Adriana
Dos días, dos malditos días han pasado desde la muerte de mi madre. Ya hasta fue su entierro.
El entierro fue una mierda. Se preguntaran ¿Por qué?
Pues aparecieron los padres abnegados y comenzaron a llorar encima del cajón. Ya saben, todo ese estupido show.
¿Por qué carajos la gente se acerca cuando ya estan muertos?
Yo no sentì ni la más minima compasión por esa gente. Los hice mierda en un ratito y los eche del cementerio.
No quería verlos y sus lagrimás de cocodrilo no me convencian.
Yo le dije claramente a mi abuela que mi madre estaba mal. Ella dijo puras idioteces nomas. Así que ya no tendría razón de que llorara como una estupida.
Pero bueno, ahora estoy en frente de una casa muy lujosa, se ve muy grande desde afuera, supongo que por dentro es muy linda.
Gerardo baja del auto y yo hago lo mismo, entramos juntos a su casa, perdón, a su mansión. Es 30 veces mas grande que la mía.
Lo primero que veo al entrar a la sala, son unos muebles divinos, de color cafe, unas pinturas, cuadros y muchos objetos de valor. Nos plantamos frente a un señora muy bonita.
Es de ojos azules y cabello rojizo, sé que tiene unos 35 años, pero se ve mucho mas joven, esta muy bien conservada. A su lado se encuentra un niño de 10 años, cabello castaño y ojos verdes. Es guapo el chibolo.
-Hola Adriana, soy Cielo-me extiende la mano, pero yo no la saludo-Soy la esposa de tu papá y el mi hijo Cristian, tu hermano-dice mirando al niño.
-¿Donde esta mi habitación?-pregunto obviando lo que acaba de decir esa mujer. Realmente lo que menos quiero ahora es conocerla, no me interesa en lo más minimo, para mí toda esta familia es una mierda y eso no va a cambiar.
-Roberta te llevara-contesta Cielo muy desconcertada. De seguro creyo que le daria un beso en la mejilla y seriamos las mejores amigas del mundo, pues se equivoco.
Una joven de unos 18 años se acerca, me ayuda con mis maletas y me llevaba a mi habitación. No sin antes escuchar la queja de Cielo.
-Esa niña es muy maleducada-le masculla entre dientes a Gerardo intentanto que yo no escuche. Pero sí escuche. Sin embargo, ya no le digo nada.
-Señorita, esta es su habitación-observo minusiosamente.
Es de color rosa, parece habitación de una princesa, todo mierda es rosa, el armario es rosa, las sabanas son rosas, las paredes son rosas.
Pero ¿Que mierda?
Se nota a distancia que ese señor no me conoce ni tantito.
El rosa es el color que más odio, prefiero el negro.
Nos adentramos a la habitación y yo me tiro en mi nueva cama, es rosa, eso no me gusta, pero es suave y eso si me gusta.
-Voy a acomodar su ropa, señorita-dice la sirvienta.
-No me digas "Señorita", solo dime Adriana-pido y la chica sonrie.
-Okey Adriana-responde y ahora yo sonrio. Ella empieza a acomodar la ropa y me levanto de la cama.
-Yo te ayudo
-No Adriana-se niega rotundamente-Ese es mi trabajo-afirma.
-Eso no importa, yo te voy a ayudar, sino me aburro en esta casa-ella sonrie y al final me deja ayudarle.
Terminamos de acomodar la ropa, y me siento en la cama escaneando nuevamente la habitación
Es espacioso, lastima que sea rosa, odio ese maldito color.
-Este cuarto es muy grande, es mucho espacio, no se ni como llenarlo-comento.
-Por eso ni te preocupes, su papá va a llenar de muchas cosas esta habitación.
-No quiero nada de ese señor-contesto seria.
-No te llevas bien con tu papá ¿Verdad?-pregunta expectante.
-Ese hombre no es mi padre, él me abandono hace 16 años, así que simplemente voy a vivir con él porque mi madre hizo que se lo prometiera-Narro sin darle importancia y ella hace un gesto de compasión.
-Me entere que tu mamá ha muerto, en serio lo siento-dice Roberta y yo sonrio.
-Si-suelto un suspiro-Pero, prefiero no pensar en eso.....más bien quiero que me lleves a conocer el barrio-pido y Roberta comienza a reir. No entiendo que chiste dije para que se ria así.
-¿De qué te ries?-pregunto algo desconcertada.
-Lo siento-se disculpa-Es que me da gracia la forma en la que hablas-Comenta y sigo sin entender.
-¿Qué tiene mi forma de hablar?
-En el mundo de ricos no se utiliza la palabra "Barrio"-reponde en un tono de burla.
-Ahh bueno, así hablo yo y a quien le guste bien, sino que se aguante-aclaro.
-Si, tienes razón-afirma sintiendo un poco de verguenza.
-Y ¿Cuantos años tienes?-Cambio el tema.
-18.....
-Yo tengo 16....Oye me llevas a conocer el barrio o la calle o como se llama-ella asiente sonriente.
Salimos de la mansión a toda prisa. Obviamente las casas son excepcionales, grandes, sutiles y magnificamente preciosas. Y yo que sigo hablando como siempre, es más que claro que estas ni son casas, son lujosas mansiones.
-En esa casa-señala Roberta la casa de al frente porque se dio cuenta que no le quitaba las vista de encima-Vive la familia "Guerra", son muy amigos de tu padre-Comenta y yo solo asiento.
Seguimos el trayecto hacia la derecha de la carretera. Al parecer por esta calle no pasan muchos autos, hasta ahora solo ha pasado uno y se ha estacionado en una mansión mas adelante.
Encontramos muchas más casas hermosas en el camino, y despues de una cuadra, nos topamos con un parque hermoso.
No es grande, pero si es lindo, además la fuente que tiene en el centro lo hace lucir más sútil.
-Te importa si te dejo sola unos segundos-dice Roberta y a mì me toma por sorpresa-Es que ese chico me esta esperando-señala a un joven de unos 19 o 20 años que esta sentado en una banca.
-¿Quien es él?-pregunto bastante inquieta.
-Es mi novio-suelta-pero no puedes decirle a nadie-recalca.
-¿Por qué?-inquiero.
-Depues te cuento la historia completa, ahora por favor esperame aquí-Pide y yo asiento. Despues de todo no soy tan curiosa. O bueno, si lo soy, pero tampoco para exagerar.