás de él venían el resto de las enfermeras que hicieron un asentimiento de cabeza derigido asía a mí y luego se marcharon excepto en doctor.

-¿Mi Luna, está bien doctor? - Lo miré con preocupación.

-Así es Alpha, ella se encuentra bien, solo se desmayo por el cansancio y falta de comida, pero fuera de eso, todo está excelente. - Me da una pequeña sonrisa y luego se marcha.

-Muchas gracias. - Digo antes de que se marchara completamente.

No esperé su respuesta y entre a la habitación dónde se encontraba Arenea, al entrar la vi recostada en la cama aun dormida y conectada a unos aparatos, me partió el corazón al ver a Mi Luna en ese estado, me acerque lentamente a ella, tomé su mano y la entrelaze con la mia.

-De ahora en adelante, prometo no separarme de ti, te progere de todo y serás solo mia, Mi Luna, Arenea. - Hablé en un susurro y colocandome de rodillas al lado de ella. - Eres todo para mí, no puedo permitir que te hagan daño, no de nuevo. - Me acerque a su rostro y deje un pequeño beso en su frente y le acaricie su cabello.

Me levante dejando otro beso y fui a cerrar la puerta, traje una de las sillas que estaban en el fondo de la habitación y la coloque al lado de Arenea para así, yo sentarme en esta, tomé nuevamente la mano de Arenea y bese dulcemente sus nudillos, me recoste por el respaldar de la silla y en unos minutos más, me quedé dormido tomado de la mano de Mi Luna.

 

(...)

 

NARRA ARENEA

 

Desperte lentamente gracias a un tipído que sonaba constantemente y hasta llegaba a irritarme, pero al abrir los ojos inmediatamente los volví a cerrar al resivir el brillo intenso de las paredes blancas, cerré fuertemente y poco a poco las fui abriendo a medida que me aconstumbraba a la luz.

Miré a mi izquierda que daba directo a una ventana por dónde entraba la luz del sol dandose a ver que recien está amaneciendo, de pronto sentí como sostenían mi mano derecha en un fuerte agarre, giré mi cabeza para ver de quién se trataba, Luis, dormia tan placidamente en esa silla que se ve realmente incómoda, ¿Cómo es qué está aquí?, deje esa pregunta de lado y me dispuse a sentarme en la camilla y, como por arte de magia, al tratar de sentarme Luis despierta repentinamente.

-¡Arenea! ¡Por fin despiertas! Me tenías muy preocupado. - Se levanto a abrasarme fuertemente, pero sin llegar a aplastarme.

-¿Cómo llegué aquí? - Pregunte una vez se separo completamente de mí.

-Yo te traje. - Lo miré con mucha duda.

-¿Cómo? ¿De dónde me has traído? ¿Quién te dijo dónde estaba? ¿Aquellos guardias siguen vivos? Por qué la verdad me daría mucha pena que hayan muerto y todo sería mi culpa por haberlos metido en territorio de vampiros. - Hablé rápidamente.

-¿Entraste a territorios de esos vampiros? ¿Cuáles guardias? - Cuestionó mirandome.

-Respóndeme primero tú, - La miré seria.

-Bien, como sabes, gracias a nuestra conección puedo sentir todo lo que sientes y como estabas sintiendo miedo y dolor en algunos momentos fui a buscarte y te encontré desmallada en el suelo con dos lobos protegiendote y cuatro vampiros alrededor de ustedes, maté a los vampiros y te traje a ti a este hospital, ahora respóndeme tú... ¿Cómo llegaron a territorio de esos vampiros? ¿Por qué mi padre no está y no estuvo contigo? ¿Quiénes son esos dos lobos? y lo que más me interesa, ¿Cómo lograste escapar de esos vampiros? - Me miro expectante.




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